Los hombres que hieren sistemáticamente a las mujeres
Roberto Navarro
Editorial PAX
La paradoja del misógino es que al comenzar una relación sentimental es el hombre más encantador del mundo: le obsequia flores, la lleva a los mejores restaurantes, le abre la portezuela del auto, pero cuando la relación se consuma (viven en pareja), la dulce oveja se convierte en lobo.
El perfil del clásico misógino se puede apreciar en la película “Durmiendo con el enemigo”, protagonizada por Julia Roberts y Patrick Bergin quien además padece el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), pues acostumbra dejar colgadas las toallas del baño de una forma especial y alinear perfectamente las latas de conserva. Así mismo, acostumbra escuchar obsesivamente la “Sinfonía Fantástica” de Héctor Berlioz, golpear y violar a su esposa.
La psicoterapeuta Susan Forward comenta que “el misógino es un hombre atrapado en el conflicto entre su necesidad del amor de una mujer y el profundo temor que ella le inspira”.
Por su parte, Roberto Navarro, escribe que cuando las madres consentidoras hacen sentir a sus hijos que son lo máximo, no les dan seguridad interna, y al llegar a la adolescencia adoptan una masculinidad agresiva-derivada de la televisión y los ejemplos de sus amigos. Sus madres y algunas de sus amigas se desviven por ellos y solapan su egoísmo. Así es el machismo-narcicismo (y su contraparte: la sumisión resentida de las mujeres).
En el capítulo: “La familia de los narcisistas” Navarro enfatiza que “el joven narcisista y machista tiene que convencer a su novia de que sea suya y de nadie más. Al principio le da la sensación de que él es diferente a los demás y la va a proteger. Trata de apoyarla y complacerla en todo lo que puede. También la ayuda a salir de su casa. Después se vuelve celoso: le reclama si la encuentra platicando con un amigo, porque ella le pertenece de una forma exclusiva”.
Navarro hace una observación muy importante: “Los patrones de pensamiento de las personas narcisistas son particularmente autodestructivos y carentes de lógica emocional sana. Se sienten mal y fracasan de dos maneras: 1. Viéndose a sí mismos como seres indefensos, porque esto los lleva a la depresión, y 2. Creyendo que son superiores a los demás por orgullo narcisista, lo que genera mentiras, violencia, prepotencia y una audacia que a veces pone en riesgo su vida; considera que las demás personas son meros objetos (…) Los narcisistas mexicanos (hombres y mujeres) se identifican con algunas partes de ellos mismos, como su sexualidad sádica, sus músculos, su bello rostro, su cuerpo atractivo o su inteligencia fría y manipuladora. La ternura, el apego y el corazón salen sobrando. A partir de algunos fragmentos de sí mismos, construyen un ego ilusorio, rodeado de máscaras sociales, que confunden con la realidad de sí mismos. Una parte de ellos acusa a la otra, pero nunca se ponen de acuerdo; desperdician sus energías en las luchas internas interminables. Buscan por fuera halagos y aplausos, porque no encuentran dentro de sí la medida de su propio valor, ni el sentido de su existencia”.