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Guadalajara, Jalisco. México siempre fiel. Con esta
frase Juan Pablo II saludó a nuestro país en cinco ocasiones, a lo largo de
casi 30 años de pontificado, y con estas mismas palabras aludió a un pueblo que
no se deja vencer a pesar de las turbulencias; que ha sufrido por decisiones
políticas, por difíciles episodios históricos, por restricciones de justicia y
libertad. Karol Wojtyla pudo reconocer en los mexicanos el espíritu y la
fortaleza de quienes superan las adversidades.
Valentina Alazraki atestiguo de primera mano lo que
México significó para Juan Pablo II: una entrada al mundo de habla hispana; una
reafirmación de la fe en tiempos de cambio; un bastión para el catolicismo en
una época de divisiones. Esta es la crónica detallada de los encuentros que
fortalecieron la fe de una nación entera y de las historias de quienes se
entregaron para conquistar el corazón del Papa viajero, el amigo entrañable.
Juan Pablo II sigue viviendo
en los corazones mexicanos
En la pasada Feria Internacional del Libro (FIL),
Valentina Alazraki presentó su más reciente obra: México siempre fiel. En
entrevista exclusiva para este sitio Web, Alazraki comentó que este libro es
toda la relación entre Juan Pablo II y México, es la historia de sus cinco
visitas a México, de la visita de la reliquia-Alazraki le gusta llamarle la
sexta visita-porque realmente fue un fenómeno impresionante ver a más de 30
millones de personas que fueron dando vueltas por todo el país detrás de una
reliquia, haciendo exactamente cuando Juan Pablo nos visitaba: cantando,
bailando, echando porras, gritando, orando por México. En lo particular, me pareció un fenómeno absolutamente único, en
ninguna parte del mundo se vio, el libro termina con la visita de Benedicto
XVI. Es un recorrido de 33 años a través de todos los cambios que se fueron
dando en México. Como empieza por primera vez la gente a volcarse en la calle y
descubrir que pudiera demostrar de alguna manera su fe, su júbilo, por una
persona, pues hasta este momento las demostraciones eran en las peregrinaciones
a la Virgen, pero nunca a un personaje; México nunca se había volcado a la
calle por un hombre.
Me voy, pero me quedo con
vosotros porque os llevo en mi corazón
Entonces, creo que el hombre
se descubre a sí mismo en ese sentido, el Papa se descubre como tal, porque
acababa de ser elegido, era su primer viaje y no sabía como ser Papa. De esta
manera, Juan Pablo II descubre en México que quiere ser un Papa viajero, que
quiere estar con la gente y no encerrado en el Vaticano; luego nace esta
relación única e irrepetible, un clik, una magia, entre Juan Pablo y los
mexicanos, que inicia ahí y hasta hoy, porque no se acaba con la muerte de Juan
Pablo, la visita de la reliquia lo demuestran y lo indica el hecho de que, si
yo me encuentro como mexicana hoy a siete y medio años de su muerte, me están
hablando de Juan Pablo, me relacionan con él, independientemente de que yo, en
los últimos años haya escrito centenares de reportajes que no tienen nada que
ver con Juan Pablo, pero la identificación queda ahí, porque queda el cariño
por Juan Pablo, y él está vivo en México. Por eso cuando él decía, ‘Me voy, pero me quedo con vosotros
porque os llevo en mi corazón’, esa frase nunca la dijo en ningún otro país del
mundo, casualmente aquí se ha quedado. Considero que es una historia que valía
la pena de contar, ya que fui muy privilegiada, pues me tocó vivirla desde el
primero hasta el último día, y la sigo viviendo con Benedicto XVI acompañándolo
a México y viendo también cómo la gente reacciona y sabe entender que ahora el
Papa es Benedicto, independientemente de que en su corazón queda el recuerdo de
un hombre que fue Karol Wojtyla, pero la gente asume a Benedicto y lo recibe
con la misma calidez que a Juan Pablo, y demuestra que ‘México es siempre
fiel,’ que lo fue con Juan Pablo, pero también lo a sabido demostrar que lo es
con Benedicto y eso habla muy bien de México. Yo narro la historia pero creo
que todos la vivimos en México, no hay un solo mexicano o un hogar mexicano que
no tenga alguna anécdota, un recuerdo o algo que le ha pasado relacionado con
Juan Pablo II.
