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Morelia, Michoacán, a 25 de Noviembre de 2011. Una de las bellas construcciones morelianas, que hasta el día de hoy no había hecho gala para la presentación de ninguno de los conciertos del XXIII Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez, es el Palacio de Gobierno que no se hizo esperar más con la Orquesta Filarmónica Juvenil Alemana.
Misma que es ejemplo de formación y del alto nivel técnico de los jóvenes músicos estudiantes de diferentes academias de música. Cuentan con la ventaja de tener diferentes directores invitados que les comparten su experiencia y que complementan su formación interpretativa dentro de una orquesta.
El programa fue de corte clásico, iniciando con el padre de la sinfonía Joseph Haydn y su Sinfonía en re mayor, “La mañana” Hob. I:6. En una lenta introducción que por medio de los sonidos en crescendo hacen suponer la salida del sol. Este es el motivo por el que se le pone este nombre; después entra el Allegro en los que se destacan los pasajes que realizan el oboe y la flauta, interrelacionándose con el tutti de la orquesta. Después entra al Andante en el que los pasajes que realiza en solo el violín y el violonchelo al final del Adagio, son elegantes; sin perder el virtuosismo; para el final; como es característico de este compositor, se desarrollan todos los temas en una velocidad acelerada, haciendo lucir la orquesta antes de terminar, para realizar también, el final majestuoso.
Con la Suite en fa mayor TWV 55:F16 de Georg Philipp Telemann; obra que conservó en todo momento su frescura y semejanzas con lo que hizo en algún momento Johann Sebastian Bach; hablando de los contrapuntos barrocos.
Durante el intermedio se mostró la calidad organizativa del Festival, ya que es imposible ordenar a la naturaleza, o detener la lluvia. Por ello fue que se movió el escenario a la segunda planta del recinto, en donde la Orquesta podía tocar sin tener que combatir la lluvia, que además hubiese atrofiado los instrumentos. Quedándose el público en la parte baja para poder terminar de deleitarse con la presentación de estos músicos alemanes.
La última pieza fue Don Juan, el festín de piedra de Cristopher Willibald Gluck, en la que no dejó de sentirse la influencia compositiva de la ópera; que como ya se sabe, este compositor era un gran productor. También por eso es que, se pueden escuchar los motivos que describen propiamente los momentos en los que el personaje de Don Juan realiza determinadas acciones que van de acuerdo a la historia de dicho personaje.
No cabe duda que los presentes disfrutaron del concierto, por ello fue que a pesar de la lluvia y las incomodidades que eso puso haber ocasionado, todo eso se dejó de lado para dejarse llevar por la música, despidiendo con entusiasmo a la Orquesta Filarmónica Juvenil Alemana que tuvo que volver para interpretar una pieza más, que siguió la misma línea juguetona con tintes de drama del programa en general.
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