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Es fundamental detectar en bebés síntomas como palidez de la piel,
irritabilidad y falta de apetito, actividad y desarrollo.
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Nacimiento prematuro y alimentación deficiente antes de los dos años, las
principales causas.
La anemia crónica en menores de edad puede traerles consecuencias muy
severas para su desarrollo físico, intelectual y emocional, por lo que resulta
crucial detectar esta afección en sus etapas iniciales, advirtió Miguel Ángel
Andrade Padilla, médico pediatra y profesor del Centro de Investigación
Educativa y Formación Docente de la Delegación Norte del DF, del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La anemia se produce cuando hay una disminución importante de glóbulos
rojos en la sangre (encargados de transportar el oxígeno a todos los tejidos de
nuestro cuerpo), lo que afecta a los principales órganos y sus funciones, así
como las neurológicas y cerebrales, señaló el pediatra.
Añadió que la etapa más común en la que suele darse es en los menores de
cinco años y se asocia frecuentemente a quienes nacen prematuramente o por una
deficiencias alimentarias durante el primero y segundo años de vida. Entre más
prematuros hayan nacido, mayor riesgo de que los niños padezcan anemia durante
los primeros doce meses de edad.
De acuerdo con Andrade Padilla, este problema de salud se debe
principalmente a una deficiencia de hierro en la sangre, aunque también los
sangrados, falta de nutrientes como vitaminas o ácido fólico, enfermedades
crónicas como tuberculosis o cáncer y parasitosis, entre otras, pueden causar
anemia.
Los síntomas principales de la anemia infantil son palidez de la piel y
ojeras, falta de apetito, irritabilidad y escasa actividad física. Cuando los
niños están en etapa escolar presentan alteraciones en su rendimiento, se duermen
en horas de clase, están decaídos, tienen apatía y una falta de actividad en
general, explicó el pediatra.
Con la anemia se pueden presentar trastornos cardiacos al aumentar la
frecuencia de los latidos del corazón con el fin de compensar la falta de
oxigenación a los diferentes órganos del cuerpo.
Para el especialista, la anemia infantil se debe en gran medida a una
alimentación inadecuada antes de los dos años, porque los menores no recibieron
leche materna y después de los seis meses, cuando debían consumir otro tipo de
alimentos, no se les proporcionaron.
Actualmente existen diversas campañas del IMSS para prevenir la anemia
en los grupos más vulnerables, a través de suplementos de hierro y de pláticas
sobre nutrición en las Unidades de Medicina Familiar (UMF), para que los niños
sean alimentados al seno materno cuando menos en el primer año de vida, con lo
cual disminuye la prevalencia de este problema de salud, informó Andrade
Padilla.
Agregó que también se aconseja a las madres que alimentan a sus hijos
con leche materna para que ellas tengan una buena alimentación a base de
verduras de hojas verdes, en especial frijol, frutas y alimentos fortificados
con hierro.
Otras estrategias del Instituto, informó, están dirigidas a las
embarazadas adolescentes o adultas para enriquecer su alimentación con hierro y
ácido fólico, para evitar la anemia en ellas y sus bebés que están por nacer; y
para quienes van a empezar a introducir a sus hijos alimentos diferentes a la
leche, que incluyan verduras, hígado, carne de pollo y leches industrializadas
fortificadas con el mineral.
Una de las acciones a nivel nacional más importantes del Instituto Mexicano
del Seguro Social es la administración de suplementos de hierro como
medicamento para los niños con gran riesgo de anemia en poblaciones de pobreza
extrema, acción que es permanente y se lleva a cabo en todas las UMF,
proporcionando, también, pláticas con personal del servicio de nutrición del Instituto,
conformado por enfermeras, nutriólogos o por los mismos médicos, precisó el
pediatra.
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