- El padecimiento no es infeccioso ni contagioso; se asocia con alta presencia de ácaros y bacterias.
- Especialista del IMSS llama a atenderse desde las primeras manifestaciones para evitar lesiones crónicas.
La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que, en el caso de la cara, afecta la frente, nariz, mejillas y mentón, a través de un proceso inflamatorio que no es infeccioso ni contagioso, advirtió el dermatólogo del Hospital General Regional (HGR) número 1, “Dr. Carlos McGregor Sánchez Navarro”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El especialista señaló que aunque este mal se presenta a cualquier edad, la mayoría de los casos se registra en personas mayores de 30 años y aparece más en hombres y que se desconocen las causas que provocan dicho trastorno.
Se sabe que su origen se encuentra en la amplia presencia de ácaros y bacterias en el rostro, mientras que los enrojecimientos faciales abruptos pueden ser detonados por el calor, el sol y alimentos como picantes, alcohol, condimentos o bebidas calientes que provocan que la cara se ponga roja y se inflame, explicó.
El dermatólogo del HGR número 1, “Dr. Carlos McGregor Sánchez Navarro” dijo que la rosácea ocasionalmente lesiona el contorno de los ojos o el pabellón de las orejas, cuyas erosiones pueden variar en grado, aunque son permanentes y su intensidad se pueda controlar.
“Ante las manifestaciones iniciales del padecimiento, inflamación e irritación rojiza, conocidas como eritema y edema facial, muchos pacientes no se atienden y dejan pasar incluso años, hasta que se manifiestan lesiones crónicas agudas que deforman el rostro”, indicó.
Por ello, Marín Hernández recomendó que ante los primeros indicios de la enfermedad, acudir a las Unidades de Medicina Familiar del Instituto, para ser evaluado y, con el diagnóstico, recibir un tratamiento acorde a la fase en que se encuentre el padecimiento.
“Aunque la rosácea es un mal crónico, es posible controlarlo y mejorar considerablemente, una vez que el paciente entienda que debe evitar todo lo que le cause enrojecimiento facial. De lo contrario, se puede provocar una fibrosis a nivel de la piel que produce deformidades”, advirtió.
Aclaró que entre los causas asociadas a este trastorno de salud están las bacterias y los ácaros que todos tenemos en la piel, pero quienes tienen rosácea los presentan en mayor proporción.
Marín Hernández explicó que el tratamiento en la primera etapa, cuando sólo se presentan enrojecimiento e inflamación faciales, se basa en educar a los pacientes para evitar que la piel de la cara enrojezca, a través de cuidados en la mañana y noche; usar filtros solares con un mínimo de factor de protección 50, además de abstenerse de ingerir condimentos, líquidos muy calientes y bebidas alcohólicas.
Cuando ya existen lesiones, los especialistas del Seguro Social incluyen tratamientos tópicos no esteroideos como antibióticos y el ácido azelaico para reducir la inflamación y ayudar a que el enrojecimiento y el tono de la piel mejoren.
En otra fase, que ya presenta lesiones inflamatorias más agresivas, se usan antibióticos orales para modificar los microorganismos de la epidermis y recuperar su equilibrio; en casos severos, se recetan derivados de vitamina A para ayudar a disminuir la producción de grasa y mejorar el trastorno de inflamación y queratinización (que transforma la piel en tejido fibroso), concluyó el dermatólogo.
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