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La captura del Chapo Guzmán confirmó que el crimen organizado e institucional, campea en Sinaloa, sustenta la violencia y la impunidad por funcionarios y políticos corruptos que sirven a los criminales. El vacío político de la alternancia agravó la aparición de poderes agresivos en este territorio antes exclusivo del CHAPO y Cia. Los poderes (económico, político y militar) crearon una cultura mafiosa en la entidad usando amenaza para conseguir influencia, posición política, riqueza y legitimidad. El crimen organizado en el Estado es parte del gobierno, está en su entraña provocando conflictos de soberanía, de democracia, de identidad en el territorio. Este maridaje y nueva propiedad de la tierra sinaloense les da capacidad de control político, económico, cultural y religioso. El Capo es el animal que tiene marcada el área. El sistema político sinaloense contaminado incapaz de defender a su población, condiciona a los partidos políticos, los acerca al financiamiento negro y al lavado de dinero electoral.
Este poder paralelo desplaza una parte de la población y, la que no se disciplina huye o vive en arresto domiciliario, en silencio, castrada. Aquí los políticos pactan y negocian con narcos, forman cofradías y vínculos, incluso familiares. No solo lasos de negocios e intereses, no es extraño que el control del territorio lo tengan ellos, traducido en poder económico-político, con las consecuencias imaginables. La alternancia no dio paso a la participación democrática sino a la gestión territorial a favor del crimen organizado. Es necesario revisar el rol de las fuerzas militares. Hay generales y rangos militares sin escrúpulos salidos de aquí cuya familia vive en jauja. Delegados federales de seguridad y justicia salen ricos de Sinaloa convertida en la gran puta de autoridades federales. Así es Sinaloa con un estado de derecho para delinquir en un territorio meado por los capos. No gobierna quien tiene el poder formal y soberano, sino el poder paralelo. Antes los gobiernos tenían distancia con ellos, los usaban para ciertas cosas, desparecer enemigos, respetando el negocio federal (al inicio). El alineamiento al poder politico empezó con Fco. Labastida que con VoBo de Salinas lavó dinero del narco en proyectos faraónicos, frivolidades, circos, carpas y turismo, según The Washington Times. La narcobanca llenó de sucursales todo Sinaloa. Renato Vega les entregó el aparato gubernamental de seguridad, de información y de justicia. Cerros e islas con pistas de aterrizaje para aviones sudamericanos. Se inició la narcoeconomía internacional, narco empresarios, marcas sinaloenses que luego son nacionales. El Nuncio Prigione arrodilló Vega en estadio de beisbol pleno y esté le construyó el Seminario para lavar la muerte de Posadas. No olvidar las bombas al Noroeste y los periodistas críticos desde entonces andan con blanco en la espalda. Los siguientes abren la narcopolitica con diputados locales y presidentes municipales, luego agregan diputados federales y senadores. El cartel de Sinaloa creció a cartel del pacifico. La franquicia Sinaloa, domina el 50% del Territorio nacional con tal esquema, ha logrado incrustar sinaloenses al más alto nivel en seguridad y procuración de justicia. Casi tuvo presidente y mucha de la economia regional se basa en estos ingresos. El actual gobernador y sus colaboradores son títeres hijos del narcopoder, como todos los grupos políticos actuales sirven al gran patrón territorial en turno, ni a los ChiloriosPower les importa Sinaloa, ahora convertida en la región más turbia de México. Tambien ellos son mandaderos de los que marcaron el territorio por el lado del Ebora. El goberbailador llama pseudosinaloenses e infiltrados a manifestantes y a críticos en nómina. Malova es un fracaso no logró destacar en nada por 3 años de Gobierno, ejemplo nacional de impunidad, corrupción y desvergüenza por teatro guiñol de cuates y júniores, con funcionarios enriquecidos cobijados por el poder consentimiento del alto mando. Triste y condenable balance de promesa y compromiso a un Sinaloa ingenuo cansado del PRI que voto por él. Es la tierra de lo nebuloso; las fachadas y la mentira. Todo huele mal en Sinaloa de donde salió la orden contra Colosio, ahí se paren capos y miles de sicarios de todo precio. EPN no ha podido combatir la corrupción y la impunidad administradas por poderes fácticos y desde el gobierno estatal. Es mas ya se sospecha de un pacto con el cartel para que el negocio no se venga abajo y dañe a la economía nacional.
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