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Las grandes obras de infraestructura determinan el destino de las ciudades. De allí la trascendencia de realizarlas correctamente, y con base en las necesidades y los potenciales de la ciudad.
Estamos de acuerdo en que Guadalajara requiere mejorar su transporte público colectivo, para lo cual la Línea 3 del Tren Ligero que se planea en la llamada “ruta diagonal” (Avenidas Ávila Camacho, Alcalde, 16 de Septiembre y Revolución), es primordial para alcanzar este objetivo.
Sin embargo, para que la obra beneficie a la comunidad, debe de realizarse de manera adecuada, considerando a la zona por donde pasará esta línea, así como a la ciudad en su conjunto. Mejorar la ciudad, no deteriorarla. Impactarla para bien, no para mal. Por lo que consideramos que la Línea 3 en su totalidad, y no sólo en el Centro, debe ser subterránea.
La propuesta de una construcción subterránea, en base a la experiencia de las ciudades del mundo, tiene por objetivo mejorar la calidad de vida de sus habitantes, acrecentando los valores ambientales y urbanísticos de la ciudad, y por ende, el bienestar y la dignidad de sus habitantes actuales y futuros.
Si la Línea 3 se construye subterráneamente, el aforo vehicular disminuirá en las avenidas Ávila Camacho y Revolución, se mejorará la calidad del espacio público en esas vías al incrementarse sus áreas verdes con más árboles, se disminuirá la contaminación ambiental, habrá congruencia de acciones para la recarga de mantos freáticos, se podrá crear una ciclo-pista y áreas de encuentro, generándose una vía verde integral y sustentable en el ámbito de la movilidad, el medio ambiente y la cohesión social. Nuestras ciudades requieren de una planeación bajo estos tres preceptos, y son los que queremos legar a las generaciones venideras.
Los tramos elevados en un segundo piso actualmente propuestos en esta ruta, a través de las avenidas Ávila Camacho y Revolución, no son la solución integralmente idónea para las necesidades presentes de la ciudad en términos de movilidad, medio ambiente y cohesión social. Es solo una solución parcial de movilidad, dejando un impacto negativo para la Guadalajara futura. La experiencia de múltiples casos indica que infraestructuras elevadas de este tipo degradan a las zonas circundantes al generar una barrera física que divide a la ciudad, provocando contaminación por ruido, inseguridad, mala imagen, disminución del valor inmobiliario de las propiedades aledañas, deterioro en general de la zona, y baja de la calidad de vida en la ciudad en general.
La propuesta de la ruta elevada en un segundo piso es inadecuada y sería una cicatriz imborrable para la ciudad y para la dignidad de sus habitantes.
Hay que tomar en cuenta que la Avenida Ávila Camacho es la vía de unión entre Guadalajara y Zapopan, y que por ella transita como tradición centenaria, la Romería de la Virgen de Zapopan, siendo ésta de gran importancia para la vida cultural y religiosa de la zona. Esta ruta elevada atentaría contra esta importante tradición.
En ciudades de países desarrollados donde el urbanismo es planeado, actualmente se demuelen este tipo de infraestructuras elevadas para rehacerlas de forma subterránea, y de esta manera mejorar el espacio público en superficie. Tal es el caso de Boston, Nueva York o Portland en los Estados Unidos, pero también en países en desarrollo como en Seúl, Corea. Ciudades que han logrado revalorar fuertemente en términos de calidad urbana y ambiental. No es lógico ni razonable que a pesar de conocer estas experiencias de éxito, Guadalajara marche en sentido opuesto al progreso, y se esté planteando con este proyecto, su propio retroceso.
Estamos conscientes que los recursos con los que se cuenta actualmente pudieran ser insuficientes para completar la Línea 3 de manera subterránea durante el presente sexenio político. Pero siempre será mejor comenzar una obra de la manera adecuada, completando con calidad las etapas que sean factibles y concluir en los periodos subsiguientes que sean necesarios. Las ciudades de calidad no se hacen de forma inmediata, ni en base a plazos predeterminados, requieren décadas -sino es que siglos-, en forjarse.
Proponemos un proyecto de construcción progresivo en etapas, de manera subterránea, elaborando un proyecto ejecutivo general de toda la ruta, partiendo de un epicentro y siguiendo su desarrollo en forma gradual, iniciando la construcción en su primera etapa en el centro de la ciudad de Guadalajara y construyendo el tramo subterráneo hasta donde lo permita el presupuesto asignado.
La continuación al tren subterráneo construido en la primera etapa, deberá unirse con un sistema de transporte público temporal, manejado por el estado (Pre-Tren), sobre la superficie de las actuales calles, para completar la ruta planeada. Cuando se reúnan los recursos suficientes para continuar con la segunda etapa, se deberá continuar la construcción del túnel de manera subterránea, hasta terminar la ruta completa. Una obra de infraestructura urbana correctamente ejecutada que brinde la dignidad necesaria a los habitantes actuales y futuros, que mantenga el valor de las zonas aledañas, y que tome en cuenta la conectividad de futuras líneas de tren ligero en Guadalajara.
Por lo que solicitamos a las autoridades responsables, federales, estatales, y municipales, se revise la actual solución aérea de la Línea 3 del Tren Ligero, al que vemos con argumentos que demuestran sus debilidades y pedimos que se visualice como un gran proyecto de infraestructura urbana y como la oportunidad de dejar un legado histórico: un proyecto integral de movilidad, medio ambiente, y cohesión social, que reafirme y dignifique el buen quehacer político y de gobierno inteligente, responsable y comprometido en una acertada planificación urbana para sus ciudades y sus habitantes, y que a todo lo largo del proceso trabajemos conjuntamente ciudadanos, autoridades y profesionales para que la obra se realice en beneficio de todos.
Por un mejor futuro. Muchas Gracias.
Guadalajara Futura, Grupo Ciudadano
José Javier Gómez Álvarez, Arquitecto y Doctorado en Urbanismo por la Architectural Association de Londres, Inglaterra.
Arq. Eduardo Ramírez Urrea, Arquitecto y Máster en Urbanismo por la Universidad Politécnica de Barcelona.
Eduardo Ponce Rábago, Arquitecto
Federico González Martínez, Arquitecto
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