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Por Héctor Medina Varalta
Papá, mamá, soy gay
Rinna Riesenfeld
¿Tiene usted un pariente cercano que es homosexual? Tal vez pueda ser su hijo, hija, tío, primo, incluso hasta su padre o su madre. Sin ir tan lejos, este interesantísimo libro aborda este tema dirigido a los padres de familia que tienen un hijo o hija que es homosexual y se sienten confundidos, culpables o sienten rechazo hacia ellos. Por fortuna, gracias a esta clase de información, basada en varias investigaciones, este tema está dejando de ser tabú.
Rinna Riesenfeld, licenciada en psicología, con maestría en ciencias sexológicas y en sensibilizan educativa con orientación Gestalt. Graduada del Consejo de calificación profesional en Educación Sexual y Sexología, A. C., entre otros títulos, aborda sin ningún tapujo, sencillez y con gran valentía el tema de la homosexualidad.
Si esta Navidad, su hijo o hija aprovechó la ocasión para sincerarse con usted (es), confesándole su identidad sexual y usted duda en aceptarlo, pues se cuestiona varias dudas como: “¿Es posible que a mi hijo (a) alguien lo indujera a ser homosexual?” “¿Tuvimos la culpa?” “¿Qué hicimos mal?” “¿Por qué no me lo dijo antes?” “¿Se puede curar?” “¿Por qué tuvo qué decírmelo?” “¿Cometemos un gran pecado si lo aceptamos en casa?”, entonces este libro es para usted, ya que la autora recopila bastante información científica, teológica, y con bastantes testimonios de padres de familia y de personas con esta identidad sexual. Por ejemplo, en el capítulo “Buscando respuestas”, encontramos algunas reacciones: Amigo: “A mí me dio igual, pensé que me iba a decir algo grave como que tenía sida o algo así.” Hermano: “Mi hermana llegó un día y me preguntó: '¿Te gustan las mujeres?' Naturalmente conteste que sí; acto seguido ella sonrió y agregó: 'Ya tenemos algo en común: a mí también. Al principio quedé confundido, pero después nos acercamos más. Ahora ya tenemos más cosas que compartir.” Hermano: “Cuando mi hermano me dijo que es gay me sentí aliviado y feliz porque al fin le pude decir que yo también.” Amigo: “El amor es el amor, no importa con con qué sexo lo vivas.”
Por el otro lado, algunas personas opinan: Madre: “Fui una persona que rechazaba mucho la homosexualidad. Decía frases como: 'esa gente', 'qué asco', deberían...,' , hasta que un día mi hijo Alfonso me contó que él era como 'esa gente'. Para mí fue horrible. La verdad es que no había conocido antes a un homosexual, ocuando menos eso creía, pero jamás me imaginé que 'esa gente' podría ser mi hijo”. Padre: “Lo primero que pensé fue: 'Tiene un problema y vamos a ir con los mejores doctores; Dios hizo a Adán y a Eva, no Adán y Manuel.” Illana: “Un día llegué a mi casa y había junta familiar; mi madre me dijo que habían descubierto que soy lesbiana y que mis maletas ya estaban empacadas. Pasaron tres años hasta que los volví a ver, pero ahora ya nos integramos bien”.
El punto de vista de varias iglesias cristianas y judías responden a la pregunta, ¿se considera pecado la homosexualidad? Bautista, Rev. Dr. William R. Stayton: ¡absolutamente no! No existe nada en la Biblia o en mi propia teología que me haga pensar que Dios considera a la homosexualidad como un pecado. Dios está interesado en las relaciones que establecemos con nosotros mismos, con otros, con las cosas que pasan en nuestras vidas y con Él mismo (Mateo, 23:36-40). No hay nada en la mente de Dios que esté en contra del amor, las relaciones sexuales y la libertad dentro de éstas, sin coerción, aunque estos adultos sean gays, lesbianas, bisexuales ol heterosexuales.Judío reformista: Rabino Dr. David Teutsch: la homosexualidad como la heterosexualidad, es una ocurrencia natural de la orientación sexual que puede expresarse en caminos éticos y menos éticos. En sí el amor homosexual no es pecado. Riensenfeld cita el siguiente texto bíblico: “También los hombres del país practicaban la prostitución como culto, y se cometían todas las infamias cometidas practicadas por las naciones paganas que el Señor había arrojado de la presencia de los israelitas (1 Reyes, 14-24)... La palabra hebrea que se utiliza es Kadesh, que se ha descubierto que describe a los prostitutos del templo, es decir, a personas que, sin importar su orientación sexual, tenían sexo con hombres y mujeres con el fin de adorar a su dios. Ahora, las nuevas versiones, en lugar de usar “prostitutos sagrados”, usan la palabra “homosexual” para justificar su intolerancia, manipulan y cambian estos textos que no se refieren al homosexual ni a la sexualidad, sino a la idolatría.
Es un extraordinario libro que no debe faltar en su biblioteca, tanto si tiene un familiar homosexual, o no.
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