No
dejan de ser llamativas las reacciones que se derivaron del documento de
revisión sobre las telecomunicaciones en México que publicó en meses pasados la
OCDE.
Primero
por parte del Gobierno mexicano, quien acusó recibo e inmediatamente anunció un
decálogo de acciones en la línea de lo ahí recomendado en pro del fomento a la
competencia, acciones positivas e inmediatas.
Pero
prácticamente al mismo tiempo parecieron haber surgido las reacciones y
confusiones por parte de las empresas dominantes de los segmentos móvil y fijo,
Telcel y Telmex. Y como no van a llamar la atención si este reporte sobre
nuestro sector de las telecomunicaciones en México es precisamente un
diagnostico de sector y país, no de empresas. ¿O sí se han creído que todo
México es territorio propiedad de una sola empresa?
Ese
pingue desarrollo del mercado es atribuible (como alguna vez lo ha dicho y se
ha desdicho la CFC) a prácticas anticompetitivas, así como a pasadas
administraciones gubernamentales por demás capturadas regulatoriamente, que han
resultado en la inacción regulatoria y la instrumentación (temporal, como en
otros países exitosos) de regulación asimétrica. Además de la extrema
litigiosidad que nos hace navegar en un mar de amparos que paralizan la
evolución del mercado.
También
ese análisis muestra que la pérdida en el excedente del consumidor es
atribuible a las deficiencias de la industria, en parte por los cobros
excesivos y en parte por las suscripciones que no se realizaron. Lo anterior no
es incompatible con el argumento de que la acción de esos operadores dominantes
también ha generado efectos positivos en la sociedad y mercados mexicanos. Sí,
han invertido y ofrecido servicios en México, pero limitados, caros y malos,
sobre todo si se evalúan con los servicios que se ofrecerían en un ambiente
competitivo, como lo propone la OCDE, además de las instituciones académicas
(no un par de académicos a quienes se les encomendó ese ir de artículos), otros
organismos internacionales, grupos de análisis, organizaciones de la sociedad
civil y de consumidores, entre muchos otros.
Y
es que en efecto no nos vayamos a confundir con que esos materiales
distribuidos por el único interesado en decir que los servicios de telecom en
México son de plena cobertura, accesibles y de buena calidad, no son
"papers" académicos, como se ha buscado promover. Insisto, son de
unos académicos (sin adjetivos para calificarlos o descalificarlos), pero en
donde no debemos confundirnos porque no están avalados por sus instituciones
académicas y ni siquiera sus logos aparecen ahí, porque es obra por encargo a
título personal. Por ello apuntan en su primera página: “Este reporte fue
encargado por América Móvil. Sin embargo, las opiniones expresadas son
exclusiva responsabilidad de los autores”.
La Liga en la que Jugamos
Otra
de las pseudo críticas al documento de la OCDE es la comparación entre los
países miembros, considerada inadecuada por no estar en el mismo rango de
ingresos per cápita.
Pero
para bien o para mal, ¡es la liga de países en la que jugamos! Es la
labor de la OCDE analizar y comparar a los miembros de su organización, y
aunque la selección pudiera mostrar un menor desempeño del país, es
correcta cuando el objetivo del análisis es observar las deficiencias que se
tienen respecto a países más avanzados.
Además,
9 de diez elementos de todo lo que intercambiamos con el mundo, tiene que ver
con países de esa Organización: flujos financieros, capital humano, insumos,
mercancías, y claro, comunicaciones. Con todo, la productividad e nuestras
empresas compite con las de aquellas naciones, así como la competitividad de
nuestro país.
Economía: Buena o No
Ambos
documentos son un mecanismo que busca desprestigiar a la OECD y jurar que en
México nuestras telecomunicaciones cuentan con competencia efectiva y son
óptimas. Pero nadie sensato, en serio, podría hacer tal afirmación. Resulta
lamentable que unos Economistas afirmen la ausencia, en su totalidad, de fallas
de mercado en México y por ende de pérdidas en los beneficios del consumidor,
cuando ellas son inherentes a los mercados de telecomunicaciones.
Además,
la metodología empleada, con todo y sus canastas, se ha desarrollado por
décadas y se mejora para permitir mediciones, comparaciones y así, para generar
recomendaciones de política sectorial, no se hace el esfuerzo para demeritar a
un país o a una empresa, ¡faltaba más! No nos dejemos llevar por un sesudo
intento de desprestigiar a una de las organizaciones más importantes para
promover el desarrollo económico a nivel mundial, que lo único que busca es lo
mismo para México.
Con
todo, los que analizamos el sector preferimos quedarnos, no como autómatas sino
reflexivos, con el diagnostico de la OECD, pero sobre todo, con una autoridad
que a partir de él reaccione en pro de la competencia y de los consumidores.
regresar/home
0 comentarios:
Publicar un comentario