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- El paciente debe estar consciente de qué es su enfermedad e informarse.
- Hoy día el tratamiento no solo busca que la enfermedad mejore, sino que el paciente se sienta bien, lo que se resume en que haya un equilibrio biopsicosocial de la persona.
México, D.F., a 6 de julio de 2011.- La psoriasis es una enfermedad que se consideraba hasta hace poco, una enfermedad de la piel, y como tal se atendía, sin ver otro aspecto. Hoy día, eso ha cambiado pues como dice el Dr. Fermín Jurado, Director del Centro Dermatológico “Dr. Ladislao de la Pascua”: Anteriormente se le consideraba la enfermedad de los sanos, porque se pensaba que sólo afectaba la piel y no había relación con otros órganos o enfermedades; también se creía que no afectaba a los niños ni la cara. Actualmente sabemos que puede afectar cualquier región del cuerpo, incluso la cara y presentarse en la población infantil, por lo anterior se le refiere como una enfermedad que ha roto paradigmas.
Todo este arsenal de información que se ha podido obtener gracias a diversos estudios, es de gran beneficio para los pacientes, ya que ahora el tratamiento ha dejado de ser sólo dermatológico para ser integral: cuando recibimos a un paciente y se le diagnostica psoriasis, se le debe revisar en su totalidad, porque ahora sabemos que ésta enfermedad es un marcador para diagnosticar de manera oportuna otros padecimientos, debido a que las personas con psoriasis casi siempre tienen sobrepeso y, como consecuencia, mayor riesgo de presentar diabetes, colesterol y triglicéridos elevados, hipertensión arterial, infartos cardiacos y enfermedad vascular cerebral. Algo que antes desconocíamos y que ahora tomamos en cuenta para tratar de manera más completa este padecimiento”, agregó el Dr. Jurado.
Sin embargo, es importante considerar que el tratamiento de la psoriasis, como en cualquier otra enfermedad, no sólo es responsabilidad del médico. El paciente también debe comprometerse: debe enfrentar su enfermedad, no sólo enfocarse en verse bien para sentirse bien, sino que tiene que atender su mal, al igual que el médico, de manera integral, esto es, tiene que vigilar otras enfermedades asociadas a la psoriasis y que pueden poner en riesgo su vida, comentó el galeno.
“La primera regla para el paciente es que debe aprender a reconocer su enfermedad. Por ejemplo, que la psoriasis comienza con manchas rojas, que se pueden cubrir con escamas blancas. Que afecta sobre todo el “cuero cabelludo”, codos, rodillas, espalda baja y zona del ombligo. Cuando se presenta en las palmas, se engrosan, se ponen duras y aparecen pequeñas fisuras que imposibilitan o dificultan el movimiento, así como el desarrollo de actividades manuales. El daño en las uñas se manifiesta con pequeños hoyuelos, despegamiento en su parte distal, cambian de color, se tornan amarillas, engrosan y comienzan a desmoronarse. A que viene todo eso, a que hay que reconocer la enfermedad para evitar caer con charlatanes. Muchos confunden estos síntomas con hongos y pueden pasar varios años con tratamientos que no van conseguir la mejoría. Por ello, recomendamos a los pacientes que se involucren en su enfermedad y, principalmente, que acudan con médicos especialistas, que en este caso es el médico dermatólogo para un correcto diagnóstico”, enfatizó el Dr. Jurado.
Lo anterior viene al tema del exceso de información que se puede obtener de Internet, donde abundan remedios que lejos de ofrecer una cura, sólo la empeoran, provocando en el paciente mayor desesperación y una expectativa muy negativa de su enfermedad: Hay que tener mucho cuidado con esto. Hay sitios de Internet muy buenos, pero la mayoría sólo lucran con la enfermedad ofreciendo tratamientos milagrosos que suelen agravar la situación. Esto me lleva a hablar de la automedicación. Podemos señalar que el 100 por ciento de los pacientes que llegan a este hospital, ya utilizó diferentes opciones terapéuticas. Aquellas que les recomendó alguien, como la llamada auto-hemoterapia, que consiste en extraerles sangre y se las vuelven a inyectar. El gran problema es que al sacar la sangre, las células se pueden deformar y al inyectarlas nuevamente, el organismo las reconozca como extrañas y se desencadene un cuadro muy grave como una anemia hemolítica autoinmune, que puede llevar a la muerte. Por ello, el paciente debe estar consciente de qué es su enfermedad, informarse –no importa el medio- y consultarlo con su médico, el especialista debe ser, ante todo, el guía en el manejo de su mal”, enfatizó el galeno.
Además del compromiso del paciente para conocer sobre su enfermedad, se recomienda involucrar a la familia, pues juega un papel muy importante en el equilibrio psicológico del afectado: En la psoriasis hablamos del tratamiento integral, lo cual implica el equilibrio en cuanto a la parte orgánica y la parte psicológica. Todas aquellas enfermedades que afectan el cómo nos vemos, también afectan el cómo nos sentimos. Es una enfermedad que hace que el paciente se vuelva introvertido o que las personas que no saben que es la psoriasis lo rechacen, lo que puede provocar que pierda oportunidades laborales, y esto a su vez, alterar aún más su esfera psicológica. Sabemos que incluso algunos pacientes pueden llegar a presentar tendencias suicidas”, agrega el dermatólogo.
Por ello es que se recomienda incluir a la familia desde el inicio de la enfermedad. Incluso, invitar al papá, mamá, hermanos o pareja a la consulta para que conozca todo acerca del padecimiento, pues se trata de enfrentar y afrontar esta situación en familia, a favor de todos y cada uno de sus miembros.
“Si bien antes se decía que la relación profesional era entre médico y paciente, actualmente hablamos de un trinomio formado por médico, paciente y familia. Si la familia no entiende la enfermedad, el paciente se siente abandonado. De igual manera si el paciente no quiere decirle a su familia, se auto segrega. Es donde el médico debe involucrarse aún más para educarlos sobre la enfermedad, como se manifiesta, cuales son las medidas e incluso hablarles sobre los cambios en el estilo de vida que será necesario hacer, para que todos tengan una responsabilidad, adquieran un compromiso y sean un impulsor para que el paciente tenga una mejor adherencia al tratamiento”, comentó el Dr. Jurado.
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