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Por: Héctor Medina Varalta
Muchas enfermedades pueden lesionar o dañar de forma irreversible los riñones. La insuficiencia renal aguda puede convertirse en crónica si la función renal no se recupera después del tratamiento. Por lo tanto, cualquier trastorno que pueda provocar insuficiencia renal aguda puede causar insuficiencia renal crónica (IRC). Sin embargo, la causa más frecuente de IRC es la diabetes mellitas, seguida de la tensión arterial elevada (hipertensión). Estos dos trastornos lesionan directamente los pequeños vasos sanguíneos de los riñones. Entre otra de las causas de la IRC se incluyen la obstrucción de las vías urinarias, las anomalías de los riñones-como la enfermedad poliquística del riñón y la glomerulonefritis-, y los trastornos autoinmunes-como el lupus eritematoso sistémico, en el cual los anticuerpos lesionan los vasos sanguíneos pequeños (glomérulos) y los conductos diminutos (túbulos) de los riñones.
Es asintomática
En términos coloquiales, el Dr. Alfonso Ramos, explica que la IRC es la falta de capacidad de los riñones de realizar su función como controlar la presión de la orina, eliminar toxinas, controlar la cantidad de agua que hay en todo el cuerpo, el control de algunas sustancias como el potasio y el sodio, además de la capacidad de producir algunas hormonas. Por lo general, la enfermedad es asintomática, pero el Dr. Ramos aporto un dato muy interesante: “hay que tener cuidado cuando se sube la presión pues puede ser un aviso del cuerpo que señala que algo no funciona bien en el organismo, y ese algo, en este caso, puede ser la IRC. También la anemia puede ser otro aviso. En el caso de los niños, la falta de crecimiento puede favorecer una IRC. Otra de las señales puede ser hinchazón de las piernas o de la cara.
Diabetes e hipertensión arterial
Otra de las causas que se asocian con la IRC es el uso prolongado de ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos: naxen, naproxen, diclofenaco. Toda esa serie de medicamentos prolongados o a largo plazo pueden causar daño al riñón. Sin embargo, la causa más frecuente que se asocia con la IRC es la diabetes, ya que la mayoría de los pacientes llegan a presentar IRC. Otra de las causas, es un mal manejo de la hipertensión arterial. Después vienen otras causas asociadas a enfermedades propias del riñón, o como se ha mencionado, a enfermedades causadas por medicamentos, con menos frecuencia que la diabetes y la hipertensión arterial.
Detección oportuna de la IRC
Cualquier persona que padezca diabetes o hipertensión arterial debe realizarse dos veces al año un examen general de orina para ver que no tenga sustancias anormales y medirse la sangre con una prueba que se llama creatinina.
No se tienen estadísticas de cuantas personas padecen IRC en México. Por ejemplo, no sabemos cuantos diabéticos hay en el país, lo que se sabe es que por cada paciente que se detecta hay cuatro pacientes que tienen la enfermedad y no están detectados. Si medimos la tasa de tratamiento en México no es tan alta como en otros países. Pero no es que no estén los pacientes detectados; tenemos un gran problema de detección. El paciente diabético no se cuida si tiene la presión alta y si no le duelen los riñones. Cabe mencionar que la IRC no manifiesta ningún dolor; ese es el problema del diabético: como al paciente no le duele nada, no acude con el médico y la diabetes sigue avanzando.
Acidosis
Desafortunadamente, no hay ningún tratamiento para la IRC, pues a medida que esta evoluciona y se acumulan sustancias tóxicas en la sangre, la persona comienza a sentirse fatigada y manifiesta una disminución de la agilidad mental. Estos síntomas progresan a medida que la sangre se vuelve más ácida, un trastorno denominado acidosis. Esto puede tener como resultado, pérdida del apetito y dificultad para respirar. La fatiga y la debilidad generalizadas también pueden atribuirse en parte a una disminución en la producción de glóbulos rojos como resultado de la anemia. Las personas con IRC tienden a presentar moretones con facilidad o sangrar por un tiempo excepcionalmente prolongado después de una herida cortante o algún otro tipo de lesión. La IRC también disminuye la capacidad del organismo para combatir las infecciones.
Diálisis y hemodiálisis
De acuerdo al Dr. Ramos, la mejor opción es un trasplante de riñón o en su defecto la diálisis peritonial o la hemodiálisis. Esta última es una terapia fácil y cómoda donde el paciente se puede reintegrar a sus labores cotidianas sin ningún problema. Para la mayor parte de las personas, un programa de diálisis eficaz tiene como resultado una vida razonablemente normal. La mayoría de las personas sometidas a diálisis pueden ingerir una dieta tolerable, tienen una presión arterial normal, no padecen anemia y evitan la progresión del daño nervioso y otras complicaciones. En la hemodiálisis se extrae la sangre del cuerpo y se bombea con una máquina hacia un dializador (riñón artificial). El dializador filtra los productos metabólicos de desecho de la sangre y devuelve la sangre purificada al organismo. Es posible ajustar la cantidad de líquido devuelto. Por lo general, se somete al paciente a hemodiálisis en un centro especializado.
28/8/10
Insuficiencia Renal Crónica
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