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23/3/14

IV Foro de la Mujer: Tejiendo Redes Contra la Violencia ¿Por qué la víctima es víctima?

Bienvenidos al Sitio Web www.informanet1.com Director General: Erasmo Martínez Cano… Comentarios y sugerencias: Editor: Erasmo Martínez / Javier Tlatoa ( portal@informanet1.com ) ( erasmocano@gmail.com ) Informanet Videos



Segunda parte
Por Héctor Medina Varalta

El ser humano firma con su conducta el manifiesto de sus convicciones.

Dr. Juan Jacobo Muñoz Lemus       

Guadalajara, Jalisco. En el marco del XVI Congreso Internacional Avances en Medicina 2014 Hospital Civil de Guadalajara se llevó a cabo el IV Foro de la Mujer, los temas que se abordaron fueron: ¿Por qué la víctima es víctima?, llevada a cabo por el Dr. Juan Jacobo Muñoz Lemus, con postgrado en psiquiatra forense Guatemala, postgrado en Medicina Legal, con formación de psiquiatría de enlace tanto en la Universidad de San Carlos en Guatemala, así como en la Escuela de Ciencias Psicológicas, jefe de psicología y psiquiatría del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala, Departamento de psiquiatría y salud mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Representante de Guatemala en el Fondo de Población de las Naciones Unidas para Programas de Atención Integral de Violencia Sexual de Guatemala y Centroamérica entre otros.
El Dr. Muñoz expresó su agradecimiento a esta ciudad y a los Hospitales Civiles y propuso unas ideas, que de alguna manera pueden servir de reflexión.
Conductas antisociales
Estoy enterado que el congreso estuvo muy orientado a las consecuencias cardiovasculares, yo quisiera que no nos quedáramos atrás; lo que yo espero con esta conferencia es poder llegar a sus corazones. ¿Por qué la Víctima es víctima? Tenemos que entender la victimología en una dirección comprensible para todos. Necesitamos conocer y comprender a la víctima para poder entenderla en su situación, si no hacemos eso, vamos a empezar a utilizar parcialismos o ha reconocer las situaciones desde ciertos ángulos que no integran la persona. Por supuesto, todo lo que digamos en el foro, pues no hay nada que no esté dicho. A fin de cuentas, no hay nada nuevo bajo el sol. El problema no es saber las cosas, sino saberlas aplicarlas. Sabemos bien que el ser humano no fracasa porque no entiende, sino porque no se hace caso. Todos sabemos lo que nos conviene. Todos sabemos lo que está bien. Todos entendemos perfectamente cuáles son los límites de las cosas. El ser humano tiene cierta tendencia a querer e imponer los límites, más que a respetarlos. Esa es una visión realista, madura, oportuna, productiva, ética, amorosa, impugnativa y solidaria, que los seres humanos tienden a descuidar en nombre de funciones egoístas, desproporcionantes, intolerantes, maladaptativas y, por supuesto, antisociales.
El 97% de los violadores sabe perfectamente lo que está haciendo
En primer lugar, tenemos que darle una dimensión humana a la víctima; debemos renunciar a los fragmentos de un ser humano, ya no debemos seguir viendo a las personas por partes. Y esa dimensión humana tenemos que combatir un elemento fundamental: la ignorancia respecto a tantas cosas que están teniendo un papel, y para no caer en la tentación de ideas preconcebidas, de qué las cosas se explican por una causa. Las relaciones de causa y efecto en las cosas humanas son imposibles. todas tienen unas vertientes. Tenemos que entender cuántas cosas se juntaron para que un fenómeno se diera. Por lo tanto, tenemos que valorar íntegramente al ser humano. Obviamente tenemos que decir de entrada que no es fácil ser una víctima porque está forzada la violencia. La violencia es violentar un límite, que quien lo hace, básicamente lo conoce. En caso contrario, no lo harían a escondidas, no protegerían su identidad, no buscarían el secreto de sus víctimas, pues muchas veces se alega que quién actúa violentamente padece un trastorno mental. Tal vez es importante decir que sólo el 3 por ciento de los delitos son cometidos por personas con trastornos mentales. Esto quiere decir que el 97 por ciento restante sabe perfectamente lo que está haciendo.
