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Por Héctor Medina Varalta
Guadalajara, Jalisco. Eduardo Parra Ramírez presentó La ira del filósofo, una novela que cuenta la historia de Teo Mondragón, un personaje muy peculiar, amante de las lecturas filosóficas y, a la vez, es un hombre muy arrogante, muy soberbio, en pocas palabras, un misántropo, odia al género humano, ya que le achaca todas las iniquidades de la realidad, de todo lo que sufre el planeta, que son producto de las propias actitudes de la humanidad. Es un hombre que está muy enojado y muy indignado con el mundo, pero se apasiona con la literatura. Lo que sucede con este protagonista, es que para ser escuchado, ya que siente que tiene mucho que decir, ingresa a una escuela preparatoria a impartir clases; como no tiene título universitario, sólo puede trabajar en una escuela corrupta de ínfima calidad, que opera mediante tranzas administrativas. En su estancia en esa escuela, va a conocer la corrupción, la descomposición, el crimen, la simulación y toda una serie de cosas que él no había conocido vivamente porque era un intelectual.
Los vídeos
Una vez que entra en dicha escuela llegan a sus manos unos videos grabados por unos delincuentes, que fueron trasegados por unos alumnos-que robaron de una casa-, y esos vídeos contienen imágenes de sexo y crimen explícito; lo que se conoce como cine snob, que se graba muertes en directo. El drama del personaje es que empieza a gustarle y a excitarse con el video, y esto lo manda a una caída moral, porque ya no sabe quién es él. Es justo lo que pasa entre el bien y el mal: es que conceptualmente creemos que tenemos bien claras las fronteras, entre un concepto y otro, y en la vida de los hechos aparecen las pulsiones, y de pronto uno no sane quién es. Por lo tanto, la novela registra el viaje de este filósofo por su propia alma, en la medida que se va enfrentando a una serie de aventuras y de peripecias, todas ellas oscuras. Para conseguir esta historia, desde luego, tuvo que haber un narrador en tercera persona que tuviera historias brillantes y cierta pimienta para contar la historia porque, de lo contrario, hubiera sido demasiado negra la fantasía. Por dicha razón, tiene deslices hacia el amor, desde luego, un humor negro socarrón, punzante y el mismo personaje tiene una forma de ser, que resulta un poco fársica, de tal manera que se convierte en una tragicomedia.
De la acción a la adicción
Al principio, la ira se convierte en transgresión, pero después se convierte en acción. Lo que pasa es que cuando nos adentramos a la novela, nos encontramos con un personaje muy enojado, pero en abstracto: enojado con el hombre, enojado con la humanidad, enojado con su realidad inmediata; y cuando él ya está trabajando en la escuela y está verdaderamente conociendo lo que es el mal, todo esto va a hacer que entre en crisis, incluso termina en la cárcel por un corto periodo, por ciertas peripecias de la anécdota. Sin embargo, cuando sale, ya no está enojado, se encuentra un poco atorado, pero él se entera de que existe otro video emparedado en las ruinas de la que fuera escuela que le va a aclarar sus sentimientos. Entonces, Teo decide entrar a las ruinas para buscar el video y cuando lo ve en la televisión recupera la ira, pero es una ira con sentido encauzado, una ira en la que él va a hacer algo, más no estar regodeándose en su propia indignación, sino que ya en esta nueva concepción que tiene del hombre, ya va hacer algo, no sabemos qué, pero la salida de la novela, es hasta cierto punto optimista porque entra en acción.
Catarsis
La primera vez que apareció La ira del filósofo-complementa Parra Ramírez-fue en 2009, pues obtuvo el Premio Nacional Juan Rulfo 2008, hubo respaldo de ese premio, pero no tuvo un buen destino editorial en aquel entonces, porque el tiraje fue bastante escaso y se terminó pronto. Por lo tanto nosotros quisimos darle un mejor destino editorial y Ediciones B se encargó de hacer una muy buena segunda edición.
El autor a incursionado en las diferentes esferas de la expresión: a sido cineasta, músico; en literatura a abordado diferentes géneros, básicamente por una inquietud experimental, de abordar en diferentes vertientes. Esta es mi primera novela. Estoy elaborando un par de novelas más, pero se puede decir que esta novela le tengo particular cariño, pues se parece un poco a lo que yo viví: en algún tiempo entré a impartir clases a una escuela que era de una calidad muy dudosa. Ahí sucedieron algunos eventos que después provocaron esta novela, a la que acompaño con mucho gusto a su divulgación.
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