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Por Héctor Medina Varalta
Sí, usted leyó bien el encabezado de este artículo... ¡Usted es un genio! No es ninguna teoría o mera suposición. Si no lo cree, continúe con la lectura. Algunas personas consideran que la mayoría de los hombres y mujeres célebres han sobresalido a su genialidad, y que ésta es un don especial sólo reservado para algunos. Sin embargo, todos la tenemos y podemos enriquecer nuestra vida y darle un sentido más profundo.
Pensar es crear
Se ha dicho que pensar es crear; y es una gran verdad. Todo lo que existe en el universo, antes de ser manifestado, primero se gestó en la Mente Infinita de Dios. De igual manera, el hombre, hecho a imagen y semejanza de Él, tiene la facultad de crear lo bueno o malo que piensa. Si usted es un hombre o mujer de éxito comprenderá mis palabras, pero si su vida es gobernada por el infortunio sin saber por qué, le tengo buenas noticias: su situación actual puede mejorar, todo depende de usted y de su manera de pensar.
Descubra el secreto de la lámpara maravillosa
Voy a compartir con usted un secreto celosamente guardado durante muchos siglos en un cuento clásico que de seguro conoce: Aladino y la lámpara maravillosa- me refiero a la versión original de Las mil y una noches, no a la película que distorsiona el tema-. Para esto, citaré las partes más importantes del cuento, pues la brevedad del espacio no me permite citarlo completo. Bien. Aladino es un muchacho ingenuo, esto quiere decir que no se tenga una fe sencilla, sólo habrá desconfianza, y que a base de ésta nada es posible realizar. El mago africano, simboliza al egoísmo. Por esto, éste se vale de Aladino, cuya ingenuidad y sencillez le hacen digno de poner la mano en el ambicionado tesoro. Alejarse de la ciudad, significa que sólo lejos del bullicio, en el silencio, es donde se toma contacto con el poder. El descenso al subterráneo, simboliza que es preciso internarse en sí mismo, pues “allí” es donde la lámpara simbólica se encuentra.
Las tentaciones
El mago le dice a Aladino que tendrá que atravesar tres salas y un jardín; que en ellas existen tesoros maravillosos y no debe ni siquiera tocarlos. Esto quiere decir, que si se desea el poder (la lámpara) no debe detenerse con las riquezas, pues será detenido por ellas. Ejemplificando un poco, es algo así, como si un niño desea ser músico y en vez de ir a su clase se hace la pinta, entreteniéndose en el parque, cine, juegos o cualquier otra diversión.
Venciendo las tentaciones
El mago menciona que al cruzar el jardín, Aladino verá una escalera, por la cual se asciende a una terraza en la que se encuentra un nicho y en ese lugar, la lámpara maravillosa ardiendo; hizo hincapié en que apagara el fuego, derramara el aceite en el suelo y se guardara la lámpara en el pecho. Esto significa, que una vez pasada la tentación, Aladino se elevaría a un estado superior de conciencia. Ahora mencionaré la parte más bella del cuento: la lámpara maravillosa no es otra cosa que la mente del hombre; frotarla, representa que hay que acariciar con la acción aquello que se anhela; por ultimo, el genio simboliza a la fuerza creadora del pensamiento.
Piense y hágase rico
Napoleón Hill, autor del best seller, Piense y hágase rico, menciona a todo un desfile de personajes célebres que llegaron a la cima del éxito: Henry Ford, John D. Rockefeller, Thomas Alva Edison, Alexander Graham Bell, Charles Chaplin, entre otros. Hill asegura que estas renombradas personalidades usaron tres ingredientes básicos para llegar al éxito: fe, perseverancia y un ardiente deseo de lograr su objetivo.