Oportunidad, ira, poder y sadismo
Los componentes de la violencia o del delito son múltiples: violencia intrafamiliar, violenta íntima, violencia contra la mujer o como quiera llamársele, existe una oportunidad: el espacio se da. Hay quien aprovecha esa oportunidad; no lo hace en la calle, lo hace en su casa, por poner un ejemplo. Además para tener esa desproporción intolerante, se necesita estar muy enojado por razones diferentes: complejos, miedos, prejuicios, entre tantas cosas, la oportunidad se le suma a la ira, pero existe un espacio de poder, y ese poder es lo que da la posibilidad. Debemos de entenderlo de esa manera, y cómo la actuación del agresor termina siendo exagerada e innecesaria, ya no hace falta tanto, pero sí se sigue siendo, hablamos de una conducta sádica, en el gusto de ver a su víctima más sometida, cada vez más denigrada, cada vez más minimizada, cada vez más invisibilizada. Entonces tenemos cuatro ingredientes: oportunidad, ira, poder y sadismo. El tipo de delito, obviamente está relacionado con la víctima. Por otra parte, la víctima está siendo escogida para el delito que se va a cometer contra ella. El agresor la escoge usando la psicología: la ve vulnerable, se da cuenta de sus recursos económicos, sus opciones, quien la protege, que la desprotege dónde vive, cómo vive. Entonces caemos en un territorio de qué hay víctimas de todo tipo; hay víctimas inocentes obviamente como los niños que se destacan por su inocencia, las víctimas imprudentes que se exponen de alguna manera, hay víctimas voluntarias que a veces sorprenden por las cosas que están dispuestas a hacer, incluso, hay víctimas provocadoras. Pero lo importante aquí, es que la palabra capital es víctima, independientemente de las características de la persona nadie tiene derecho a victimizarla. Si una niña de 15 años viene conmigo y me dice que quiere acostarse, ¿cuál es mi responsabilidad como adulto?, pues preocuparme y decirle que no, buscar a sus padres. 
Más de la mitad de las latinas son víctimas de violencia en el hogar
En alguna medida puedo decir que todos los niños son nuestros hijos, a cada menor de edad lo deberíamos de cuidar igual y no aprovecharnos porque es travieso, porque es inquieto, provocador, ya que uno no sabe a qué se deben esas conductas. Entonces, juzgar a las personas sólo por sus actos puede ser muy prejuicioso y muy sesgado. Algunos datos relevantes, el alcohol, por ejemplo, 50 por ciento de los actos de violencia tienen licor incluido. Entonces, es un factor de riesgo. La gente no sabe dónde está el límite de si aquello fue violento o fue parte de la naturalidad de un sistema. Sabemos que la naturalización de la violencia existe, hay muchas cosas que se entienden como validas cuando no lo son, pero así se ha ido formando el concepto ancestralmente. Se supone, de acuerdo con lo que se a investigado más de la mitad de las mujeres latinas han sido víctimas de violencia en sus hogares, lo cual convierte en un problema de salud pública, porque hay un severo obstáculo en el desarrollo de las comunidades, a partir de sus personas gracias a esas vivencias de violencia. Se a estimado un año de vida perdida en mujeres por cada cinco años de vida saludable cuando son víctimas de violencia. Es decir, de cada 5 años se está perdiendo uno de su vida productiva. De hecho, se piensa y se sabe que las mujeres maltratadas son menos productivas. De alguna manera están más ocupadas tratando de ocultar sus heridas, cuidándose porque están siendo intimidadas, viendo cómo su autoestima decrece, teniendo comportamientos mal adaptativos como la sumisión, comportase de manera inestable, cosas que de alguna manera están favoreciendo, que el agresor pueda perpetrar su maltrato.
Las mujeres no toleran las relaciones agresivas porque son patológicas
