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16/9/07

Tepito Gourmet: la comida no sólo es una forma de subsistencia, es cultura de la resistencia e identidad

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Ø En el ciclo organizado por Casa Talavera de la UACM, toca el turno a dos proyectos invitados: Tepito Arte Acá de Daniel Manrique y el Taller Popular de Cine y Video de Mario Puga, que estarán presentes el martes 18 de septiembre desde las 16:00 horas.

Ø Don Fortino Rojas, chef del Restaurante Bar Chon, alta cocina prehispánica, será entrevistado por Eugenio Sánchez Aldana.


La sentencia reza: “En Tepito se vive bien, se come sabroso, se ama fuerte y se aprende a enseñarle los dientes a la muerte”. Este martes 18 de septiembre, en el corazón de la Merced, a unas calles de los metros Pino Suárez y Candelaria, donde se ubica la Plaza Aguilita, el viejo barrio será el protagonista del ciclo Aguilita en Martes, ventana a las culturas del centro, organizado por Casa Talavera de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

De las 16:00 a las 19:00 horas, en la Plaza Aguilita, ubicada en se darán cita dos proyectos invitados: Tepito Arte Acá de Daniel Manrique y el Taller Popular de Cine y Video del Centro Cultural Tepito, de Mario Puga. En los testimonios estarán el chef del Restaurante Bar Chon, alta cocina prehispánica, Fortino Rojas, y los Tacos Los Paisas, ambos ubicados en la Calle de Regina, en la zona colindante a la Plaza Aguilita. Las entrevistas corren a cargo de Eugenio Sánchez Aldana.

La parte musical no podrá faltar y estará a cargo de la RUPESTRÓPICA, y el Jardín del Arte, con el colectivo de Ricardo Soto, exhibirá trabajos realizados en diversas técnicas.

LA COMIDA: INTERCAMBIO Y RESISTENCIA CULTURAL

“A lo largo de su historia, la gente ha llegado a Tepito desde diferentes lugares de la república mexicana. Podemos hablar de un sincretismo, del bagaje cultural que trajeron esos emigrantes que llegaron al barrio. Ubicados en la ciudad, es en la comida que las personas dedicadas a este quehacer --que es forma de subsistencia y resistencia cultural-- empiezan a encontrar un sentido de identidad en él. Por tanto, se integra al lenguaje, a las formas de vida que la gente tiene en Tepito”, explica Mario Puga, promotor cultural y videoasta.

Desde hace varios años, Puga se ha dedicado a la investigación de la diversidad de las expresiones culturales en el barrio. A partir de enero de este año, en el Taller de Cine y Video que imparte en el Centro Cultural Tepito, se ha dedicado, junto con sus alumnos, a la investigación del papel de la comida en Tepito. El esfuerzo forma parte de un proyecto más amplio que ha denominado “Taller Popular de Cine y Video”, el cual busca propiciar entre los jóvenes de la zona la posibilidad de hacer suyo el lenguaje de las imágenes, para relatar las historias de su comunidad.

El mito del Tepito indómito, del barrio bravo tiene una razón, dice Mario Puga: en Tepito hay una cultura de la resistencia. “La gente del barrio ha sufrido mucho. Desde la época de la colonia están señalados, los han querido desalojar. No es casual que muchas de sus grandes personalidades sean boxeadores, Kid Azteca, el Ratón Macías, y tantos otros. Tampoco que otros se destaquen en deportes populares como el futbol o el ciclismo. Pero así como hay deportistas hay escritores, músicos, actores”.

Tepito es uno de los barrios más antiguos de la Ciudad de México. Durante la colonia, al margen de la ciudad española, San Francisco Tepito fue el barrio indígena donde residían las autoridades indígenas de Tlatelolco y era el más marginado de los barrios pobres. Hasta la mitad del siglo XIX se mantuvo como "parcialidad de indios". A partir de 1856, se realizaron obras que modificaron el barrio, en particular vecindades para gente de escasos recursos, tanto indígenas como mestizos.

Mario Puga señala: “Tepito es un lugar al que llegaban los refugiados, los excluidos del sistema tributario, y esto históricamente ha propiciado una forma particular de vida. La gente que vive en Tepito tiene una tradición de resistencia, pues siempre han tenido que defenderse, ante las agresiones que la política gubernamental le impone”.

Esto forma parte de la tradición histórica del barrio, desde los calpullis, pues fue la zona de transito entre el gran centro de abasto que era Tlatelolco y lo que se vendía en las zonas circunvecinas, las cuales estaban fuera del orden hacendario, explica el cineasta.

Puga agrega: “En la época de la Colonia, las personas que tenían oficios eran los hijos de los españoles, pues sólo ellos tenían acceso a esos conocimientos; los indígenas no. Si éstos eran descubiertos haciendo labores de sastres u orfebres, les cortaban las manos. En la zona de Tepito encontraron un refugio, ahí pudieron desarrollar los oficios que conocían por tradición”.

ENTRE EL MITO Y EL MITOTE

Con estos antecedentes, fue en la época de la Revolución cuando estos grupos se incrementaron, pues quienes huían de la batalla, se refugiaban en la zona de la Merced. Al paso de las décadas se fueron adaptando a los cambios del país, de asentarse en establos que posteriormente se convirtieron en mesones, y más tarde en vecindades, el contacto a flor de piel se hizo cada vez más intenso, los olores y sabores de la cocina se mezclaron, tanto como sus formas de realización.

Se dice que “Las Migas” –explica Mario Puga— son un platillo endémico de Tepito. Tanto como “La Escamucha” –los guisos que quedaban en las ollas, que no se alcanzaban a vender, en los restaurantes caros–, la cual se vendía en Tepito y La Lagunilla durante las décadas de los 30 y los 50.

Los habitantes de Tepito iban por esos guisos, se los vendían o se los regalaban de los restaurantes finos de Reforma y Madero. “De esos lugares de postín, se llevaban los alimentos al barrio. Empezaba el reciclaje; así como recuperaban ropa, basura, o arreglaban planchas, pues reciclaban la comida. Así la escamucha la vendían envuelta en papel de estraza, por 10 o 15 centavos. Mucha gente en Tepito se alimentó de eso, durante muchísimos años”.

Actualmente, en Tepito, la comida es una forma de subsistencia, son familias completas las que han vivido de venderla durante generaciones. ¿Y que comida hay en el barrio? Absolutamente de todo tipo y de todas partes del mundo. Comida exótica, “de fantasía” --como le dice Mario Puga (“piensa en unos bosteces de nalga de elefante”)-- hasta la más tradicional. Puga afirma que los tacos de canasta son tepiteños, que son una versión de la famosa “escamucha” en el tránsito entre el siglo XX y el XXI.

La mayoría de la gente en Tepito se dedica a vender comida. Lo cierto es que la comida saca adelante, hoy por hoy, a muchas familias de los apuros económicos. Son alrededor de 12 mil las personas que se dedican a este quehacer, pero esa cantidad se multiplica a veces hasta por cinco, pues el proceso es largo y numeroso, no es sólo quien la vende, sino quien la hace, la lleva, incluso la empaca. A todas horas hay comida, en puestos ambulantes y establecidos, emergentes o que parten de una tradición familiar. Y su riqueza es tan diversa, como los modos de vida que coexisten en esta zona de la ciudad.

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