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Tándem Cía. de
Danza, agrupación fundada y dirigida por Leticia Alvarado, se presentará este
miércoles 30 de enero en la Universidad Pedagógica Nacional y tendrá una
temporada en el Teatro Legaria los sábados 16 y 23 de febrero, a las 18:00
horas, y los domingos 17 y 24 del mismo mes, a las 13:00 horas.
Vivian Cruz es una
reconocida actriz, bailarina, coreógrafa y video artista. Se inició en la danza
como bailarina y actriz en la compañía Utopia
Danza-Teatro y posteriormente formó parte de la compañía Ultima Vez de Wim Vandekeybus, en
Bélgica, donde inició su trabajo en video así como el desarrollo de nuevas
técnicas de entrenamiento dancístico.
En más de 20 años
de carrera por los escenarios, Vivian Cruz sigue estableciendo redes de intercambio entre
artistas mexicanos y europeos, continúa su desarrollo en el área de la coreografía, el video, la interpretación y
sobre todo en el fomento de los proyectos de colaboración internacional.
Durante su estancia
en Europa desarrolló diversas técnicas de entrenamiento corporal para danza y
teatro. Ha participado en la creación de movimiento escénico y coreográfico en
montajes teatrales así como en el entrenamiento de actores y bailarines.
Paralelamente a su desarrollo escénico ha incursionado en el lenguaje audiovisual y desde 1994 ha realizado
diversas video-danzas, producciones que
han participado en Festivales de video internacionales.
Con todo su
potencial como formadora, impartió a la compañía de danza contemporánea Tándem –que dirige Leticia Alvarado, y la cual se presentará este miércoles 30 de
enero en la Universidad Pedagógica Nacional y tendrá una temporada en el Teatro
Legaria los sábados 16 y 23 de febrero, a las 18:00 horas; y los domingos 17 y
24 del mismo mes, a las 13:00 horas-- un
“ Taller de técnica contemporánea de impulsos”, cuyo objetivo principal fue “brindar
a los participantes alternativas para seguir desarrollando sus capacidades como
intérpretes escénicos”.
El taller fue
dividido en dos secciones –explica Vivian Cruz--, “en la primera parte se
practica la técnica de movimiento que he desarrollado a lo largo de los años,
inspirada en técnicas que conocí y practiqué en Estados Unidos y Europa,
principalmente durante mis estancia en la compañía Ultima Vez, misma que me sirvió para ampliar el entrenamiento de la
compañía Utopia Danza Teatro, en los
primeros años de mi regreso a México”.
--En la segunda
parte –continúa la fundadora de la
compañía Landscape _artes escénicas
(2010)--, se practican ejercicios dirigidos a la creación de movimiento
partiendo de sensaciones e imágenes que impulsan a nuestro cuerpo a generar
acciones no predeterminadas, pero que una vez descubiertas nos ayudan a
componer secuencias coreográficas, que refrescan las formas aprendidas y
generan maneras de moverse orgánicamente expresivas. Investigamos así los
diferentes niveles de conexión entre el impulso y la reacción, entre la mente y
el cuerpo, entre el exterior y el interior, para dar la posibilidad de
descubrir maneras de transitar por los diferentes niveles de movimiento
utilizando las posibilidades de la gravedad física, en giros, rodadas, saltos y
vuelos, no sólo como una acrobacia atlética, sino como un gesto único de
conexión entre la capacidad física y emotiva del intérprete escénico.
--¿Cómo
surgió la posibilidad de realizar este curso.
--He tenido la
fortuna de trabajar anteriormente con ellos y he experimentado la posibilidad de brindar
herramientas aún mas especializadas, ya que al conocerlos y manejar un lenguaje en común es más fácil la
integración y puedo enfocarme en desarrollar y apoyar a profundidad habilidades
y facultades específicas de la compañía.
--Eres
una reconocida coreógrafa y bailarina, ¿de qué manera te es útil a ti, como la
creadora que eres, impartir cursos como el que das a Tándem?
--Considero que
impartir clases es fundamental en mi desarrollo desde dos puntos de vista; el
primero, como parte del aprendizaje personal en la actualización e
investigación constante para aportar elementos de formación a las nuevas
generaciones de intérpretes; y el segundo, más allá de la práctica profesional,
es una manera de compartir experiencias, verme y reconocerme a través de otros,
en una comunión que vivo de forma esencial en mi desarrollo humano.
Por otro lado, la
constante actividad en las escuelas de actuación y danza, como el Centro de
formación actoral de TV Azteca, el Centro Universitario de Teatro, así como
talleres en la Escuela de Danza del Centro Nacional de las Artes, y en diversas
escuelas y compañías en la República Mexicana, Chile, y algunas ciudades de
E.U. y Europa, por más de quince años, me han permitido desarrollar una
metodología para sistematizar dicha actividad, impartiendo talleres de danza
basada en los impulsos primarios (danza de impulsos y alto impacto), talleres
de video/danza experimental con un método enfocado a coreógrafos y bailarines,
clases de yoga para intérpretes escénicos; y talleres de creación escénica para
cantantes , entre otros.
Esta experiencia
acumulada ha dado lugar a esta serie de prácticas que mantengo en repertorio y
adapto según los diferentes niveles de los participantes.
--¿Hay
diferencias entre la coreógrafa y la maestra que imparte un curso al grupo con
el que trabaja. O de qué manera se interrelacionan ambas vocaciones?
--Para mí no hay
diferencia, el salón de clase es un laboratorio de creación, ya sea en la
elaboración de ejercicios cortos y secuencias que van cambiando día con día en
las clases, o modelos de investigación más amplios cuando desarrollo una
creación coreográfica. Para mí el ejercicio es similar, ya que al buscar las
estrategias para apoyar a alumnos y grupos de diversas procedencias me entreno
a mí misma, ejercito mi capacidad de alerta y comprensión del otro para dirigir
y aprovechar los hallazgos, así como para impulsar sus puntos débiles. Esta
práctica me mantiene vigente, ya que al asumir retos coreográficos diversos,
como un montaje coreográfico en una ópera, con cantantes y pocas horas para ser
eficaz, así como residencias artísticas de colaboración interdisciplinaria y
hasta mis propios laboratorios. El ejercicio de conocer en poco tiempo cuerpos
y personalidades distintos me da la posibilidad de llegar a establecer
dinámicas complejas en función de la creación escénica y adaptarme a las
condiciones en poco tiempo. En resumen,
son dos actividades que coexisten y se complementan una a otra en mi vida
profesional.
--¿Por
qué es importante que bailarines ya formados y pertenecientes a una compañía
profesional sigan preparándose?
Porque somos seres
humanos, el cuerpo va cambiando y nuestra experiencia interna se va
enriqueciendo, así que es fundamental que sigamos buscando afinar nuestras
herramientas expresivas según la etapa de la vida. Al experimentar diversas
técnicas, talleres, cursos, vamos enriqueciendo el vocabulario en nuestro
cuerpo así como escuchando las nuevas formas en las que podemos expresarnos en
escena. Los bailarines de compañías formadas tienen vocabularios conocidos,
maneras de relacionarse entre sí que si no se renuevan, pierden frescura, el
coreógrafo pierde tiempo en sacarlos de estereotipos que sin querer se van
formado, lugares conocidos y resoluciones habituales. El hecho de practicar
nuevas formas de movimiento, hace que el bailarín salga de su sitio de confort
y se esfuerce por reencontrarse a sí mismo una y otra vez, renovando su
vitalidad en el aprendizaje constante.
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