Este viernes 12 de octubre inicia el Primer
Festival “De la Milpa a la Mesa”, organizado por el Conaculta y el INAH, el
Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM y el Patronato de la Feria
de la Enchilada, y que tendrá lugar en el Ex Convento de Culhuacán desde mañana
hasta el domingo 14.
Este festival pretende llamar la atención sobre
la necesidad que tenemos los mexicanos de reconocer el valor de nuestras
tradiciones culinarias, que el maíz y todos los productos que se obtienen de la
milpa son una vía para fortalecer la defensa de nuestra identidad y una parte
medular de nuestro patrimonio cultural, la milpa, sistema de cultivo autóctono
heredado de nuestros antepasados.
Se escogió el 12 de octubre para dar inicio al
festival en tanto que hacia el año 6000 antes de Cristo los antiguos mexicanos domesticaron
el maíz, y después de que los europeos lo consideraron al principio planta
exótica y bocadillo exquisito, pronto conocieron sus bondades y el grano inició
su viaje alrededor del mundo.
Ahora existen más de 300 razas de maíz en el
mundo. De éstas, 32 son mexicanas. Y de éstas, cuatro son razas indígenas
antiguas; cinco son razas exóticas precolombinas y 15 son mestizas
prehistóricas.
Es tal la importancia del maíz que prácticamente
todas las civilizaciones del México prehispánico crearon leyendas sobre su
origen, la más compleja de ellas la mexica de los Cinco Soles y la que se
encuentra en el Popol Vuh, de los Mayas. Los huicholes crearon una sobre el
maíz de color azul y los mixtecos y zapotecas veneraban al maíz en los dioses
Cohuy y Pitao-Cozobi, que a su vez tenía su nahual en el murciélago,
considerado guardián de los campos de maíz, el vigilante de la milpa.
La pirámide principal del templo Mayor de
Tenochtitlán estaba rematada por dos templos de igual jerarquía: el de
Huitzilopochtli, dios de los guerreros, y el de Tláloc, para los mexicas el
dios supremo de los campesinos.
La escasez del maíz repercutió en el inicio de
nuestra independencia, que estalló en un momento en que también había violentas
fluctuaciones en los precios de los alimentos, a causa, sobre todo, de sequías,
heladas y granizadas que afectaron seriamente la producción de maíz.
Y la importancia y el futuro de la milpa no
difieren mucho de lo que ocurre con el maíz. En la milpa crecen, además del
maíz, frijol, chile y calabaza, más de 50 variedades de quelites –verdolagas,
romeritos, huauzontles, amaranto, quintoniles, berro, berro de palmito, hojas
de nabo, quelite cenizo, malva, guías de calabaza, alenquelite (o frijol
nacido), alaches, violetas, chivitos, malacates, centavitos y retoños de guaje,
por citar algunas– y es posible sembrar tomates, plantas medicinales y
entremezclados con el maíz, amaranto y papaya. Todas estas plantas le dan una
gran riqueza de nutrientes al suelo y por lo tanto, le permiten a cada una de
ellas un mejor crecimiento y desarrollo, sin necesidad de agregarles abonos
químicos.
Con todos estos productos nuestros antepasados
cocinaban y consumían una gran diversidad de alimentos nutritivos para mantener
el cuerpo limpio y saludable sin dañar el medio ambiente.
En relación con otros cereales (trigo, arroz,
cebada, sorgo) el maíz es el que actualmente rinde más. Su rendimiento promedio
anual mundial es de 3.3 toneladas por hectárea frente a 2.8 del arroz y 1.9
toneladas por hectárea del trigo.
En la década de los 80 Brasil y México ocupaban
el tercero y cuarto lugar en volumen de producción de maíz. En los años 60 México
se colocó entre los países exportadores de este grano. Pero en la década de los
70 perdió su posición de exportador y hoy requiere de las importaciones para
satisfacer sus necesidades internas del grano.
Esta situación tenderá a agravarse si se permite
que el maíz transgénico desplace a nuestras variedades autóctonas y criollas,
ya que las semillas transgénicas tienen un alto rendimiento, pero no se pueden
sembrar indefinidamente. Sólo sirven para una sola cosecha. Como ven, el origen
del maíz está en riesgo de perderse.
El Festival “De la Milpa a la Mesa” busca
contribuir a promover y recuperar la soberanía alimentaria, a fin de evitar,
entre otras cosas, el empobrecimiento de los pueblos, ya que al alimentarnos de
nuestros propios cultivos, no nos veremos obligados a importar el sustento
diario, sino a cultivar y cosechar los productos que sirven de ingredientes.
En este primer festival habrá preparación y
degustación de platillos y bebidas elaborados a base de productos naturales de
la milpa, exposición sobre la milpa y el maíz, proyección de documentales de la
cocina tradicional mexicana, actividades culturales y eventos musicales, venta
de artesanías y visitas guiadas en el Ex Convento de Culhuacán.
Con la exposición sobre el maíz y la milpa se
podrá apreciar que la milpa es una vez y media más productiva que un campo
dedicado a monocultivos extensivos de maíz o frijol y que la explotación
extensiva del campo, mediante el uso de maquinaria moderna y el uso de
fertilizantes artificiales empobrece a la tierra y elimina mano de obra.
La proyección de documentales sobre la cocina
tradicional y el maíz permitirá revalorar la gastronomía heredada por nuestros
antepasados y conocer que a
partir del maíz y otros productos de la milpa se elaboran en México más de mil
platillos.
El Primer Festival “De la Milpa a la Mesa” se
realizará del 12 al 14 de octubre en el Ex Convento de Culhuacán, ubicado en
Morelos No. 10, Barrio Mágico de Culhuacán, a media cuadra de la Avenida
Tláhuac; a cuadra y media del final de la Avenida Taxqueña y a dos cuadras de
la estación Culhuacán de la línea 12 del Metro. La entrada será libre, de nueve
de la mañana a ocho de la noche.
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