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Por Héctor Medina Varalta
El acné es un proceso metabólico hormonal que mucha gente lo considera como una enfermedad, más no es así porque todos tenemos acné. El acné en sí no es más que la manifestación de la acción de nuestras hormonas a nivel de las glándulas sebáceas. Por ejemplo, cundo los niños y niñas dejen de serlo para convertirse en hombres y mujeres se empieza a producir una mayor cantidad de hormonas sexuales. En el caso de las niñas es la progesterona y en el caso de los niños es la testosterona, esto hace que caiga en un estado metabólico de anabolismo mejor conocido como adolescencia
Macro proteínas
El Dr. Jorge Razo Rivero comenta que evidentemente todo lo que el adolecente come, lo asimila por eso crece. Cuando un adolescente come alimentos fáciles de digerir: frutas, verduras, pollo, pescado, etc., no pasa nada; el problema es que si come alimentos que tienen macro proteínas o alimentos pesados, como su organismo todo lo asimila tiene que producir una mayor cantidad de enzimas digestivas para desdoblar las macro proteínas y al producir una mayor cantidad de enzimas digestivas por la acción cruzada que producen más anticuerpos. “Obviamente, los anticuerpos-añade el Dr. Razo-son los glóbulos blancos que les sale sebo y pus, pero en realidad están sanos. La respuesta inmune de los adolescentes es exagerada pues la cara se les llena de pus”.
Cito fármacos
De acuerdo al Dr. Razo, el acné no es una enfermedad. Por lo general, los dermatólogos convencionales utilizan antibióticos para bajar el proceso inflamatorio, al recibir los anticuerpos como que el acné se les quita, pero los dejan de tomar están iguales o peor. Contra de lo que la ignorancia de la gente cree, el acné nunca va a quitarse de la cara, el acné se controla de adentro, es decir, en la medida que el paciente esté químicamente más limpio. Para bajar esa respuesta inmune, lo primero que se tiene que hacer es que el paciente elimine la mayor cantidad posible de toxinas y se utilizan unos cito fármacos que actúan a nivel hepático, se mejora la función hepática, se eliminan toxinas, el paciente queda químicamente menos tóxico o más limpio. Entonces, viene una mejor respuesta inmune, se produce menos cebo y menos acné.
Facial médico
El tratamiento mecánico que se hace en el rostro es con toda la intención de evitar la cicatriz. Dentro de muchos mitos que existen, los pellizcos nunca dejan cicatriz porque lo que se pellizca es la epidermis y ésta se regenera cada seis u ocho semanas. Entonces, si se hace un programa de seis semanas de dermomicroabración para aprovechar el sitio de epidermis y el paciente se le controla eliminando las toxinas. Esto tiene más del 90% de éxito. El complemento contra el acné es el facial. El facial, entendido desde el punto de vista cosmético, no tiene realmente un fondo en el cual se mejore la piel en sí, pero el facial médico trata de controlar el principal evento de envejecimiento.
Cebo crónico
Envejecer es una situación biológica irreversible. Al dejar de crecer, el primer y principal evento es la acumulación irregular de células muertas porque ya no las desarrollamos. Así, empezamos a perder la lozanía y tersura de la piel y se hace una piel más gruesa y porosa. La gente cree que se abren los poros, pero éstos nunca están abiertos sino que las células muertas obstruyen las unidades pilosebáceas y se empieza a retener cebo. Esa es la causa, que a la larga, sobre todo, en la parte central de la cara que es donde más glándulas sebáceas tenemos, es donde más rápidamente vamos perdiendo las facciones. El cebo acumulado, las glándulas sebáceas que se encuentran inmersas en la dermis se empiezan a atrofiar: engrosan la dermis, se van deformando las facciones a consecuencia de un aumento del grosor de la dermis como consecuencia de un cebo crónico retenido.
La piel de los niños
Para el Dr. Razo, las cremas hidratantes son una fantasía, pues el cutis se hidrata solo. Pone el ejemplo de estar en una regadera y tomar agua en el interior de una alberca. En la medida que la piel se va haciendo grasosa, se torna impermeable al agua de nuestras propias glándulas sudoríficas que es un agua endógena no exógena. Esa es la causa de que en invierno se transpira menos y la piel se siente seca y las mujeres se ponen crema o grasa sobre grasa; si no se ponen crema parecen cartón. Cuando el sebo se produce en nuestras glándulas sebáceas es blanco amarillento, cuando se oxida por el medio ambiente se pone negro y la gente le llama puntos negros, pero sólo es agua oxidada. Por esta razón, hay personas que a los 20 años son blancas y a los 30 años son cenizos. Normalmente nacemos blancos o morenos rosados y al crecer se hacen morenos cenizos y blancos colorados. Cuando un niño o niña se asolea la piel se pone negra pero pareja. Es lógico, los niños no tienen células muertas, su piel es de un solo grosor, se irradia uniformemente y son de un solo tono.
Las mujeres se manchan más que los hombres
Las mujeres en época fértil producen más melanina que es el pigmento de la piel que sirve para despolarizar las radiaciones ultravioleta para que el futuro niño no se irradié. El que una mujer tenga melasma (paño) que culpa al hígado por ello, está sanísima. Lo que sucede es que se mancha por la progesterona, cuando se embarazan por su efecto progestágeno, sobre todo, por excelencia más de un embarazo, las doce primeras semanas de gestación que es la endogénesis del producto, en esta fase de desarrollo embrionario el producto debe de estar protegido de las radiaciones ultravioleta para que no nazca con malformaciones congénitas. En pocas palabras, la mujer manchada está más sana que la que no lo está.
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