Informanet Videos
Encontrando sentido al proceso de la muerte.
Daniel Behar
Editorial PAX
"Aprende a morir y aprenderás a vivir. Nadie aprenderá a vivir si no ha aprendido a morir", así rezaba un viejo manual occidental sobre la muerte y el proceso de morir. Actualmente, en nuestra sociedad se ha producido un considerable avance en lo referente a la atención al paciente moribundo, desarrollo que se ha realizado por un lado en lo que hace a la terapia del dolor y más específicamente a la farmacología en sí. Pero también, el movimiento de los cuidados paliativos desarrollado a mediados del siglo pasado por C. Saunders en Inglaterra y que da cuenta de la necesidad de brindar una atención compasiva tendiente no sólo a disminuir el sufrimiento físico del paciente sino también a optimizar su calidad de vida, a través del control de los síntomas físicos, emocionales, mentales, sociales.
Como es bien sabido, la muerte puede sorprendernos súbitamente aunque no estemos enfermos; por ello, parte del buen vivir consiste en responsabilizarnos de cada instante por el que transitamos, para vivir con mayor tranquilidad. Así, cuando lo inevitable suceda de forma repentina, habremos puesto orden para no dejar tras nosotros, como único legado, un cúmulo de problemas.
El autor escribe: “En la actualidad es tal el avance de la medicina que se requiere que el equipo de salud, que maneja técnicas y materiales muy complejos, esté reunido en el hospital para alcanzar una eficacia plena; así, el hospital es el lugar donde se encuentran los servicios médicos más depurados y los aparatos más refinados y costosos. Esto da por resultado que los hospitales sean una especie de monopolio de la sabiduría y la enseñanza médica.
Cuando a un médico le parece que una enfermedad es grave, envía a su paciente al hospital y de esa manera prolonga la agonía, con el fin de evitar la pena. Por eso, en las grandes metrópolis actuales se ha dejado de morir en casa; así morir en el hospital es consecuencia de un proceso médico, que oculta la muerte a los demás y a uno mismo. En la mayoría de los casos, la familia no intenta retener a sus moribundos en casa, pues piensa que el hospital es el lugar de la muerte normal, prevista, programada y aceptada por el equipo de salud y la mayor parte de la sociedad. Cuando la muerte llega a causa de un fracaso terapéutico transferimos con celeridad el cadáver y lo alejamos del hospital”.
Este libro lo puede leer cualquier persona interesada en la tanatología, incluso, los neófitos en el tema, pues la lectura de cada capítulo es breve, amena y con mucha sabiduría. Algunos de los capítulos: Vivir bien nos conduce a un buen morir; ¿Morir hospitalizado o en casa?; Clínica del dolor; Medicina paliativa; El sentido del dolor; Unidad de cuidados paliativos; Futuro de la tanatología; Testamento de vida; Viaje por el reino intermedio; Renacimiento; La religión a la hora de morir; Cuando uno no practica ninguna religión; El duelo; Suicidio; Tanatología y logoterapia; La muerte no existe; ¿Somos artífices de nuestro propio destino?; Calidad de vida; Calidad de muerte; la verdad insoportable; La comunicación y el enfermo en fase terminal; Eutanasia y ortotanasia, entre otros.
El célebre filósofo griego Sócrates, afirmó: "El temor a la muerte, señores, no es otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe. Quizá la muerte sea la mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin embargo todo el mundo le teme como si supiera con absoluta certeza que es el peor de los males".
regresar/home
0 comentarios:
Publicar un comentario