El Papa más carismático en la
historia del papado
Si vamos para atrás, Juan
XXIII, el Papa bueno seguramente era muy querido, un Papa con una sonrisa
cautivadora que le daba un aire de bondad. Yo no lo viví, pues era una niña,
pero recuerdo que Pablo VI era un Papa muy frío, un hombre más institucional, más
lejano; Juan Pablo I creo que habría sido un Papa muy querido, ya que era un
hombre muy sencillo, muy sonriente como si fuese un párroco, improvisaba con un
lenguaje sencillísimo. Creo que de hecho le abrió como paso a Juan Pablo II,
porque marcó que el papado iba cambiando e inicia con Juan Pablo I, y no es una
casualidad que Karol Wojtyla decidiera llamarse Juan Pablo II, se hubiera
podido llamar Pablo VII por decir algo. Considero que Juan Pablo II le abre el
camino a un pontificado diferente, pero es evidente que ha sido el Papa con más
carisma.
Alazraki considera que Benedicto XVI tiene una gran
continuidad en cuanto a doctrina, no hay cambio en ese sentido, obviamente
entre Juan Pablo II y Benedicto XVI, porque el cardenal Ratzinger era uno de
los principales colaboradores de Juan Pablo, sin embargo, ve una gran
diferencia en cuanto a personalidad, a carácter; Juan Pablo era un hombre mucho
más abierto, Benedicto es más reservado, más tímido, fueron elegidos con edades
muy diferentes y considera que cuenta mucho el badaje o historia personal de
cada uno; Juan Pablo fue un joven estudiante y obrero, actor, se iba a la
montaña, nadaba, se iba con los jóvenes, siempre tuvo una actividad pastoral,
fue sacerdote, párroco, obispo, cardenal, entre la gente siempre, y el Papa
Benedicto fue un hombre de bibliotecas, siempre fue un gran escritor, un gran
teólogo, un hombre de lectura, él escribe, lee y toca el piano y su experiencia
con la gente fue muy reducida hasta antes de ser elegido Papa. Yo creo que esos dos pasados también lo
condicionan; todos somos el resultado de la vida que hemos vivido; somos hoy lo
que fuimos, cómo nacimos, dónde nacimos. Por esta razón, la diferencia es muy
grande en ese sentido, pero es un Papa, que en corto, es una persona muy sencilla,
muy humilde, que escucha, con una gran capacidad de síntesis y, sobre todo, es
un hombre que escribe de una forma maravillosa, al que se le lee con un gusto
enorme, es un gran teólogo. Ahora, si lo veo diferente en cuanto a su don de
gente, de acercarse y de entrar en
comunicación con cualquier tipo de auditorio.
El intento de asesinato hizo
que decayera su salud
De acuerdo a la escritora, la salud de Juan Pablo
II decayó mucho cuando recibió los balazos, ya que le cortaron varios metros de
intestino, ya no quedó como antes. De hecho, luego tuvo un tumor supuestamente
benigno en el colon, luego fue operado de una apendicitis muy rara y muy
dolorosa. Yo considero que esta parte del
intestino le quedó muy lesionado. También hay que añadir que se cayó y se
rompió un fémur y con este accidente empezó con los problemas de deambulación,
y el Parkinson fue el que lo mató. Empezamos a notar que le temblaba una mano,
luego la otra, luego todo el cuerpo, a ver cómo se le caía la baba, cómo se
encorvaba, cómo ya no le respondían los músculos del cuerpo, el rostro se
volvió rígido, ya no podía sonreír con esa sonrisa que cautivaba a todos, y,
finalmente era un inválido postrado en una silla de ruedas, irreconocible,
vamos a decirle así, hasta llegar al final de su vida cuando hasta le quitan la
voz porque debido al Parkinson se estaba sofocando y le tuvieron que hacer una
traqueotomía, y cuando despierta se da cuenta de que ya no puede hablar. Para
él fue un sufrimiento moral enorme; ensayaba con los doctores y le salía una
palabra. En Semana Santa, en Domingo de Ramos se asoma por la ventana tratando
de dar la bendición, y ahí quizás con todo el impacto de toda la multitud,
debido a la emoción no le sale la voz. Recuerdo que le dio un golpe al atril;
fue tal la impotencia humana que sintió de que ya no podía hablar, que dice su
secretario que lo retiran de la ventana pues él dijo ‘para que vivo, si ya no
puedo comunicarme con mi gente.’ Fueron momentos dramáticos.
Sanaciones
La escritora comenta que han llegado al Vaticano
muchísimos milagros o curaciones, una de las principales, durante las causas de
beatificación, eran de parejas estériles, que se encomendaban a él, y al año
algunos esposos escribían al apostolado diciendo que sus mujeres se habían
embarazado. Casos de esos hay muchísimos en el mundo; ha habido muchas
curaciones de cáncer, pero para que Juan Pablo llegue a ser santo, se necesita
sólo un milagro que haya realizado después de la beatificación. El problema es
que sí han llegado muchos casos de curación de cáncer, pero no les gusta tomar
en cuenta ese tipo de milagro porque para que el cáncer se cure tienen que
pasar muchos años para demostrar que no vuelva, que de alguna manera no
reincida. Entonces se tardaría mucho la causa y hay como una voluntad de parte
del Papa Benedicto que así como lo beatificó quiere ser el Papa que lo canonice.
