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Creo que Marcelo Ebrard Casaubond, el jefe del Gobierno de Distrito Federal no se ha enterado que la corrupción que existe en ciertas áreas de sus Dependencias oficiales agrava seria e intrínsecamente su imagen ante los habitantes de la Ciudad de México, porque no se vale que por un lado haga cosas que beneficien a la población y por otro lado existan incongruencias que denostan situaciones grotescas que agravan el bolsillo y el nivel de vida de los ciudadanos capitalinos.
Un grave problema de corrupción existe en zonas privilegiadas de la Ciudad de México donde operan las grúas de tránsito, las cuales desde hace algunos años fueron concesionadas a particulares dizque para mejorar la circulación vehicular y para remitir al corralón de la Secretaria de Protección y Vialidad del Gobierno de Distrito Federal a los automóviles “que estén mal estacionados y en lugares prohibidos”. Pero mas que aplicar el reglamento de transito y aplicar la Ley, se aplica selectivamente esta normatividad a zonas estratégicas donde el automóvil es sumamente indispensable para urgencias médicas.
Se ignora que la Ciudad de México carece de una enorme infraestructura de estacionamientos públicos y desafortunadamente ya existen zonas estratégicas en colonias como Del Valle, Doctores, Roma, Cuauhtémoc, Polanco, etcétera, donde prácticamente es imposible encontrar un lugar de estacionamiento en la calle, inclusive a veces hasta en la noche, por lo que el automovilista trata de dejar su vehículo “donde puede” y usando estrictamente “centímetro a centímetro” la vía pública. Estos son los lugares preferidos de los grulleros; centros hospitalarios, clínicas médicas, consultorios médicos, laboratorios de análisis clínicos y diversas zonas donde se atiende la salud de los habitantes del Distrito Federal.
Pero ¿porqué los señores de las grúas prefieren estos lugares?, muy sencillo, existen muchas emergencias de pacientes que tienen la necesidad de atenderse y para trasladar a sus enfermos, tratan de estacionarse lo mas cerca posible del lugar donde serán atendidos, por ejemplo utilizan un pedazo al final de la calle y las esquinas sin estorbar los espacios destinados a los discapacitados ò inclusive en la entrada de un hospital “a veces se estacionan en doble fila por un momento” mientras ingresan a su enfermo al área de urgencias del nosocomio. Estos sitios son un paraíso para los policías y grulleros ¿porque cómo magos y en cuestión de segundos retiran cualquier auto de la vía publica?, con una eficiencia parecida a la que utilizan los delincuentes para robar unidades automotrices, de hecho en cuanto enganchan un vehículo, ¿es común que huyan a toda velocidad, porqué será?, ¿acaso estarán haciendo algo malo?
Aunado a lo anterior, al trasladar los autos a los corralones, en muchas ocasiones dañan las estructuras de las unidades e incluso llegan a ver robos de piezas del coche o del interior de la unidad, daños que el automovilista tiene que pagar de su bolsillo y además una multa aproximada de $ 500.00, porque la atención y los servicios que recibe el ciudadano en los corralones oficiales de Secretaria de Protección y Vialidad del Gobierno de Distrito Federal es pésima, mala y ineficiente, porque tratan a la gente despectivamente con prepotencia, falta de respeto y con un enorme burocratismo de papeles para que puedan entregar un vehículo, una persona puede perder hasta dos días para realizar los tramites en un corralón. En conclusión, una serie de daños y prejuicios a la ciudadanía y en ocasiones incorrectamente retirados de la calle los autos, porque son retirados de lugares públicos “supuestamente prohibidos” donde ¿o no hay un disco que lo indique, o señales que orienten al automovilista para que siga las indicaciones?
Pero amable lector, ¿donde cree usted que esta la otra corrupción e impunidad por parte de estas autoridades policíacas de transito?, ¿no son retirados los autos y diversos vehículos de los lugares donde se localizan cantinas, bares, restaurantes, Dependencias Públicas del Gobierno de Distrito Federal, antros de vicio y de diversión como cines, teatros, etcétera?, ¿porqué será?, lo anterior usted puede comprobarlo en zonas de antros como por ejemplo en la Colonia Doctores, Roma, Juárez, Condesa, etc. Luego entonces, porqué la justicia es selectiva para zonas de hospitales y porqué la dispensa y la impunidad para la zona de cantinas y antros, ¿acaso hay algún convenio con estos sitios o arreglos en lo obscurito y al margen de la Ley?
Puede existir un procedimiento administrativo de sanción para poder fincar responsabilidades a los funcionarios públicos y sancionarlos por su irresponsabilidad e incluso para cobrarles por los daños y por la negligencia a ciertas autoridades del gobierno del D. F. que no ven esta corrupción, pero si no existen las condiciones de gobernabilidad, una adecuada vigilancia del Secretario de Protección y Vialidad y la supervisión del jefe del Gobierno de Distrito Federal, difícilmente el ciudadano podrá reclamar los daños en sus bienes materiales, porque es y siempre será un engaño y una simulación que se transforma en una corrupción formal por parte de quienes están obligados a atender a la ciudadanía que confío en un gobierno que se comprometió a atender y hacer un bien común a la población.
Por: Carlos Munguia Rodríguez
pluma_dorada1@hotmail.com
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20/10/07
Justicia o engaño de la ley en el gobierno del Distrito Federal
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