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México, D.F., 28 de mayo, 2009.- La industria porcina está pasando por uno de sus peores momentos, si bien ya estaba bastante herida por el exceso de importación de carne de cerdo y problemas internos del campo, la emergencia sanitaria por influenza vino a colocarla no sólo en el ojo del huracán, sino también en su camino a la quiebra si no se hace nada al respecto.
Y es que recuperar la confianza del consumidor hacia un producto, es más complicado que convencerlo de que adopte una nueva costumbre. Sin embargo, en un área donde parece que todo está escrito, hay cosas nuevas, como la aprobación de la inmunocastración en la Comunidad Europea, donde en días pasados la EMEA autorizó el uso de Improvac, una vacuna de Pfizer Salud Animal, que elimina el olor a verraco.
Esta nueva tecnología se utiliza en México desde hace 3 años, sin embargo no ha logrado permear lo suficiente debido al miedo al cambio, se ha visto que ofrece otras ventajas, como por ejemplo que se reduce en promedio el consumo de hasta 20 kg de alimento durante el periodo de engorda del animal, que corresponde a 6 meses. Lo que significaría un ahorro considerable para el porcicultor, ahora que el precio del maíz, principal elemento en la dieta del cerdo se encuentra a precios elevados.
Además, al final de la crianza, el cerdo inmunocastrado produce menos grasa ya que aprovecha mejor los nutrientes de la dieta, siendo más eficiente en la producción de músculo, por lo que la carne es más magra, y de esta forma el porcicultor puede obtener mayor ganancia por kilogramo de carne y el consumidor, obtiene un producto de mejor calidad.
La inmunocastración se convierte entonces en una alternativa viable en un momento donde la situación económica del país pide a gritos menores gastos y mayor producción.
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29/5/09
Ante la crisis, la nueva tecnología como apoyo a la industria porcina
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