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Por: Héctor Medina Varalta
Los plagios
Ellen se distinguió por su afición a plagiar páginas enteras de algunos libros que acuñaba en otros que ella escribía por “inspiración divina”. Sin embargo, de acuerdo a ciertas investigaciones realizadas por el investigador de gran prestigio, Martín Grardner, en 1907, el Dr. Charles E. Stewart publicó un folleto de 90 páginas que contenía pruebas irrefutables de que la señora White sentía un impulso incontenible de copiar material, con triviales cambios de palabras, procedentes de libros escritos por otras personas [...] Stewart citó tantos fragmentos del libro Sketches from the Life of Paul, de Ellen White, que habían sido copiados de libros anteriores sobre Pablo, que la iglesia se vio forzada a retirar del mercado el libro de la señora White.
Más pruebas
La hermana White tuvo una secretaria que se llamaba Fanny Eugenia Bolton. La tarea de Fanny consistía en ayudarla. Marian (la redactora jefe) explicó diplomáticamente a Fanny que la señora White no escribía muy bien, y que su trabajo consistía en dar forma a sus garabatos para convertirlos a un inglés legible. Cuando Fanny se dio cuenta de que estaba trabajando sobre un material que la hermana White había copiado casi literalmente de otros autores se sintió profundamente conmocionada. [...] Los esfuerzos de Fanny por persuadir a la señora White de que indicara sus fuentes, y de que reconociera su deuda con sus redactoras, cayeron en saco roto. Fanny fue despedida en 1890 después de tres años de servicio.
Confesión
En resumen Fanny fue despedida en tres ocasiones, las mismas que White la recontratada; en la segunda ocasión que Fanny fue recibida, se sintió bastante incómoda. En la biografía de Ellen White, que Ronalds Numbers escribió, relata que cuando el hermanastro del Dr. Kellogg Merrit fue a Australia visitó a Fanny. Como ella se sentía muy culpable por los plagios de la “profetisa,” se atrevió a confiarle sus sinsabores: “Dr. Kellogg, siento una gran angustia que oprime a mi alma. Acudo a usted en busca de consejo porque no sé qué hacer. Ya le he relatado al ministro (George B.) Starr lo que le voy a contar a usted, pero no medio ningún consejo satisfactorio. Como ya sabe, estoy trabajando para la hermana White. La mayor parte de lo que escribo se ha publicado en el Review and Herald como procedente de la pluma de la hermana White, y como escribo para la hermana White por inspiración divina. Lo que quiero decirle es que estoy muy afligida sobre este asunto porque creo que estoy actuando como parte implicada. Los lectores están siendo engañados sobre lo que escribo. Creo que no es correcto que todo lo que yo escribo deba publicarse con el nombre de la hermana White y se afirme que ha sido especialmente inspirado por Dios. Lo que yo escribo debería publicarse con mi firma, entonces el mérito pertenecería a quién realmente pertenece.”
Delirio de grandeza
Gardner recalca que, existe una abrumadora evidencia de que la señora White creyó firmemente, durante toda su vida, que cada vez que descubría un pasaje en un libro que expresaba exactamente lo que el Espíritu Santo le había dicho a ella, se sentía libre de copiar el pasaje sin añadir una nota a pie de página que indicara su fuente. Por otra parte, Willie, un hijo de la señora White, escribió a un amigo acerca de los plagios de su progenitora: “En los primeros días del trabajo, mi madre estaba totalmente dedicada a la selección de los escritos de otros autores, para separar las piedras preciosas de la verdad de la basura del error. Todos nosotros la hemos visto realizando esto, y aunque ella me lo contó, me advirtió no decírselo a los demás.”
¿Enferma mental o un gran negocio?
De acuerdo a la investigación de Gardner, dos médicos adventistas de nombre Kellogg y Sadler, tenían la seguridad de que las visiones de la señora White eran una forma de epilepsia parcial causada por una lesión grave de sus lóbulos temporales que sufrió en la niñez. Por otra parte, Gardener cita un interesante fragmento del libro The Physiolology of Faith and Fear (1912): “Prácticamente todas las víctimas de trances y de catalepsia nerviosa más pronto o más tarde llegan a creerse mensajeros de Dios y profetas del cielo; y no dudo que la mayoría de ellos son sinceros en su fe. Al no comprender la fisiología y psicología de sus aflicciones, llegan sinceramente a considerar sus particulares experiencias mentales como algo sobrenatural, mientras que sus seguidores creen ciegamente todos lo que les enseñan debido al supuesto carácter divino de estas, sí llamadas, revelaciones”.
Candil de la calle…
Cuando el Dr. Kellogg descubrió que además de plagiaria, la señora White consumía platillos que ella les prohibía a sus feligreses se decepcionó bastante de ella. En la estupenda investigación realizada por Grardner, éste recopila una carta de la “profetisa” dirigida a su nuera en 1882: “Mary, si me pudieras conseguir una caja de arenques, frescos, por favor, hazlo. Los últimos que Willie consiguió estaban amargos y pasados... Asimismo, si me pudieras comprar también unas cuantas latas de ostras, consíguelas.”
White exigía a sus feligreses lo que ella no podía hacer: someterse a una dieta rigurosa en la que prohibía la ingesta de huevo, cualquier tipo de carne con pezuña, leche, quesos, mariscos. Las siguientes palabras tomadas del libro Mental Mischief and Emotional Conflicts del Dr. William Sadler, bien pueden aplicarse a la hermana White: “De vez en cuando algún ‘profeta’ con estilo propio intenta convencer a los demás de la autenticidad de las cosas que ve y que escucha en su propia mente. Si tales genios extraños están razonablemente sanos y son muy pocos convencionales, a veces atraerán a una multitud de seguidores, crearán grandes sectas y fundarán iglesias. Por otro lado, si ven algo más que los demás o si oyen demasiado, pronto se podrán encontrar dentro de las paredes de un hospital psiquiátrico. Esto es lo que sucede cuando se permite que este ‘sentimiento de realidad’ tome posesión de una mente que no es capaz de distinguir entre las criaturas de la conciencia y las de la existencia material”.
Bibliografía:
La otra cara del Paraíso, Cesar Vidal Manzanares
El Cristianismo y las sectas falsas, The Sunday School House, Glendale
Urantia ¡Revelación divina o negocio editorial?, Martín Gardner
Adventismo del séptimo día, Antonio Hoekema
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10/2/10
Los adventistas del séptimo día 2ª parte
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