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Ø El cineasta charlará con el público asistente a la función de las 19:00 horas, mañana jueves 21 de junio.
Ø Hasta el 1 de julio en la Sala 5, Matilde Landeta.
El documental ha pasado de ser una herramienta histórica a convertirse en instrumento político y hasta en arma de autodefensa, asegura el cineasta Gerardo Tort, cuyo más reciente largometraje, La guerrilla y la esperanza: Lucio Cabañas (México, 2005), es uno de los estrenos de junio en la Cineteca Nacional.
"La gran tentación ante los fenómenos es acceder a ellos a través de las herramientas cotidianas. Este documental es una reflexión acerca de diversas cuestiones que se dieron desde los años sesenta y hasta nuestros días. En la película hacemos un recuento de diferentes movimientos armados".
La guerrilla y la esperanza: Lucio Cabañas es proyectado en la Sala 5, Matilde Landeta, hasta el 1 de julio (a excepción del lunes 25 de junio), en dos funciones: 16:30 y 18:45 horas. Del martes 26 al jueves 28 de junio únicamente se exhibirá a las 16:30, y mañana jueves 21 de junio, la segunda función iniciará a las 19:00 horas, al término de la cual, Gerardo Tort charlará con el público asistente.
"Quisimos dar un enfoque más humano para invitar al público a discurrir sobre los detonadores de los movimientos sociales, a preguntas como: ¿Hasta dónde debemos llegar como sociedad? Nuestra intención fue alejarnos del panfleto para centrarnos en un proceso de análisis más profundo", refiere el realizador.
Al finalizar su anterior película, De la calle (México, 2001, basada en la obra teatral de Jesús González Dávila), el director comenzó a trabajar en lo que en ese entonces sería una cinta de ficción alrededor del tema de la “guerra sucia” en México en los años setenta.
"Para acceder a lo que había sucedido debíamos meter las manos. Comenzamos con entrevistas a especialistas en la materia, como Carlos Montemayor y Armando Bartra, y proseguimos con personajes de la sierra de Guerrero, que a su vez nos llevaron a involucrarnos con otros más. Se fue haciendo un gran entramado por medio de esta red".
Después de investigar por más de tres años, labor que Tort describe como "de hormiguita", tuvieron que terminar con las entrevistas. "Incluso actualmente sigue apareciendo gente que quiere dar su testimonio, pero esto debía de parar en un punto, pues de otra manera nunca habríamos concluido".
La idea original de Tort era rescatar las historias humanas para incorporarlas en la película de ficción, pero en la investigación siempre brotaba la figura de Lucio Cabañas como emblema. "Esto nos fue jalando, por lo que nos urgió hacer el documental desde nuestra propia perspectiva y dejamos la cinta de ficción para después.
"Uno de nuestros principales objetivos fue que en el documental se hiciera un replanteamiento de conceptos como la justicia y la democracia, pues son nociones que se encuentran en permanente evolución. En el filme hay más preguntas que respuestas. No somos los portadores de la verdad, sólo intentamos fomentar el análisis y la discusión. También quisimos generar la reflexión en torno a la construcción de un mito, con cuestionamientos como los elementos y las condiciones necesarios para ser un líder".
La obra fílmica de Juan Carlos Rulfo y la cinta Los cosechadores y yo (Francia, 2000), de Agnès Varda, influyeron en Tort al momento de hacer documental. "Todos los géneros son complicados, pero en el documental encontré una libertad expresiva que no me habían dado los otros, pues éste se hace día a día, y la materia la vas formando con lo que va apareciendo. En la ficción, el guión funciona como un trampolín creativo, pues se parte de una base cierta, lo que no ocurre en el documental. Personalmente, me siento más a gusto en la poesía, pues ahí no hay quién me diga cómo hacerla", afirma el también escritor.
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