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- “La ganancia a nivel humano para todos los implicados en este montaje ha sido enorme”, subraya el productor.
A Morris Gilbert se le ilumina la cara cuando habla de Los Monólogos de la Vagina. Y no sólo por el enorme éxito que ha tenido la obra, que cumplirá cinco mil representaciones el próximo lunes 1 de septiembre, sino especialmente por el logro que significa para un hombre de teatro, un montaje de esta importancia.
Hoy, en vísperas del festejo, que tendrá como madrinas a Eugenia León y Carmen Aristegui, Morris recuerda aquel día de finales de los años 90, cuando ‘conoció’ Los Monólogos de la Vagina, a través de un artículo en un periódico.
Se trataba de uno de los diarios más influyentes del mundo, The New York Times, que dedicaba una plana entera a hablar de este singular obra que entonces causaba revuelo en la llamada Gran Manzana.
“Por esas fechas –cuenta Morris– estábamos por estrenar El Fantasma de la Ópera, lo que nos tenía a todos ocupados de tiempo completo; así que recorté aquella página del periódico y la tenía pendiente en mi escritorio; a diario leía dos o tres líneas, y cada vez me convencía más de que esa obra tenía que producirla yo”.
El Fantasma de la Ópera se estrenó el 16 de diciembre de 1999, y el 17 estaba Morris en Nueva York viendo Los Monólogos de la Vagina, que por aquel entonces todavía presentaba Eve Ensler sola. “La obra me encantó, me impactó y ahí mismo decidí que tenía que traerla a nuestro país”.
Luego de negociar con los agentes, pues más de tres productores mexicanos querían comprar los derechos, Morris consiguió que se los otorgaran a él.
La dirección escénica de Abby Epstein cayó casi del cielo. Casualmente después de que Morris obtuviera los derechos, un día recibió un correo electrónico de Epstein, quien había dirigido en México Rent, y con quien mantiene una buena amistad. Ella le comentó que estaba como directora residente en Nueva York, de una obra muy exitosa llamada Los Monólogos de la Vagina; Morris le respondió que él acababa de adquirir los derechos y la invitó a dirigir el montaje en México. Ella aceptó encantada.
Inició entonces el proceso de preproducción.
Lo primero fue traducir el texto de Ensler, lo que representó todo un reto, pues el original está lleno de localismos, de datos, de giros gramaticales que hubo que ‘mexicanizar’; el trabajo recayó en Susana Moscatel y Eric Merino, a quienes después se sumaron la misma Abby Epstein y quien sería el director residente en México, Jaime Matarredona.
“Quizá ése fue el primer gran acierto –apunta Morris–, ya que sin traicionar lo que Eve escribió, el texto se adaptó a nuestra idiosincrasia, por lo que llega muy bien al público”.
Vino después un segundo y más grande desafío: conformar el elenco.
En medio de risas, Morris recuerda aquellas semanas en las que habló con decenas de actrices, “de todos los colores, edades, procedencias, ideologías, y para sorpresa mía, muchas a las que yo consideraba de avanzadas, liberales, vanguardistas, se mostraron sorprendidas e incluso, alguna, hasta ofendida porque se me ocurriera siquiera pensar en ella para hacer una obra con semejante título.
“Llegue a pensar que quizá me había equivocado y que México no estaba listo aún para un montaje así”.
Sin embargo, no se dio por vencido y siguió con sus planes para llevar a escena la obra. Cuenta que tres fueron las mujeres determinantes para seguir adelante: Lilia Aragón (“que cuando leyó el texto cayó de espaldas y dijo ¡qué maravilla es esto, hay que hacerlo pero ya!”); Maxine Woodside (“a quien le mandé el libreto para que me diera su opinión, y me dijo que era estupendo”) y Stephanie Salas (“que lo leyó y luego me dio una larga lista de razones por las que era importante montar en México una obra así”).
Se conformó así un primer elenco de nueve actrices. Para integrar tres repartos, que desde el principio alternaron las funciones.
Esas nueve valientes eran: Sofía Álvarez, Lilia Aragón, Pilar Boliver, Ana Karina Guevara, Andrea Legarreta, Anabel Ochoa, Adriana Roel, Jana Raluy y Stephanie Salas.
De ellas, Morris explica: “A ese reparto original yo no lo encontré, ellas encontraron la obra”.
La expectación social que levantó el anuncio del próximo estreno fue un fenómeno que hacía mucho tiempo no se sentía en México, y que se vio muy bien reflejado en los medios de comunicación, algunos de los cuales, incluso, optaron por censurar el nombre de la obra, llamándola solamente Los monólogos, o Los monólogos de la v... Sin embargo, ni por ello, Morris pensó en algún momento cambiar el título original.
