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Por Héctor Medina Varalta
En cuanto conocemos nuestro cuerpo y lo respetamos, aprendemos a vivir dentro de él como una entidad, que es lo único que nos representa en este universo, pues podemos tener mayor salud, mayor equilibrio, una mejor relación con los demás y mayor felicidad. A veces cuando empezamos el día nos decimos frases negativas, ofendiéndonos frente al espejo o criticándonos a nosotros mismos, y nuestro cuerpo va con ese mensaje por la vida. Sin embargo, en la medida que podamos ser más concientes de que podemos darles mensajes de salud a nuestro cuerpo y estar más en contacto con él podemos tener más acceso a la salud.
Dar en exceso=enfermedad
Cecilia Peregrina Bacalari, psicóloga, sexóloga, terapeuta familiar, hipnóloga Eriksoniana y educadora, expuso en el Centro de Cirugía Reconstructiva José Guerrero Santos el tema “La evidencia de la geografía emocional y del erotismo de cómo lo vivimos dentro de nuestro cuerpo”, comentó que muchas de las enfermedades se vinculan a cómo nos relacionamos emocionalmente; cada enfermedad tiene un punto que representa alguna afección o algún malestar. También habló de cómo las mujeres históricamente han venido siendo seleccionadas para ser las más feas del “baile”, porque les han impuesto mitos, prejuicios y tabúes con respecto a que si la mujer es bonita es vana, y le dicen “tú no eres bonita”, “tienes que ser más recatada”, “tienes que cargar con la cruz que te tocó”, “tienes que ser abnegada y someterte”, y una de las cuestiones que Peregrina ve muy importante es que el cáncer de mama se relaciona mucho con el dar y recibir, el “cómo me doy de más y no dejo nada para mí”. Esto puede empezar a ser factible que se den procesos de enfermedad en el organismo de la mujer. Esto no significa que sea la causa pero si significa que si revisamos los patrones de vida de las mujeres que han tenido cáncer de mama, mucho está en que han dado de más.
Vida erótica
Peregrina sugiere que la mujer revise su comportamiento en el dar y recibir, pues si ésta se da amor, cariño y buenos mensajes cuando se ve en el espejo, si se da ternura, si se da tiempo y atención va a tener mayor salud y va a estar mejor para poder dar a los demás; no primero darse a los demás, no, sino “me reconozco y existo”, “¿si no me reconozco cómo existo?”. “La gente me va a reconocer cuando ya no esté”. Es lo que sucede cuando una mamá se enferma; en ese momento les cae el “veinte” a todos: “Es que mi mamá se enfermó”, “mi mamá estaba al pendiente de todo”, ¿dónde está el jabón?” “¿cómo se lava?”, “¿cómo se cocina?”, porque la mamá o la mujer resuelve. Entonces, cómo antes de llegar al extremo de ser vistas a través de todo lo que vimos porque no lo estamos dando ya, empezar a trabajar un poco por darnos a nosotras y también darnos la capacidad de reconocernos como seres sensuales, seres que tenemos la capacidad de sentir y expresarnos en el placer de la vida erótica”.
Expresando emociones
Según Peregrina, el cuerpo escucha y cumple el mensaje. El asunto no está en todo lo que recibimos porque podemos hacer un filtro, pero ¿cómo hacer un filtro si nosotras mismas avalamos lo que recibimos, si yo me regalo en la mañana el peor mensaje para mi cuerpo: estoy gorda, arrugada, qué mal me veo, que vieja, que bofa. No me importaría poder defenderme de todos los comentarios que me hacen si yo misma la creo. Mi cuerpo va a narrar mi historia, no otra, va a narrar cómo me relaciono con la vida, con el mundo, con la gente que amo, con la que no amo. No me puedo quedar callada, tengo que buscar salidas para todas las emociones, darme permiso de expresar mi llanto, mi tristeza, mi coraje, mi placer, que no afecte a los demás y tampoco a mí.
Proceso
La mayoría de las mujeres que llegan a consulta, no llegan cuando ya pasó la cirugía, acuden antes porque el choque de la noticia es muy grave; habrá algunas mujeres que en ese choque estén negadas y no acuden a pedir ayuda. En este momento, los sistemas de salud están moviéndose para poder tener red de apoyo. Una de las tareas del Centro de Cirugía Reconstructiva Dr. José GuerreroSantos, es ayudarlas a prepararse a reconocer su cuerpo. En ese momento despedirse y darle las gracias para poder pasar por la cirugía y después de ésta empezar a reconstruirse, no sólo en lo físico sino en lo emocional: en ahora soy esta y no tengo una mama o ambas, pero tengo vida y salud. Apoyarlas en esos mensajes. “Me disculpo”, “me acepto” para que puedan tener una vida sana integral y que no se vuelva a dar una situación de riesgo.
No todas las mujeres son candidatas a cirugía reconstructiva. Por esta razón, algunas mujeres tienen que aprender a vivir sin sus mamas y con un brassier que tenga relleno, que al menos pueda visualmente hacer este efecto, pero se trabaja con la imagen que queda post-cirugía para la relación con la pareja o consigo misma
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