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Por Héctor Medina Varalta
Se sabe que entre un 2.4 y 5.1 por ciento de las personas entre 65 y 69 años sufren demencia senil; entre los 75 y 79 años, se incrementa entre un 10 y 1 por ciento; para las personas de 80 a 90 años alcanza un 24 por ciento; y en quienes superan los 90 años, es posible que más del 30 por ciento padezcan algún tipo de demencia.
La demencia comienza inofensivamente –al actuar un poco distraído y un poco confundido. Las capacidades declinan lentamente. Se pueden llevar a cabo tareas familiares. Luego ocurren problemas al leer, escribir y con la aritmética. Se dificulta el habla. Comienza a haber una falta de orientación. La pérdida de memoria continúa avanzando – incluso ya no se reconoce a los seres queridos. Al final, declina la personalidad de quien lo padece. Su vida mental se ha disuelto. Finalmente, se desbarata la movilidad, el paciente se recluye en la cama y se vuelve vulnerable a enfermedades infecciosas que el cuerpo ya no puede combatir. Ante este panorama los parientes cercanos también la sufren.
Síntomas
El Dr. Víctor Fernando Villaesteves, geriatra y Presidente de la Fundación Alzheimer Guadalajara, comenta que las personas después de los 60 años tienen una disminución de sus actividades cognitivas: la memoria, el pensamiento, la actividad, las decisiones. es decir, todo lo que implica llevar a cabo las actividades cotidianas o el trabajo diario, tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, en las personas que van a padecer esta enfermedad este deterioro se acentúa: en lugar de darse al olvido una vez al mes o una vez a la semana, se presentan los olvidos cada día más frecuentes: primero dos veces al día, después dos o tres veces por semana.
La enfermedad avanza
Al principio el sujeto se percata de su problemática y trata de disimular: si comete un error en la fecha del día o si comete un error al marcar un número telefónico lo achaca a que está distraído o está muy estresado. Sin embargo, cuando la enfermedad continúa su curso y comienza una demencia, ya el individuo aparte de que se percata, o quizá se percata un poco menos, porque empieza a perder la conciencia de sí mismo, cambia su conducta, su personalidad. Además, empieza a tener un número mayor de confusión y el entorno que lo rodea lo nota más fácilmente: hijos, esposa, sobrinos, nietos, etc., y empiezan a hacer observaciones, se percatan de que el enfermo comienza a ser muy repetitivo, que constantemente repite una idea, se vuelve un poco ideático, posesivo en algunas cosas. Es decir, la persona afectada es comúnmente capaz de olvidar los eventos de la vida cotidiana pero también eventos que anteriormente desempeñaba normalmente, por ejemplo, si es ejecutivo empieza a tener problemas en la redacción de cheques, si es empleado de una empresa va a tener problemas en cuanto a la expresión y redacción de un lenguaje. El individuo empieza a estar más susceptible a pequeños cambios en cuanto a las actividades de la vida cotidiana.
Deterioro cognitivo
El enfermo empieza a disminuir su lenguaje, a cometer errores en la escritura y la alteración del patrón del sueño, el carácter se puede tornar irritable, depresivo o ansioso y puede encontrarse desorientado hacia dónde queda el norte o el sur, la izquierda o la derecha. Todos estos aspectos se van dando gradual y paulatinamente. “Cuando estamos-asegura el Dr. Villaesteves hablando de esta patología estamos hablando de un deterioro cognitivo leve; el deterioro cognitivo leve es la antesala de las demencias. Un 40 por ciento de las personas que comienzan con todo esto van a desarrollar una demencia. Por supuesto, en la medida que se va presentando. Hay pequeñas preguntas que pueden ayudarnos a dar un diagnóstico temprano, por ejemplo, si la persona es incapaz de llegar a un domicilio o si alguien la guía a través de unas señas para llegar a un lugar y el individuo es incapaz de llegar, si el afectado es incapaz de dar instrucciones a otras personas para que lleguen a determinados sitios, si no puede realizar más de dos actividades al mismo tiempo, cuando olvida el nombre del presidente de la república u olvida un evento reciente. Cuando empiezan estas cosas son señales de alarma y la persona tiene que acudir para que le hagan una evaluación. En dicha evaluación los médicos diagnostican a quienes van empezando, junto o en conjunto, la clínica, la historia clínica, la evaluación de la memoria, radiografías, exámenes de sangre, orina y excremento. Entonces, los médicos concluyen que la persona puede tener una demencia, y entre esas demencias, el 50 por ciento es el Alzheimer.
Trastornos de la conducta
En la segunda etapa, el individuo es incapaz de llevar una actividad de la vida cotidiana, ya olvida el rostro de los familiares más conocidos, ya no saben quienes son los hijos, los nietos, ni como se llaman, los confunden, no duermen pues se muestran inquietos por la noche o por las tardes, caminan, les da por preguntar constantemente por su hogar estando en él, se muestran ansiosos, comen mucho o caen en bulimias porque piensan que ya comieron y dejan de comer, también empiezan a presentar trastornos físicos por esos cambios en la alimentación y bajan de peso. La baja de peso es un indicativo de que la enfermedad está siendo progresiva, empiezan a tener problemas motores (apraxias) y trastornos de la conducta psicológicos y emocionales. Además, empiezan a tener alucinaciones, delirios, obsesiones, el paciente puede tornarse obsesivo, desinhibido: desnudarse en público, no vestirse adecuadamente, pueden perder el pudor, desconocer donde está el baño y pueden defecar y orinar en cualquier lugar de la casa o en cualquier sitio que se encuentren.
Grupo de autoayuda
Esto ocasiona que las familias sufran las consecuencias de lidiar con un enfermo tan difícil de manejar. Constantemente, cuando los familiares de pacientes con Alzheimer llegan a la Fundación Alzheimer Guadalajara se encuentran en crisis. “En el grupo de apoyo de autoayuda-añade el geriatra-nos reunimos el primer miércoles de cada mes a las 7 PM, y además es gratuito. Las personas acuden sedientas de información pues quieren conocer cómo aprender a manejar a su enfermo. La Fundación no tiene instalaciones pero nos reunimos aquí (en su consultorio), es completamente altruista, pero nuestro camino nuestra enseñanza se a enfocado básicamente a educar a la familia. Sabemos que no son con instalaciones ni asilos los lugares idóneos para un enfermo con demencia, pues pueden ser víctimas de abuso y maltrato, víctimas de despojo financiero”.
VIII Curso para familiares
El Día Mundial del Alzheimer es el 21 de septiembre, pero el 5 de septiembre estará en un conocido hotel (ubicado en Mariano Otero y Avenida de Las Rosas) el VIII Curso para Familiares y Cuidadores de Alzheimer, la entrada es gratuita. Los temas que se abordarán son muy interesantes y los ponentes son prestigiados geriatras, psicogeriatras, neurólogos y psiquiatras. El horario es de 8AM a 5PM. Además, para quienes no puedan asistir lo podrán ver en vivo por Internet TV: http://www.alzheimergdl.com/
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