Ejemplos de superación personal
Tal vez, a más de uno, las circunstancias de la vida y el desconocimiento de su potencial interno le hacen ver muy lejanos sus sueños. Si esto le sucede, refuerce su fe con estos ejemplos de superación personal: Helen Séller poco después de nacer se quedó sorda, ciega y muda. Pero a pesar de esa desgracia su nombre a sido escrito en las páginas inmortales de la historia. Toda su vida fue una demostración tangible de que nadie es derrotado hasta que la derrota se acepta como una realidad; Demóstenes, el gran tribuno griego del siglo V antes de nuestra era, para dominar un defecto en la garganta que le hacía tartamudear, todas las tardes acudía a la orilla del mar y se ponía piedrecillas en la boca, desafiando con su voz el ruido de las olas, hasta que consiguió tal dominio en el habla que se convirtió en el orador más aclamado de su tiempo; Sócrates no fue muy agraciado por la naturaleza, pero su figura jorobada era rodeada por los atenienses, esos apuestos hombres que rendían culto a la belleza, quienes escuchaban embelesados sus enseñanzas; Beethoven era sordo, y Milton ciego, pero sus nombres perdurarán mientras el mundo exista porque soñaron y convirtieron sus sueños en realidad.
La vida da lo que uno le pide
En el libro antes mencionado, Hill recopiló un poema de un autor desconocido, cuyas palabras están llenas de una gran verdad universal: “Pacté con la Vida por un penique, y la vida no pagó más. Sin embargo, mendigué por la noche cuando conté mi parco acopio. Pues la Vida no es más que patrón que da lo que se le pide, pero una vez que se fija el salario, ¡oh!, es preciso seguir adelante con el trabajo. Trabajé por el jornal de un lacayo, sólo para aprender acongojado, que cualquier jornal que hubiese pedido a la Vida, ella me lo hubiese dado”. ¿Qué le parece esta gran verdad? ¡Estremecedora! ¿No es así?
La facultad creadora
Según se cuenta, cierta vez una mujer se dirigió hacia el famoso violinista Fritz Kreisler cuando éste terminó un concierto: “Señor Kreiler, daría mi vida por tocar como usted”. El músico contestó: “Pero, si eso es lo que yo he dado”. Para obtener lo que anhelamos es preciso hacer lo mismo. Dar la vida significa entregarse a un ideal en cuerpo y alma, sin dejarnos abatir por la fatiga, el temor, y si caemos hay que volverse a levantar e intentarlo de nuevo. Helen Keller escribió al respecto: “Dejar que una resolución o un impulso generoso se disipen sin obtener resultados, es peor que haber perdido una oportunidad; en realidad, obrando así retardamos la realización de futuros propósitos”.
La tribulación de Job
Pensar positivamente o negativamente hace al hombre un genio, pues crea todo lo que siembra en su mente. Casi todos conocemos la tribulación del justo Job: “Porque el temor que esperaba ha venido y me ha acontecido lo que yo más temía (Job 3:25)”. A Job le sucedió lo que acarició con su mente, pero Dios se compadeció de él: “Adórnate de majestad y de alteza, y vístete de honra y de hermosura (Job 40:10)”. Esto quiere decir, cambia tus pensamientos negativos por pensamientos positivos. Al respecto, John Milton escribió: “La mente es lo que hace que uno haga de la Tierra un cielo o un infierno”.
Conclusión
Tal vez usted tiene un proyecto que años atrás guardó en el archivo de su mente. Si es así, búsquelo y confíe en Dios; y si no cree en usted mismo, haga como que cree, dése a la tarea de ver convertido su sueño en realidad y la ayuda llegará. Hill escribe: “Si usted persevera en su ideal y aparentemente no encuentra quien lo auxilie, la ayuda puede venir de fuentes que antes parecían no existir. Recuerde también este dicho popular: “Ayúdate, que yo te ayudaré”. Si usted persevera, tarde o temprano me concederá la razón. Cuando esto suceda, de seguro dirá: “Lo que leí en ese artículo es verdad... ¡soy un genio!
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