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Convierte al SMD en
una enfermedad crónica en pacientes de riesgo intermedio y alto cuya
expectativa de vida antes era mínima
La frecuencia del Síndrome
Mielodisplásico o mielodisplasia ha aumentado en los últimos
años, “estas enfermedades son raras en personas menores
de 40 años, es decir 2-3 personas la padecen por cada 100 mil , pero
pasando los 60 -70 años ha aumentado su frecuencia, es decir de 20
-50 personas la padecen por cada 100 mil“ mencionó el Dr. Guillermo García
Manero, Director de la clínica de Síndromes Mielodisplásicos del
Hospital MD Anderson de Houston, Texas.
De acuerdo al tipo de riesgo,
otorgado por el número de manifestaciones y alteraciones citogenéticas, los
pacientes se dividen en bajo, intermedio y alto riesgo.
Hoy en día los pacientes de este padecimiento pueden tener una esperanza devida
con Vidaza ya que es el primer medicamente que aumenta la supervivencia hasta
en un 50% Es decir, después de buscar por años, hoy la enfermedad se ha
vuelto crónica, “hemos detectado un grupo de pacientes que con tratamiento
mantenido logran una supervivencia hasta de seis años, estamos hablando del 20%
de los pacientes de alto riesgo”.
La enfermedad está asociada, en su
mayoría, con el envejecimiento; hace una década, la gente moría por
enfermedades relacionadas con el corazón, hoy el proceso de envejecimiento
tiene otras prevalencias como las enfermedades hematológicas.
Esta enfermedad, es un
tipo de patología que durante muchos años se consideraba como un proceso
preleucémico, es decir que provocaba leucemia mieloide aguda. Sin embargo en
los últimos 10 años la medicina ha vivido una revolución en cuanto al
entendimiento del padecimiento, hoy en día se sabe que sólo del 10 a 15% de los
pacientes que lo padecen desarrollan leucemia.
“El Síndrome Mielodisplásico es una
enfermedad un poco complicada porque tiene manifestaciones muy heterogéneas, a
nivel molecular se ha estudiado mucho lo que nos permite utilizar ese tipo de
información para caracterizar el riesgo del paciente. Alto riesgo o bajo
riesgo”, mencionó el especialista. Los principales factores de
riesgo para desarrollarla son envejecimiento, exposición a sustancias toxicas
(pesticidas, empresa petrolífica o petroquímica y fertilizantes)
además pacientes que han sido expuestos a quimioterapia por
otro tipo de cáncer.
El problema de este Síndrome empieza
desde el diagnóstico, además de que no existen registros de la enfermedad en la
mayoría de los países, “los síntomas muchas veces se confunden con malestares
por la edad, los más comunes son la anemia y debilidad”, además que
muchos pacientes tienen otros problemas médicos, por ejemplo del corazón o endocrinológicos,
y esto complica un poco el diagnóstico.
Por lo tanto, es de suma
importancia, aseguró el especialista que el doctor mandé hacer análisis de
sangre en el que comúnmente, se va encontrar un poco de anemia y las plaquetas
por debajo de su nivel, así como de las células blancas “hace 10 años el médico
de cabecera no le prestaría mucha atención y sólo intentaría dar vitaminas”.
Hoy por hoy, “vemos que hay un
cambio muy drástico en los médicos, principalmente los hematólogos, quienes,
eventualmente realizan un aspirado o una biopsia de médula ósea para definir el
mejor diagnóstico y por ende el tratamiento”, mencionó el Dr. García.
En cuanto a tratamientos el
transplante de médula ósea es el que ofrece mayores expectativas, sin embargo,
tiene limitaciones lo que reduce el número de pacientes candidatos al
transplante, para llevarlo a efecto el paciente debe contar con un
estado físico estable, esto es “pacientes que cuenten con un estado físico lo
más estable posible, lejos de cardiopatías, diabetes y otros factores como
edad, nivel de riesgo, compatibilidad, entre otros”, aseguró.
Hay varios tipos de tratamiento,
pero destacan los medicamentos hipometilantes que son drogas que facilitan que
las células se desarrollen de manera normal. Uno de los
medicamentos que entran en este tipo de droga es Vidaza o azacitidina, que es
el primer medicamento que la FDA aprueba para su uso en Síndrome
Mielodisplásico de riesgo intermedio y alto.
Vidaza permite que la médula ósea
produzca células sanguíneas sanas. Como resultado, su recuento de células puede
comenzar a subir. De igual forma, como los pacientes requieren de transfusiones
de sangre, este medicamento puede disminuir la necesidad de transfusiones. Eso
significa que el paciente puede sentirse menos cansado y con menos
episodios de fiebre e infecciones.
Esta medicina es bien tolerada y
convierte al SMD en una enfermedad crónica en pacientes de riesgo intermedio y
alto cuya expectativa de vida antes era mínima. Con Vidaza
la expectativa de vida de estos pacientes se duplica
“para quien lo padece es una revolución, pasar de tratamientos súper agresivos
donde el objetivo era la cura: con quimioterapias muy fuertes, transplantes de
medula ósea a tratamientos mucho menos tóxicos, donde el
objetivo es controlar la enfermedad a largo plazo”.
“Este tipo de compuesto ha
demostrado dos cosas: doblar la supervivencia y una mejoría en
cuanto a calidad de vida, y esto es fundamental “, concluyó.
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