Conseguir el teatro fue otro desafío. La Sala Chopin se arriesgó a albergar el montaje, “aunque cayeron de espaldas cuando vieron la enorme marquesina que colocamos, pero que fue parte esencial del impacto que necesitamos para que la gente fuera a ver la obra”.
Y vaya que se logró.
A los pocos días de su estreno, en la taquilla colgaba casi de manera permanente el anuncio de “localidades agotadas”.
El slogan del montaje, “Corre la voz”, resultó todo un acierto, pues poco a poco el público se fue enterando de lo que esta propuesta escénica era en realidad y el éxito se convirtió en una avalancha de triunfos.
Tanto así, que las primeras cien representaciones se pasaron volando, por lo que no hubo tiempo de celebrarlas y se juntaron con las 200, en un festejo amadrinado por Diana Bracho y por la autora, Eve Ensler, quien sintió en vivo las ovaciones que prodigaba el público al montaje.
A esos primeros meses de triunfo, se sumó después la renovación permanente del elenco con la idea de tener actrices invitadas, ciclo que se inauguró con la presencia de doña Ofelia Guilmáin, y al que se han sumado 61 intérpretes más, entre actrices, comunicadoras, políticas, cantantes... todas con gran éxito y compromiso con la obra.
Un logro, tras otro en una temporada que en octubre próximo iniciará su noveno año en cartelera.
Un montaje al que si bien Morris guarda inmenso cariño y gratitud, tiene el buen cuidado de no catalogar como su mejor producción, pues para él todas sus obras “son mi mejor producción. No hay ni una sola de la que me avergüence o me arrepienta, pues todas las he hecho con el mismo entusiasmo y entrega. En ninguna he escatimado esfuerzo alguno para ofrecer al público lo mejor que he podido”.
Sin embargo, reconoce que Los Monólogos de la Vagina es “una obra extremadamente noble: muy lucidora para las actrices y relativamente fácil para la producción”.
Relativamente fácil, aunque de grandes satisfacciones, pues como el mismo Gilbert lo apunta, “en lo artístico es un triunfo que me ha permitido trabajar con tantas actrices, y además tan rápido; de no ser por esta obra quizá me hubiera tardado mucho o nunca lo hubiera hecho; me ha dado la satisfacción de la enorme gira que hemos realizado por todo el país, y a mí las giras me encantan; me ha permitido, también, trascender con una obra que dice cosas importantes, muy bien dichas. La ganancia a nivel humano ha sido enorme, enorme, enorme”.
Y no podía ser menos, pues como bien lo resume su productor: “Los Monólogos de la Vagina es un texto genial, y a partir de ahí todo ha sido genial”.
La cara de Morris Gilbert se ilumina cuando habla de Los Monólogos de la Vagina, y no es para menos, pues ha sido un tiempo de gozo permanente: “Es una sensación como de sacarse la lotería todos los días durante ocho años seguidos; así de gratificante. Y no estoy hablando de lo económico, sino del gusto, del placer, de la alegría, enorme, de producir esta obra”.
Los monólogos de la vagina cumple este lunes 1 de septiembre 5000 mil representaciones ininterrumpidas de éxito, con una función a beneficio de Casa Amiga de Ciudad Juárez, a la que se entregarán $300,000.00, para apoyar la labor que realiza en beneficio de las mujeres víctimas de la violencia.
La función se realizará en el Jardín Versal, ubicado en avenida Constituyentes 876, en la colonia Lomas Altas, y en ella participarán 30 actrices del elenco mexicano, y debutará en este montaje Lupita Jones.
Para facilitar su compra, los boletos pueden adquirirse ya a través del sistema Ticketmaster (al teléfono 53 25 9000), y en las taquillas del Teatro del Hotel NH (donde se presenta habitualmente Los monólogos de la vagina); del Centro Cultural San Ángel (Defendiendo al cavernícola); del Teatro Diego Rivera (Adorables enemigas); del Teatro Jorge Negrete (Confesiones de mujeres de 30); del Teatro Virginia Fábregas (Orgasmos, la comedia); y del Teatro Independencia, San Jerónimo Lídice (Chicas católicas).
Las 5 mil representaciones de Los monólogos de la vagina van mucho más allá de un mero éxito teatral, son muestra de la nueva cultura mexicana, que atiende a espectáculos de alta calidad y que hablan al ser humano de hoy de los temas que le preocupan e interesan cotidianamente.
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31/8/08
Los monólogos de la vagina es una obra genial que me permitirá trascender, afirma Morris Gilbert
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