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Viernes 18 de noviembre del 2011. El cuarteto de cuerdas Janáček, proveniente de República Checa, en colaboración con el clarinetista mexicano Luis Humberto Ramos, llenaron de música y melancolía el Palacio Municipal de la capital moreliana en el Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez.
En una noche de viernes muy especialmente acompañada por el frío, el Palacio Municipal deslumbró a los asistentes con su decoración por medio de suntuosos arreglos florales colocados en las escaleras del recinto y colgantes de vidrio transparente en forma de gotas de agua que hacían parecer una lluvia que no mojaría a ninguno, aún más espectacular fueron las luces seleccionadas en color azul, rojo y amarillas que después de iniciar el concierto se entremezclaron con la música en una comunión celeste músico-visual.
El Cuarteto Janáček ya tiene una larga trayectoria y una experiencia que está fundamentada en el pensamiento musical del compositor por el que adoptaron este nombre como cuarteto de cuerdas; incluso ahora dicen que “dos de los miembros originales que tuvieron contacto con Janáceck siguen vivos, y les comentan mucho de la percepción que él tenía de la música”, esto es lo que los guía y motiva en su interpretación de la música.
En esta ocasión además de presentar la música de su compatriota, también trabajaron en colaboración con el clarinetista Luis Humberto Ramos, quien tiene estudios en el Conservatorio Nacional de Música y en la Academia de Música de Viena. Cinco grandes de su instrumento presentándose para el Festival de Música.
Dando inicio al concierto con una obra por demás especial no sólo en esta noche, sino en el repertorio de cualquier Cuarteto de Cuerdas. Se trata del Cuarteto de Cuerdas No. 8, Op. 110 del compositor Dimitri Shostakovich, quien pertenece al siglo XX y su música se caracteriza por incluir elementos grotescos en contraste con agudos. Este cuarteto fue dedicado a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial; como obra de un compositor ruso que se vio fuertemente enlazado en los sucesos del holocausto.
El inicio de esta obra es con el Largo, que se realiza por medio de notas graves que dan profundidad a la obra y comienzan a trazar el contexto triste y misterioso de una situación trágica como la que se vivió en este periodo; para pasar súbitamente al Allegro Molto en el que se deja sentir la desesperación de las armonías en la ejecución veloz; después entra al Allegreto donde se continúa con una desesperación más serena, hasta con un toque de danza por el ritmo y el compás que maneja. Después va al Largo, donde el violín primero se queda en una nota sostenida con el arco, mientras que los demás instrumentos entablan una conversación sin melodía y para pasar posteriormente a un tutti, casi para finalizar interviene una melodía dulce realizada con el violoncello, contrastada nuevamente con las rupturas de melodía; finalmente pasa al Largo donde se llega a un estado de calma ante la tempestad y le imprime a la obra un final de una profunda desolación envolviendo en tristeza los últimos sonidos de la misma.
En el caso de la interpretación del Cuarteto de Cuerdas No. 2 “Cartas Intimas” del compositor Leoš Janáček, se trató de una obra impregnada de romanticismo en las melodías acompañadas por armonías contemporáneas que consiguen una gran expresión lírica en un lenguaje que se aparta tanto de la tradición clásico-romántica como de la vanguardia musical de su época. Destacando claramente el amor que quiso profesar a una mujer que estaba casada y que se convirtió en su más grande anhelo, quizá por eso es que el instrumento de la Viola toma parte en este cuarteto de forma muy particular, ya que tiene una voz especial dentro del cuarteto y se encarga de dar los rasgos sonoros protagónicos.
Finalizaron el concierto con el Quinteto para Clarinete y cuerdas en Si menor Op. 115 de Johannes Brahms. Se sabe que es una de las obras más importantes del repertorio musical de cámara, pero sobre todo del repertorio que legó este compositor al público. El primer movimiento Allegro comienza con una melodía llevada por los violines, cuya función primordial es destacar la participación del clarinete y que incluso en algunos momentos nos recuerda los temas clásicos que manejaba el compositor Wolfgang Amadeus Mozart respecto a la exposición de los violines.
Con el segundo movimiento Adagio, se procedió a una significativa tranquilidad, que invita incluso a la meditación. El mismo abre con una melodía en el clarinete acompañado por un cruce de ritmos en las cuerdas, para después desarrollarlo en el transcurso del movimiento, para pasar al Andantino, donde el clarinete ostenta el tema principal, y el chelo y la viola le hacen contramelodías. Finalmente realiza el tema del último movimiento con algunas variaciones y se despide con tonos delicadamente contenidos y melancólicos.
Es de esta forma cómo el Cuarteto Janáček dio al público moreliano una noche melancólica, con la interpretación de tres compositores que no se limitaban en emociones y que además se complementaron con el lugar y su emotiva decoración.
Puedes consultar la programación completa en www.festivaldemorelia.com y al teléfono (443)3211635.
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