- 60 personas con lesión de médula espinal e imposibilidad para caminar, mover extremidades y/o controlar esfínteres participaron en este protocolo.
- El estudio entrará en una segunda etapa en la que participarán 150 pacientes de diferentes estados de la República.
El Instituto Mexicano del Seguro (IMSS) aplicó un protocolo de investigación en 60 personas que en su mayoría sufrieron un accidente severo, particularmente de tránsito, que les produjo una lesión de médula espinal traumática, padecimiento crónico que impide caminar (parapléjicos), mover brazos y piernas (tetrapléjicos) o controlar esfínteres; incluso tres pacientes son capaces de caminar con ayuda de aparatos ortopédicos.
Israel Grijalva Otero, jefe de la División de Desarrollo de Investigación de la Coordinación de Investigación en Salud del IMSS, e investigador titular de este protocolo, señaló que hasta el momento no existe tratamiento con medicamentos o cirugía para individuos con este tipo de lesión, de ahí la trascendencia de este protocolo que ha demostrado que al administrar un fármaco mejora la conducción de los impulsos nerviosos a través de la médula espinal lesionada, que hace que el funcionamiento por abajo del nivel de la lesión mejore.
Afirmó que los 60 derechohabientes que participaron en la investigación lo hicieron de forma voluntaria y firmaron una carta de consentimiento para estar bajo vigilancia y evaluación médica frecuente, a fin de verificar los cambios en la sensibilidad, en la función de sus esfínteres o en el movimiento de las extremidades afectadas, así como sus reacciones ante el medicamento, el cual además es útil para el tratamiento de esclerosis múltiple (enfermedad del sistema nervioso que afecta cerebro y médula espinal).
El especialista indicó que al momento de sufrir un grave accidente es común que se rompan los ligamentos y se fracturen los huesos de la columna vertebral, con daño a la médula espinal; “esta lesión provoca pérdida de la función por debajo del nivel de la lesión, ya sea del cuello (cervical) o espalda (torácica) y afecta el control del movimiento y la sensibilidad al tacto y al dolor”.
Explicó que los pacientes con las lesiones más graves, por debajo de la cuarta vértebra cervical, son dependientes prácticamente para todo: alimentarse, bañarse y trasladarse de un lugar a otro.
Grijalva Otero señaló que en el desarrollo del protocolo de investigación se determinó que las personas con lesión cervical (parálisis de brazos y piernas) que tomaron dosis controladas de ese fármaco, y mostraron en estudios de imagen por resonancia magnética que contaban con continuidad de la médula espinal en la zona de lesión, tienen mayor expectativa de mejorar su calidad de vida.
Tal es el caso de tres pacientes que fueron capaces de caminar con la ayuda de aparatos ortopédicos y de un miembro de la familia especialmente capacitado para ello.
Explicó que el medicamento tiene la función de ayudar a los axones (prolongación de las neuronas especializadas en conducir el impulso nervioso en todo el organismo) a funcionar de manera adecuada, ya que el traumatismo a nivel medular hace que se dañe la “envoltura” del axón, que recibe el nombre de mielina, e impide la comunicación correcta entre las neuronas y los músculos que dan movilidad al organismo.
“Cabe señalar que algunos pacientes que inicialmente eran cien por ciento dependientes, después del tratamiento se han hecho parcialmente independientes, a tal grado de que algunos caminan con apoyo y controlan esfínteres, lo cual les permite alcanzar a llegar al baño; al recuperar la movilidad, ya pueden arreglarse, alimentarse, trabajar, estudiar, usar el transporte público y, algunos de ellos ya manejan su propio vehículo”, destacó el investigador.
Informó que en 2012, con los resultados favorables y experiencias adquiridas en la investigación, el protocolo entrará en una segunda fase en la que se invitará a participar a 150 personas provenientes de varios hospitales y unidades de medicina física y rehabilitación de todo el país, con el fin de beneficiar a más personas, comprobar los resultados del primer estudio y mostrar esta nueva forma de tratamiento a otros médicos del IMSS.
Los pacientes que reúnan los criterios de selección y acepten tomar parte en el protocolo, realizarán visitas de vigilancia médica mensuales durante dos años con el médico investigador local, quien estará al pendiente de los cambios en la sensibilidad y movimiento de los participantes; se efectuarán resonancia magnética nuclear y electroencefalograma como exámenes de rutina, para constatar en todo momento su seguridad y apego al tratamiento.
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