- Son niños que no
pueden socializar, tienen problemas interpersonales y les cuesta mucho trabajo
participar en actividades grupales, ya sean escolares o deportivas.
- Para prevenir el
padecimiento es necesario llevar a cabo una vida saludable, tener momentos de
esparcimiento y dar oportunidad de que los menores jueguen.
Violencia intrafamiliar, depresión de los padres, problemas económicos y
falta de atención, así como el divorcio, pueden provocar estrés en los menores
de edad, explicó Enrique Camarena Robles, especialista del Hospital
Psiquiátrico “Dr. Héctor Hernán Tovar Acosta”, del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS).
Esta enfermedad se relaciona con situaciones externas (del medio ambiente
o psicosociales) que hacen que el nivel de angustia, ansiedad y desesperación
del niño se incremente, lo que ocasiona incomodidad, disminuye su calidad de
vida y afecta por ende a la familia, señaló.
Cuando el grado de ansiedad es alto, abundó, también se afecta el
rendimiento escolar, ya que los menores no se concentran, están distraídos y
eso hace que tengan bajo nivel académico. Además, son niños que no pueden
socializar, tienen problemas interpersonales y les cuesta mucho trabajo
participar en actividades grupales, ya sean escolares o deportivas.
El psiquiatra Camarena Robles indicó que un niño ansioso es una criatura
que no se relaciona bien con sus compañeros, llega a ser rechazado y tiene
inseguridades, “ello hace que su capacidad adaptativa en las actividades de la
escuela sea negativa, por no cumplir con la atención que éstas requieren”.
Algunos de los síntomas que se observan cuando un infante padece esta
enfermedad son: movimientos involuntarios como menear la pierna, el pie;
mutilarse las uñas con los dientes, sudoración de manos, caída de cabello, insomnio,
entre otras manifestaciones, detalló.
El especialista en psiquiatría del Instituto Mexicano del Seguro Social recordó
que para prevenir enfermedades mentales que se generan con el estrés, es
necesario llevar a cabo una vida saludable, convivir con la familia, tener momentos
de esparcimiento y dar oportunidad de que los menores jueguen.
En general, dijo, los padres de familia tienen la tendencia a dar lo
mejor a sus hijos; con esa presión social quieren que aprendan piano, que hagan
un deporte, que tomen clases de inglés y realicen actividades extraescolares, lo
que satura al pequeño y puede incrementar los niveles de ansiedad, sobre todo
si hay una predisposición a ser “ansioso”.
Cuando ocurren estos excesos no se permite al niño tener vivencias
lúdicas, convivencia con sus amigos; se les coarta la posibilidad de
socialización y vivir el mundo del juego y la fantasía. Por ello, hay que dar
oportunidad a que vivan su infancia con naturalidad, consideró Camarena Robles.
De los servicios de salud mental que proporciona el Instituto Mexicano
del Seguro Social en el país, 50 por ciento de la consulta psiquiátrica se
otorga a niños en etapa escolar (de 6 a 12 años), destacó el especialista del
Hospital Psiquiátrico “Dr. Héctor Hernán Tovar Acosta”.
La mayoría de los niños tienen mayor predisposición a cambios de
conducta que los adultos, por lo que es necesario que los padres estén
pendientes de ello. Es muy importante que los papás pongan atención en las
actitudes que reflejan sus hijos y acudan con el profesional de la salud mental
cuando presenten algunos de los síntomas de este padecimiento, concluyó
Camarena Robles.
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