Obviamente, el postulador tiene que buscar un milagro que se pueda demostrar
inmediatamente que fue una curación milagrosa por la cual la ciencia no tiene
explicación alguna, y que no le puede pasar nada a esa persona. El postulador
está trabajando en varios milagros, sólo es cuestión de tiempo para que
encuentre el más indicado para que se haga todo el proceso, el estudio, y los
médicos tienen que decir que se trata de una curación inexplicable para la
ciencia, además, los teólogos tienen que demostrar de que hubo la intercesión
de Juan Pablo. Con esos dos trámites pasan los obispos y cardenales de la
Congragación de las Causas de los Santos para evaluar el caso, y si están de
acuerdo, se lo pasan al Papa. Obviamente, si el Papa tiene el aval de los
médicos, de los teólogos y cardenales, Juan Pablo II será santo. Hubo un caso
en vida del Papa, en que un niño radicado en Zacatecas padecía leucemia y
estaba desahuciado, Juan Pablo pasó junto a niño, la madre lo abrazó y le dijo
a su hijo que soltara una paloma que llevaban, el niño se curó y aún vive. Su
papá escribió un libro. A habido cientos de casos de sanación durante todo el
mundo, también durante el recorrido de la reliquia se vieron muchas curaciones.
Un Papa mariano
Juan Pablo II era un Papa muy
mariano, desde su juventud siempre lo fue. Él perdió a su madre muy joven,
luego perdió a su padre y a su hermano, a los 19 años de edad ya no tenía a
nadie de su familia, y todo su amor lo puso en la Virgen, por esta razón en el
escudo de su pontificado puso el lema: totus tuus (que quiere decir, todo
tuyo-a la Virgen), y por eso tenía una gran devoción a la Virgen de Polonia,
por la Virgen de Guadalupe y por las demás advocaciones de ella.
Como dijo el nuncio en México:
‘yo creo que es un libro que en
todos los hogares debería de estar, pues es toda la historia de nosotros, es la
historia de México, 30 años de generaciones que vivieron esta historia que no
ha vivido ningún otro país del mundo.’ “Creo
que sería muy bonito tenerlo en casa para que los niños y jóvenes de hoy tengan
la oportunidad de descubrir lo que vivieron sus papás, abuelos, tíos, primos
mayores, porque de verdad fue una historia tan bonita y tan extraordinaria, y
sobre todo, tan viva todavía. La gente sigue recordando y quiere recordar y no
se cansa de escuchar hablar de Juan Pablo II, de seguir escuchando anécdotas
alegres y otras tristes. Todo está en este libro y creo que es un recuerdo muy,
muy bonito, para tenerlo en casa, es como una herencia. El libro está narrado
por una persona que lo vivió, que no se lo contaron, y todo mundo escuchó esas
narraciones. También es algo muy fresco porque no soy escritora, soy periodista
y mi lenguaje es el que me ha dado la televisión, un lenguaje muy directo, muy
sencillo. Este libro es muy especial porque es nuestra historia y todos los
mexicanos la vivimos y a mi me tocó ser como un puente entre México y Juan
Pablo, ya que hubo una gran identificación-puntualizó Alazraki.
Trayectoria de la escritora
Alazraki nació en la ciudad de México en 1955.
Estudió Comunicación y Ciencias Políticas en Italia. Desde octubre de 1974 es
corresponsal en Roma, donde cubre la fuente del Vaticano, para Televisa y a
partir de 2005 para WRadio. Su labor periodística le ha permitido llevar a la
audiencia momentos clave de la Santa Sede: la muerte de Pablo VI, la elección
de Juan Pablo I, su fallecimiento y el cónclave que llevó a la elección de Juan
Pablo II, su pontificado y viajes hasta su muerte y, posteriormente, la
elección de Benedicto XVI. Alazraki ha sido galardonada, en los últimos años,
con varios reconocimientos, entre ellos: Premio Academia Nacional, en mayo de
2005; Premio a la Mujer “Flama, Vida y Mujer” de la Universidad Autónoma de
Nuevo León, marzo de 2007; Premio “La Mujer del Año” de la Universidad Popular
Autónoma del Estado de Puebla, abril de 2007; Premio de la Universidad
Panamericana, abril de 2007; Condecoración “San Silvestre Papa”, diciembre de
2007; Premio Mujer Anáhuac 2008. Además, es autora de los libros Juan Pablo II,
viajero de Dios; Juan Pablo II y la Virgen de Guadalupe y La luz eterna de Juan
Pablo II. Su obra anterior, En nombre del amor. Memoria de un hombre santo,
publicada por Grupo Planeta, ha sido un éxito de ventas.
Por: Héctor Medina Varalta
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