Por: Héctor Medina Varalta
Los más pequeños de la casa suelen sufrir con frecuencia inquietud, irritabilidad, acumulación de aire en el intestino (gases) y llanto constante o repentino. Estas molestias gastrointestinales pueden deberse a que el sistema digestivo y nervioso de un bebé menor de seis meses, todavía es inmaduro lo que ocasiona que algunos niños no puedan digerir adecuadamente la proteína y la lactosa que contiene la leche.
Estas molestias gastrointestinales leves (también conocidas como mala digestión de lactosa y/o a la proteína de la leche), pueden afectar al 87% de los niños, sin embargo no necesariamente tiene consecuencias en su salud. “La principal afectación se da a la calidad de vida del bebé y su familia, pues no saber la causa por la cual llora el niño hace que los papás se angustien y llamen varias veces al día al pediatra”, afirmó el Doctor Eduardo Álvarez, Pediatra Neonatólogo y Director Médico de Mead Johnson Nutrition para América Latina.
“Ante un problema así –agregó el doctor Álvarez- lo mejor es mantener la lactancia materna, pues la leche humana contiene enzimas que ayudan a los niños a digerir la proteína de la leche y la lactosa, ayudar a los padres a mejorar las técnicas para sacar el aire apropiadamente después de que el bebé se alimente, y, para quienes ya toman fórmula, optar por su cambio”.
Un estudio publicado por la doctora Carol Lynn Berseth en la prestigiada revista médica Clinical Pediatrics en 2009, reportó que utilizar una fórmula con proteína láctea parcialmente hidrolizada con 20% de lactosa disminuye la irritabilidad de los niños desde las primeras 24 horas. “Estamos hablando de bebés sanos que lloren y muestren inquietud más de las 3.5 horas diarias promedio que llora normalmente un niño. Sin embargo, siempre que aparezcan molestias gastrointestinales es importante acudir a su médico para recibir información sobre el origen del problema, así como orientación nutricional”, explicó el Doctor Jorge Higuera Benítez, Gastroenterólogo Pediatra y Director Médico Asociado para Latinoamérica de Mead Johnson Nutrition.
La leche materna, la mejor opción
El llanto del bebé puede causar frustración y alarmar a los padres. Sin embargo, ésa es precisamente la forma en que se comunican. “Por ello, es importante que los padres sepan que ellos no son culpables de que sus hijos tengan malestares y que tengan paciencia, para evitar que influya en la relación de pareja y en la vida familiar”, explicó el doctor Higuera.
Como experto en nutrición pediátrica, el Dr. Higuera indicó qué hay que apoyar nutricionalmente a los padres y pediatras para disminuir el llanto del lactante es una prioridad, por ello nuestras fórmulas infantiles y de crecimiento buscan acercarse hasta donde la ciencia lo permita a la leche humana que es y será siempre el estándar de oro a seguir.
El Dr. Higuera Benítez, con Maestría en Ciencias Médicas, quien también fue por algunos años Jefe de Servicio de Nutrición en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI en la ciudad de México, comenta que está tratando de invitar a los medios de comunicación de concienciar a la sociedad, sobre todo a las mamás y papás primerizos a que sepan que es normal que un niño de los primeros meses de vida estén irritados y que lloren, pues es parte de su maduración normal; hay cifras que están muy bien escritas en la literatura es que el 87 por ciento menores de 4 meses pueden estar irritados y llorar. En promedio, un niño llora en promedio tres horas al día (espaciadas), es normal. Pero si llora un poco más de ese tiempo puede generar en papá y en mamá: ansiedad, angustia, miedo, falta de autoestima y todo esto puede terminar en depresión, separación familiar, maltrato infantil, entre otras causas.
Si el bebé sigue llorando hay que llevarlo con el pediatra
De acuerdo al Dr. Higuera, existen padres muy susceptibles, y una madre no muy tranquila, digamos un poco irritable, o con problemas económicos, etc., aunados al llanto del bebé, se va acumulando todo el estrés y puede terminar en algo que no quisiéramos. Es decir la parte emocional resulta afectada, pudiendo causar depresión y rompimiento del vínculo emocional, logrando llegar, incluso, al maltrato infantil. Incluso, está dentro de la literatura el síndrome del niño agitado, es cuando la madre o el padre en la desesperación de escuchar el llanto y le pueden lastimar el cuello, el cerebro. En cambio, si la madre que el llanto del niño es normal y lo escucha llorar, se encuentra tranquila y que incluso llorar le ayuda a desestresarse al niño. Pero, ojo, si ya después de dos o tres días de hacer todas estas maniobras, el niño sigue llorando hay que acudir con su pediatra.
Causas
Las molestias intestinales leves se deben en su mayoría a la mala digestión de dos nutrientes específicamente: la proteína y la lactosa, que a veces los niños no digieren bien. Como estos dos nutrientes son los que causan más molestias lo que hay que hacer es darle leche humana que tiene las enzimas para digerir estos dos nutrientes o una fórmula infantil predigerida en proteína y en carbohidratos, y así el niño seguirá tomando lo que está tomando pero en una forma fácil de digerir. Hay otras circunstancias de inmadurez del tubo digestivo como: no vaciar bien el estómago, no se mueven bien sus intestinos las primeras semanas de vida. Así como con la leche materna es suficiente para estimular el movimiento intestinal, de igual manera con este tipo de fórmulas predigeridas también lo hacen.
Por otra parte, hay que sacarle bien los gases al bebé, dar una buena técnica de alimentación, porque una mamá angustiada cocinando con una mala posición, va a generar que el niño chupe gas y si no lo saca bien el bebé llorará. Los puntos clave para compartirlos con la sociedad son: primero hay que educar a las mamás a que es normal que el niño llore y que tienen que aprender a tolerar ese llanto; en segundo lugar, que lo alimente con leche materna con una buena técnica de alimentación y que esté tranquila, que deje los problemas a un lado y que se relaje para que le transmita amor y tranquilidad al bebé, y con eso va a solucionar la mayor parte de los problemas de digestión. Y si opta por una fórmula, buscar al pediatra para que le indique que tipo necesita. Lo ideal para estos casos, una fórmula de rutina normal pero predigerida en proteínas y carbohidratos, y si el niño tiene alguna enfermedad, entonces que el doctor elija la fórmula especial que necesita.
Para mayor información, visite www.mead-johnson.com.mx
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