- Durante la pandemia de influenza, los antirretrovirales patentados siempre estuvieron disponibles, mientras la vacuna de influenza no patentada escaseó a nivel mundial.
- Por cada dólar invertido en medicamentos de última generación pueden ahorrarse hasta 4 dólares en costos de hospitalización.
México, D.F., 29 de febrero, 2012.- En el marco de Expo Ingenio Inventos y Negocios, Héctor Chagoya, catedrático de la Universidad La Salle y experto en protección y uso de patentes, reconoció que gracias al sistema de protección a los derechos de propiedad industrial, los mexicanos tuvimos una solución concreta cuando enfrentamos la influenza, uno de los desafíos más importante de salud pública de los últimos 10 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aseguró que todavía persiste el mito de que las patentes encarecen los productos e imposibilitan el acceso a medicamentos a la población. Sin embargo, se debe contemplar que el costo social de que no exista la solución innovadora es infinitamente más alto. Recordó que durante la pandemia de influenza, los antirretrovirales patentados estuvieron disponibles en las cantidades y al precio que el gobierno mexicano requería, mientras que la vacuna de influenza, no patentada, escaseó a nivel mundial y en México no estuvo disponible a tiempo. En este contexto, el catedrático apuntó que “resultó mucho más cara la tecnología no patentada que la patentada.”
Comentó también que desde el punto de vista económico, “las patentes representan el incentivo más efectivo que existe para que los agentes económicos compitan por obtener primero las soluciones que requiere la sociedad”. Añadió que en materia de salud, los fabricantes de medicamentos procuran reducir el tiempo de recuperación y los costos asociados por hospitalización o incapacidad, lo que no sólo beneficia a las personas en lo particular, sino al sistema de salud pública en general. Estudios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) indican que por cada dólar invertido en medicamentos innovadores pueden ahorrarse hasta 4 dólares gastados en estancias y atención hospitalaria.
Los beneficios sociales de contar con un sistema de patentes son de suma importancia para el sistema de salud, por lo que “conviene comprender el esquema de incentivos que otorga la ley a quienes tienen la determinación de investigar y producir beneficios concretos, a fin de que aprovechen estas reglas; ése es el gran reto para los inventores”, concluyó Héctor Chagoya.
Héctor Chagoya es Ingeniero Químico por la Universidad La Salle (México DF). Es consultor en materia de propiedad intelectual para las principales empresas mexicanas y extranjeras en los campos de polímeros, biotecnología, productos farmacéuticos, industria química, electrónica y comunicaciones.
En 1997 se unió a la firma de Becerril, Coca & Becerril, donde se especializó en varios aspectos de los derechos de propiedad industrial, incluyendo el análisis, trámite, y el uso de las patentes. Desde 1999 es profesor de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad La Salle.
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