Incluso los niños, aunque no sea directamente contra ellos, son capaces de reflejar  la violencia. Según estudios, el 65 por ciento de los hijos de madres golpeadas repiten por lo menos un grado en la escuela. Requieren de atención médica de niños que no son maltratados y abandonan la escuela más tempranamente. Existen ciertos padecimientos evidentes y clínicos como la depresión, el estrés posttraumático, el abuso de sustancias, las posibilidades de homicidio. Las cárceles de mujeres están llenas de ellas porque tuvieron que defenderse en algún momento de un agresor y que las autoridades no abordan el tema de la defensa propia. Los sistemas todavía tienen poco criterio, poco juicio y poca sensibilidad para entender que hasta el derecho de defenderse está siendo vedado, en muchos casos, a las mujeres. Cuando una persona se siente acorralada, tiene una salida: defenderse de su agresor a toda costa. Todo esto tiene sentido. Hablando de violencia doméstica o violencia en el hogar, si una persona es agredida en la calle, es lógico que vaya corriendo hacia su casa, pero si la agreden en su casa, ¿a dónde corre? No tiene a dónde ir. Hay una serie de elementos, que la persona está considerando y que nosotros también debemos aprender a considerar para darle valor a ciertas conductas, que a ojo vista pudiera parecer muy desproporcionadas y muy lógicas: "Yo jamás haría algo así", pero realmente son conductas desesperadas.
En el tema de la violencia doméstica, hay muchos aspectos culturales que se tienen que tomar en cuenta. la construcción de la identidad no es una casualidad, uno no nace con identidad, se va armando, es un resultado, se está construyendo a partir de estímulos, que van a instalarse en una biología que inevitablemente a todos nos pertenece.
¡No más violencia hacia la mujer!
Las mujeres no están pasando por estas cosas porque les gusta, no son enfermas mentales o tienen trastornos de personalidad; habrá casos muy esporádicos, pero la gran mayoría son mujeres comunes y corrientes con opciones en su integridad original muy saludables, pero sometidas a situaciones de temor y de control; atrapadas en sistemas en donde la falta de apoyo es lo más importante, no tienen opción... A las mujeres les puedo sugerir tranquilamente que no está mal enamorarse, pero si está mal necesitar a un hombre. La socialización va estableciendo normas y principios en los que uno aunque no se crea, de todos modos funciona. Dentro del género, se van asignando rasgos a hombres y mujeres, y cada uno sabe por dónde tiene que ir. Digamos que el ser humano es el protagonista de la obra de su vida, y esa obra necesita un escenario; ese escenario es la sociedad, y el argumento de la obra es la cultura, y la cultura son todos esos elementos: las normas, preceptos, prejuicios, valores, dogmas, que de alguna manera todos estamos siguiendo. La identidad de género es una convicción, el ser humano firma con su conducta el manifiesto de sus convicciones, de qué estoy convencido, eso es lo que hago. Por esa razón para conocer a una persona, no basta platicar mucho con ella, mejor véanla vivir, y van a saber de qué cosa está convencida. 
Estamos hablando básicamente de un abuso de poder. Digamos que las cosas pasan porque pueden pasar, se podía decir: "yo abusé de la posibilidad y ahora soy un abusador del poder". 
A la vivencia hay tratar de convertirla en evidencia
Hay un terreno donde caen muchas mujeres, que es el de la indefención aprendida, los estereotipos de mujer les van cortando las alas, les dificulta la posibilidad de crecer, esos estereotipos de mujer son caldo de cultivo para ser agredidas. La mujer tiene una educación, que incluso le impide la posibilidad de ser agresiva-defensivamente. Deberían defenderse, sin embargo, está vedad la posibilidad. Hay muy pobre capacidad de respuesta asertiva donde lo positivo de la mujer en nuestras culturas es limitado. Por lo tanto, la posición social de las mujeres son de menor privilegio que el de los hombres, que se sienten con mayor libertad de atacar. La agresión es un delito