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La Diabetes es una enfermedad muy antigua que fue descrita en el año 500 D.C. como un mal en el que los pacientes orinaban mucho y de manera consecutiva; éste además, se explicaba como la eliminación de tejidos y grasas a través de la orina. A varios cientos de años de su detección los esfuerzos de prevención parecen no rendir frutos puesto que cada día aumentan los afectados, ya que aproximadamente el 10% de la población mexicana y más de 140 millones de personas en el mundo padecen esta enfermedad.
El elevado porcentaje de afectados se debe no solo a causas hereditarias, sino también a factores etnológicos, por ejemplo, ¿sabía usted que los mexicanos estamos expuestos a esta enfermedad? ¿La razón? Desde genes propios de nuestra raza, hasta factores como el tipo de alimentación y estilo de vida (donde la obesidad y el sedentarismo juegan un papel preponderante).
Cuando una persona presenta Diabetes, se daña una parte sumamente importante del proceso metabólico. En la persona afectada, el azúcar que no se procesa de manera adecuada, se acumula en el torrente sanguíneo y en los tejidos del cuerpo, derramándose en la orina. Los riñones trabajan de manera continua para desechar el exceso de azúcar.
Estos extraen el agua del sistema, ocasionando una sed insaciable, hasta la deshidratación. Como el cuerpo necesita energía para vivir y los alimentos normales no la proporcionan, el cuerpo comienza a consumirse solo.
Pero para comprender mejor este padecimiento, es importante establecer las diferencias entre la Diabetes Tipo I y Diabetes Tipo II. La Tipo I es la llamada juvenil o dependiente de la insulina y representa aproximadamente el 30% de todos los diabéticos. En este tipo de enfermedad, el páncreas se rompe y deja de producir insulina (fundamental para el procesamiento de la glucosa), por ello el paciente tiene que recibir de manera externa esta sustancia. El Tipo II, que se inicia en la madurez, es la que se conoce como adulta o de resistencia a la insulina. En este caso y aun existiendo producción de insulina, la glucosa que se genera no logra introducirse de manera adecuada en las células, provocando con ello que se acumule el azúcar en la sangre.
Con la resistencia a la insulina, además de la falta de producción de energía, se forman peligrosas sustancias derivadas del metabolismo graso, conocidas como quetona y acetona, que actúan como un veneno en el sistema cuando se producen en grandes cantidades. Además, se acumulan en el torrente sanguíneo, se vacían en la orina y conforme el diabético es incapaz de manejar el creciente nivel de quetona, se establece la acidosis. A este le sigue el coma y después la muerte.
Sin embargo y por fortuna, la Diabetes es poo completo controlable gracias a los tratamientos con que se cuenta hoy día, pero además, aunado a las terapias base, los pacientes con Diabetes pueden mejorar su calidad de vida cuando llevan una alimentación balanceada que incluya suplementos alimenticios elaborados especialmente para pacientes con Diabetes.
A este respecto y producto de la investigación mexicana, se cuenta con Diabion, un suplemento que contiene las cantidades necesarias de vitamina y minerales para este paciente, porque por sus componentes detiene y retrasa las complicaciones propias de la enfermedad (como son problemas de la vista, del pie y padecimientos cardiovasculares), ocasionando con ello una gran mejoría en el enfermo. Por supuesto, no hay que olvidar que la Diabetes reclama un tratamiento especializado a base de medicamentos, además de un manejo dietético e higiénico.
Recuerde que una vez que se ha desatado la enfermedad, los síntomas clásicos son orina frecuente y copiosa, sed anormal y hambre, entre otros. Sin embargo, los principios de esta afección no presentan síntomas aparentes, por lo que la mayoría de los casos son detectados cuando la Diabetes está muy avanzada (momento en el cual ya es irreversible). De ahí la importancia de medirse el nivel de glucosa de manera regular a partir de los 30 años de edad.
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