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17/1/11

El 14 de febrero acompaña tu regalo con una carta de amor

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Por: Héctor Medina Varalta

Desde los comienzos de la civilización, el ser humano sintió la necesidad de crear un sistema gráfico de comunicación. Así, con el surgimiento de la escritura, el hombre pudo concretar su pensamiento por medio de signos que, con la evolución histórica de la humanidad, han constituido el  testimonio material de su existencia física y espiritual. Con el transcurso del tiempo y el avance de la ciencia y de la técnica, los medios de comunicación se han multiplicado vertiginosamente, al punto de que hoy existen los más elaborados sistemas electrónicos para la transmisión, recepción y almacenamiento de datos en forma de mensajes. El hombre ha logrado viabilizar, en segundos, la comunicación más remota imaginable. En un mundo computarizado donde las máquinas hablan por los seres humanos, ¿se extinguirá la afición por la correspondencia?

Mientras exista amor se escribirán cartas
La Dra. María Eloísa Álvarez del Real responde: digamos que no. ¿Acaso se ha apagado la voz humana con la creación de los más sonoros instrumentos musicales? ¿Ha perdido su valor la artesanía con el desarrollo industrial? Los valores artísticos son siempre valores artísticos, y la correspondencia amorosa es un arte que no perderá su vigencia mientras exista su sustento y fuente de inspiración: el amor. Además, mientas exista el hombre, vivirá con él su afán de trascendencia, y no hay duda de que las cartas de amor ofrecen al ser humano la posibilidad de perpetuar sus sentimientos como una prueba memorable de su existencia.

Clasificación
Las cartas de amor pueden clasificarse de muchas y muy variadas maneras, según el asunto, tema o interés que predomine en su contenido. Se puede dividir la correspondencia amorosa en categorías como: declaración, despedida, perdón, queja, reclamo, ruptura, etc. Pero, como ocurre en la mayoría de los casos, una carta de amor no es, por naturaleza, la encarnación gráfica de un sentimiento aislado o unilateral. El enamorado, en su misiva, suele desplegar un mundo de emociones divergentes, como, por ejemplo, pedir perdón y quejarse. Como literatura confidencial que es, la carta de amor constituye un ámbito donde se recogen los ecos de la más profunda intimidad. Allí no existen categorías ni divisiones excluyentes. Todo lo contrario, en ella se funden sentimientos y pensamientos mixtos al calor ardiente de la pasión. Por ello, el lector ha de tomar la siguiente clasificación como una guía ilustrativa que ejemplifica la variedad de asuntos en el arte epistolar como expresión multifacética del amor. A continuación, exponemos un ejemplo. 

Carta de Gustavo Adolfo Bécquer
En una ocasión me preguntaste: ¿Qué es la poesía? ¿Te acuerdas? No sé a qué propósito había yo hablado algunos momentos antes de mi pasión por ella. ¿Qué es la poesía?-me dijiste-y yo, que no soy muy fuerte en esto de las definiciones, te respondí titubeando: la poesía es… es… y sin concluir la frase buscaba inútilmente en mi memoria un término de comparación, que no acertaba a encontrar. Tú habías adelantado un poco la cabeza para escuchar mejor mis palabras; los negros rizos de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo, sombrear tu frente con un abandono tan artístico, pendían de tu sien y bajaban rozando la mejilla hasta descansar en tu seno; en tus pupilas húmedas y azules como el cielo de la noche, brillaba un punto de luz, y tus labios se entreabrían ligeramente al impulso de una respiración perfumada y suave.
Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces instintivamente hacía los tuyos y exclamé al fin: ¡La poesía… la poesía eres tú!
Las mujeres no podemos quedarnos atrás; en seguida podemos disfrutar de las exquisitas palabras de la poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avelladena dirigidas a su amado Ignacio de Cepeda y Alcalde.

Carta de Gertrudis Gómez de Avelladena
¡Posible es, Dios mío, que cuando yo me creía libre del dominio del amor, cuando me persuadía de haberle conocido, cuando me lisonjeaba de experta y desilusionada haya caído como una víctima débil e indefensa en las garras de hierro de una pasión desconocida inmensa y cruel!... ¡Posible es, Cepeda, que yo ame ahora con el corazón de una niña de 13 años!... ¿qué es esto que por mí pasa?, ¿qué es esto que siento?... dímelo, porque yo no lo sé. Es harto nuevo para mí, te lo juro. Y yo he amado antes que a ti, he amado, o lo he creído así, y sin embargo, nunca, nunca he sentido lo que ahora siento. ¿Es amor esto? No, hay algo de más, no es amor solamente. Es el infierno, que se ha venido a mi corazón. 
¡Qué te parecieron estas palabras, salidas del corazón? Por esta razón, no olvides este 14 de febrero entregar tu regalo acompañado de una carta de amor a tu novio, novia, esposo, esposa o a tu pareja; te aseguro que te sorprenderás de los resultados, lo único que necesitas es una hoja y una pluma, lo demás dejáselo a tu corazón.

¡Feliz día de San Valentín!

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