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** Afecta a cerca del 2% de la población y es más común en las mujeres.
** Abbott, a la vanguardia terapéutica.
Recientemente numerosos Psiquiatras de México, Monterrey y Guadalajara asistieron a las conferencias “El Espectro de la Bipolaridad”, impartidas por Hagop S. Akiskal, Profesor de Psiquiatría y Director del Centro Internacional del Afecto, en la Universidad de California en San Diego, quien dio cuenta de los avances diagnósticos y en el tratamiento de esta enfermedad.
El desorden bipolar es un problema del sistema nervioso que afecta las sustancias especializadas del cerebro (neurotransmisores), reguladoras del estado de ánimo. Quienes lo sufren pasan alternativamente de la euforia a la depresión, proceso que puede ocurrir en cuestión de horas, días, semanas, meses o años.
Es una cadena de sucesos, pues hay predisposición genética, pero los genes que predisponen se activan en situaciones de estrés. Los factores estresantes, como las pérdidas, afectan la capacidad de autorreparación del cerebro.
En las conferencias “El Espectro de la Bipolaridad”, auspiciadas por Abbott Neurociencias y la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), se dijo que la bipolaridad afecta a cerca del 2% de la población y que es más frecuente entre las mujeres. Aparece en la adolescencia o en los primeros años de la adultez.
Tiene un carácter ciclotímico –de ciclos-; es una variante normal del humor: todos tenemos días malos y días buenos. Pero las cosas cambian cuando esos ciclos se hacen más marcados.
Los síntomas de bipolaridad en la etapa maníaca son: euforia con excesivo optimismo, alegría y vitalidad. Marcada disminución del sueño. Aumento del interés sexual, a veces con conductas inapropiadas. Alto nivel de energía y actividad. Extrema irritabilidad, inquietud, agresividad. Desmesurada valoración de sí mismo (grandiosidad). Cambios emocionales rápidos e imprevisibles. Conductas riesgosas sin tener en cuenta las consecuencias. Gastos excesivos.
En la etapa depresiva: sentimientos exagerados o inapropiados, de tristeza, desesperanza, ansiedad, desgano y/o pesimismo. Pérdida de energía y motivación. Apetito disminuido o exagerado. Sueño disminuido o exagerado. Pérdida de interés o placer en las actividades usuales. Perturbaciones en la concentración y la memoria. Ideas recurrentes de muerte, de suicidio.
El diagnóstico de bipolaridad no es sencillo; puede confundirse con esquizofrenia, depresión unipolar o ansiedad. Los doctores Jesús del Bosque Garza e Irma Corlay, presidente y vicepresidenta de la Región Centro de la APM, respectivamente, así como Luis Guillermo Ruiz, expresidente de la propia Asociación, indicaron que es el Psiquiatra el especialista indicado para efectuar el diagnóstico y conducir el tratamiento.
El pronóstico de los pacientes bipolares bajo tratamiento integral es favorable, pues se logra un control gradual de los eventos que pueden exponer la vida del afectado, permitiéndole que se reintegre a la vida productiva.
Sobre el tratamiento Hagop S. Akiskal apuntó que hay tres pilares terapéuticos: la medicación, la psicoterapia y la psicoeducación. La medicación tiene como objetivo, básicamente, mantener bajo control las alteraciones del ánimo y el epival (valproato semisódico), ha mostrado gran eficacia.
La psicoterapia es otra herramienta esencial. Ayuda a cambiar aspectos de la vida y a mantener el tratamiento y la psicoeducación permite que la persona esté informada, que sepa lo que le va a ocurrir.
Como anfitriones de las Conferencias estuvieron ejecutivos de Abbott Laboratories de México, encabezados por Erwin Saavedra, Guillermo Ávila, Carlos González y José Escalera, entre varios más.
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