contra toda la persona: no se violan vaginas, se violan mujeres, así como violan todos sus derechos, las minimizan psicológicamente, las obligan a pensar de cierta manera. Cuando vamos a los tribunales, los jueces están más contentos cuando hay heridas evidentes, cuando sangran mucho o los golpes provocan alguna incapacidad. Pero si la cosa es psicológica, la gente tiende a no creer, porque todo lo psicológico se traduce en vivencias. De hecho, el trabajo nuestro como forenses en el área de psicología y psiquiatría es: a la vivencia tratar de convertirla en evidencia a partir del conocimiento científico que implica la psicología y la psiquiatría. Esto quiere decir, que hay que convencer a los jueces que esto es violencia. Además, cualquiera de nosotros a escuchado que cuando violan a una mujer algo hizo, de alguna manera se lo merece.
Secuelas
Las víctimas son las que nos están dando con el perfil del agresor, es la que mejor lo conoce porque es con quien se atrevió a dar la cara. Cuando uno platica con un agresor parece convencernos de que es una buena persona. Entonces, muchas veces el testigo de una violencia es la víctima y pasa de ser víctima a testigo y nadie puede opinar porque nadie está presente porque el otro se cuida de estar realmente a solas con su víctima para poder agredirla como le gusta hacerlo. Una agresión es un atentado contra la identidad, integridad y contra la dignidad de la persona y, por supuesto, un obstáculo para el desarrollo porque la está obligando a vivir situaciones contra las que no está preparada y es una persona que está sufriendo. Por lo tanto, hay secuelas, no sólo en la persona, sino en la colectividad y en el medio. La mujer entonces inscrita en un tono más amplio, se convierte en un ente social que no participa en el desarrollo de una comunidad. El entorno social tiene que funcionar y ofrecer apoyo, si fallan las estructuras sociales, y si las instituciones mienten con respecto al tema de la violencia, obviamente todo se vuelve más complicado porque se niega el problema, se rehúsa el apoyo y todo parece estar a la cronificación y la gente lo percibe. Esta es una máxima que espero que a nadie se le olvide: "Todo ser humano valora el estrés con sus recursos, no sólo psicológicos, sino sociales, económicos, educativos, familiares o de cualquier tipo."
La víctima también es víctima de la sociedad
La mujer y la víctima en general, tienen su vía crucis; una persona es víctima porque le pasó algo, pero vuelve a ser víctima por la respuesta que le dio a la sociedad ante lo que le sucedió, y vuelve a ser víctima cuando queda con estigmas: después de todo el proceso social que tiene que atravesar a partir de haber sido descubierta su victimización. Por supuesto, hay secuelas como consecuencias negativas que va dejando todo hecho traumatogénico, es decir, la acción del agresor. El trauma es la forma en la que quedó la persona después del acontecimiento y pueden haber consecuencias a corto, mediano o a largo plazo, por citar un ejemplo, a una chica la violan a los 15 años, tiene una crisis de estrés agudo. A los 18 años se le acerca un joven y le pide ser su novio. Ella se asusta y reacciona mal. Digamos que aceptó al novio y se casó a los 22 años, el ahora esposo quiere tener relaciones sexuales con ella y ella no puede. Después de ocho años de la violación aparece una secuela, sin embargo, a fin de cuentas logra tener relaciones sexuales, tuvo una hija. Un día la hija cumple 15 años y empieza a tener novio, la madre se atormenta, le empieza hablar mal de los hombres, le prohíbe salir a la calle y tiene una crisis. Ahí está teniendo otra secuela. Esto quiere decir, que la huella del agresor bota a patadas una puerta que estaba cerrada y que tenía que estarlo, y que al quedar abierta de par en par, por ahí puede pasar cualquier cosa, hay memoria traumática. Entonces, el conflicto actual es el conflicto antiguo como la llave es a la cerradura-concluyó.         



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