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Junio de 2008. Invitado para dirigir los dos conciertos con los cuales la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez cerrará su 2ª Temporada 2008, Rodolfo Saglimbeni, actual director artístico de la Sinfónica Municipal de Caracas, incansable docente y entrenador de orquesta y partícipe del movimiento de orquestas venezolano, resalta la importancia de sentir y hacer la música, sobre todo cuando se trata de instrumentistas jóvenes, casi siempre muy preocupados por tocar nota tras nota.
“Siempre que trabajo con jóvenes siento una gran emoción y, a la vez, una responsabilidad. Los jóvenes de la Juvenil Carlos Chávez ya han hecho un trabajo de base sobre las notas y la dificultad técnica; ahora nos tenemos que preocupar en estos días, en conjunto, en darle vida a esa partitura. Esa vida que va más allá de tocar las notas y las cosas que están escritas ahí. Es hacer que eso realmente tenga una vida y una de las cosas bellísimas de los jóvenes, cuando éstos suben al escenario, es que dan la vida y lo que tenemos que hacer es inspirarlos para que la den ahora y cuando sean profesionales”, así se expresa Rodolfo Saglimbeni después de su primer ensayo con los 200 músicos de esta agrupación mexicana que conoce desde su formación hace poco más de 17 años.
“En aquél entonces estuve en México como instructor. Hacíamos talleres. En aquél momento trabajaba con los directores de orquesta y también con mi especialidad en la sección de metales, porque fui trompetista por mucho tiempo. Éramos un grupo como de 10 personas en una misión venezolana y sé que después vinieron otros instructores más. Hoy día, el nivel artístico es importante, se toca muy bien, hay estupendos talentos, hay una mina muy importante que ojalá el ejemplo que se siente en la capital, se deje sentir en todo el país”.
Al respecto, destaca el caso de Venezuela donde en 30 años se ha conseguido sembrar orquestas por todo el país y formar músicos de nivel internacional como el caso de Gustavo Dudamel, ganando un lugar en el mundo: “Venezuela es diferente antes y después de que existieran las orquestas juveniles, es un orgullo…Quizá hace 20 años si no fuera por la música, la gente se preguntaba en qué parte de América quedaba Venezuela; ahora, nosotros tenemos un punto en el mundo, gracias a la música”.
Al mismo tiempo, identifica que gran parte del éxito musical venezolano está relacionado con México: “Cuando tenía apenas 14 años ví a una persona dirigir, era Carlos Chávez, me impresionó muchísimo. En aquel momento sabía que era una gran personalidad. Hoy por hoy realmente me doy cuenta de lo grande que fue ese hombre. Carlos Chávez junto con Abreu y otro gran mexicano, Eduardo Mata, sembraron realmente una semilla imborrable en Venezuela”.
De la misma forma, reitera las oportunidades sociales que ofrece la música a niños y jóvenes: “Este proyecto nacional tiene muchas cosas buenas que además implica hacer música desde muy pequeños: tiene una pasión, un amor por la música que hace que los músicos que viven este sistema, vayan a ser músicos profesionales o no, sean mejores ciudadanos.
Y es que el trabajo con instrumentistas jóvenes, va de la mano con el seguir aprendiendo: “siento que trabajar con jóvenes me nutre mucho como artista, especialmente con aquellos que se inician en el proceso, por eso estoy convencido que enseñar es una de las mejores maneras de aprender y hacer mejor las cosas”.
Cabe destacar que por más de dos décadas, el maestro Saglimbeni ha conjugado la labor de dirección con la docencia y el entrenamiento orquestal. En el primer rubro, destaca el trabajo realizado con directores de orquesta, en un programa que cada año codirige con el maestro escocés George Hurst en la Canford School of Music, mientras que en el ámbito de entrenamiento resalta la creación de la Orquesta Sinfónica de Gran Mariscal de Ayacucho, “un entrenamiento que nosotros hemos vivido, un poquito ensayo y error, que después de 30 años nos ha dado una fórmula que seguimos experimentando y seguimos haciendo”, según sus propias palabras.
Así, en los conciertos con la Juvenil Carlos Chávez, este director ha tomado como principal reto, que los instrumentistas vayan más allá de las notas: “la experiencia es el hacer sentir que hay algo que no se puede escribir con notas, que no se puede escribir con compases ni con líneas. Hay algo que está en la magia de la música, fuera del pentagrama. Mi maestro decía, cuando hacemos esa pieza, la hacemos no por lo que está escrito, sino sobre todo por lo que no está escrito, pero que está en el alma intrínseca”.
Esto sucede con el programa del concierto, ya que si bien Saglimbeni comenta haberlo interpretado en diversas ocasiones, siempre es importarte “redescubrirla con sangre joven” y especifica: “siento que el comentar con ellos algunos aspectos de una obra como la Obertura 1812 de Tchaikovsky o vivir con ellos todo ese tema de amor de Shakespeare a través de Romeo y Julieta de Prokofiev, los músicos para hacerlo verdaderamente expresivo con los instrumentos se enfrentan a un reto. Es redescubrir incluso, algunos sentimientos. Así que me siento muy contento, siento que se ha hecho un trabajo de base fundamental que la ha llevado a este nivel, para que realmente puedan tocar este repertorio que además, es muy exigente”.
Adicional a estas obras, se incluye Kamarinskaya de Glinka y el Concierto para piano No.2 op. 18 en do menor de Rachmaninoff.
Las funciones de este programa de clausura de la 2ª temporada, tendrán lugar el sábado 28 y domingo 29 de junio a las 13:30 y 18:00 horas respectivamente, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes. Admisión general: $40.00 pesos. Descuento del 50% con credencial vigente a estudiantes, SEPALO, Maestros a la Cultura e INAPAM. Informes al teléfono: 4155 0873 / e-mail: sddrp@correo.conaculta.gob.mx
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28/6/08
Rodolfo Saglimbeni con la Juvenil Carlos Chávez
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