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- Sanación Personal Avanzada.
- Meir Schneider, Editorial PAX.

El autor poco después de nacer quedó ciego, Savta (en hebreo significa “abuela”) fue quien primero se percató de ello, pues sus padres eran sordos. Schneider nació con estrabismo, glaucoma (excesiva presión ocular), astigmatismo (curvatura irregular de la córnea), nistagmo (movimiento ocular involuntario) y catarata (opacidad del cristalino). En suma, estaba ciego. Su padre se encontraba muy ocupado sacando adelante su estudio fotográfico, y su madre, al ser sorda, se sentía incapaz de proporcionarle a su bebé ciego los cuidados especiales que requería y, al mismo tiempo, seguir atendiendo a una inquieta niña de cinco años. Cuando el niño tenía seis meses de edad, Savta lo llevó en tren a Odessa, a orillas del mar Negro, a casi 500 kilómetros de distancia, para consultar a una oftalmóloga de vanguardia quien declaró que era necesaria una intervención quirúrgica. No obstante, uno de los residentes murmuró: “Espero que no me toque esa guardia”. Después de la entrevista Savta buscó al médico para que le explicase lo que ella había escuchado. El médico le explicó que a la edad del bebé el cráneo es muy suave y que además, la cirugía le dejaría una lesión, y que era más conveniente y más seguro llevarlo con un médico judío.

Los primeros recuerdos del escritor comienzan en 1943 y se refieren a su abuela a quien profesa un inmenso cariño. Durante los primeros tres años después de acudir con la oftalmóloga, Schneider adquirió conciencia de su ceguera. El mundo era un lugar incómodo, lleno de sombras, siempre a oscuras. Había muchos sonidos súbitos e inesperados. Muy rara vez sabía de qué se trataba. El mundo estaba formado de superficies duras y bordes puntiagudos, sólo Savta era suave y tierna. Años después, emigraron de Levov, Rusia, (a las afueras de Kiev) a Israel. Antes de llegar a su destino, en Polonia fue sometido a la primera cirugía de catarata. Durante los dos años siguientes, entre los 5 y los 7 años de edad, lo sometieron a cuatro operaciones más de catarata. Desafortunadamente, las operaciones consecutivas crearon tejido fibroso que bloqueó más el paso de la luz. Además, la visión no mejoró en absoluto. Después de cinco operaciones ambos cristalinos quedaron destruidos casi por completo. El Dr. Stein, oftalmólogo de fama internacional que llevó a cabo la última operación, declaró que la condición del niño era irreversible.

Sin embargo, Schneider conoció a Miriam y a Isaac quien éste último había tenido problemas visuales y los había superado. Esto alentó a Schneider y le pidió a Isaac que lo revisara: “Tus músculos-dijo Isaac-oculares son muy débiles, de ahí tu estrabismo. Tienes astigmatismo y te han operado varias veces de cataratas, por lo que tienes tejido fibroso y una membrana flotante”.

A partir de ese día Isaac le enseñó varios ejercicios que vienen en este libro. Además, este libro contiene varios capítulos muy interesantes: Problemas oculares; Problemas de espalda; Artritis; Esclerosis múltiple; La respiración, la visualización y la conciencia del cuerpo; Distrofia muscular; Envejecer con gusto; una comunidad de sanación personal; entrando a los sesenta; entrando a los setenta; entrando a los ochenta; entrando a los noventa, entre otros. Sin duda, este libro le ayudará en cualquier problema de salud que usted pueda tener.

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