Por Héctor Medina Varalta
Guadalajara, Jalisco. Nadie nos ha entrenado para ser educadores, y educar es una tarea compleja. Por un lado, vemos que no funciona ser autoritarios como lo fueron nuestros padres y maestros, pero por otro, nos damos cuenta de que la permisividad trae consecuencias muy graves.
La escritora y psicoterapeuta Rosa Barocio presentó Disciplina con amor en el aula: tocando el corazón de tus alumnos. Guía para maestros. Me siento-afirma- orgullosísima de verlo publicado, ya que estamos viviendo una situación con los maestros en dónde considero que es muy importante poder ayudarlos para revivir su vocación, para que nuevamente reflexionen, hagan un alto en su profesión y se pregunten por qué escogieron esta profesión. Ser maestro no es tarea fácil, ser maestro implica todo un reto, más en la actualidad donde los niños y los jóvenes han cambiado tanto. Yo empecé en la docencia hace 30 o 35 años, y era una situación muy distinta: los niños eran obedientes, más tranquilos, más dóciles, ser maestro no implicaba un reto tan tremendo como lo es en la actualidad. Hoy vemos a los niños muy bien plantados, muy seguros, pero exigentes, muchas veces voluntariosos, aveces flojos porque los padres de familia, de ser autoritarios-anteriormente era un autoritarismo demasiado duro, pero había una estructura muy clara, por eso el niño respetaba al maestro.
Tiene que haber una alianza, no un conflicto
Recuerdo que, como maestra de preescolar que cuando llegaba un padre de familia, le decía al niño: 'hijo, ella es tu maestra Rosa. Haz de cuenta que soy yo, la vas a obedecer en todo lo que ella diga. En la actualidad estamos viviendo algo muy distinto; ahora, los padres tan pronto se les llama la atención al niño, al día siguiente están reclamando y defendiéndolo, con esta actitud el maestro pierde autoridad. Con mi libro pretendo ayudar a los padres a crear conciencia de que el maestro necesita de su apoyo, y que también los maestros se den cuenta que tienen que caminar tomados de las manos de los padres de familia. Ahí tiene que haber una alianza, no un conflicto. Una alianza donde el maestro apoye al padre y el padre apoye al maestro en beneficio del niño, porque finalmente es trabajar en pro de la niñez. Los niños necesitan tener este sentido claro de autoridad en sus maestros, recordándoles que él es el maestro, no el amigo o el cuate que tiene que quedar bien con ellos, tiene que buscar lo que es mejor para sus alumnos.
No hay que tratar a los escolares como clientes
En el libro trato de crear conciencia de que los directores también tomen en cuenta que tienen que apoyar a los maestros. Es muy importante saber que cada uno tiene que ubicarse en el rol que le corresponde. Si la preocupación máxima del director, es no perder al niño pase lo que pase, pues le va a dar la razón automáticamente a los padres, ya que está viendo a los escolares como clientes, perdiendo el sentido del por qué es director, por qué tiene una escuela y la escuela lo que necesita es educar. Es así como el maestro con tal de no perder su trabajo no le llama la atención al niño.
Hay que formar, hay que desarrollar el carácter en los escolares, hay que aplicar los principios que tanto vemos: tantos programas de valores que tenemos que vivir, pues sólo se pueden enseñar con el ejemplo. Por lo tanto, lo que busco a través de esta lectura, es que cada uno se ocupe de la parte que le corresponde para beneficiar este proceso de maduración del niño y del adolescente, que el maestro y el director se ubiquen en sus papeles, pero que también formemos esta alianza con los padres.
Maestros que dañan
Por otra parte, los padres de familia están viviendo una época difícil en la cual están muy estresados; en muchos hogares trabajan padre y madre, muchas veces están ausentes y los niños no tienen unos padres para guiarlo. El problema es que este niño está creciendo abandonado. Lo que hago con mis conferencias y libros, es animar a los padres para que estén más presentes, para que le den una atención al niño. Dar atención es una forma de amar, cuando amamos a alguien le damos de nuestro tiempo, estamos presentes, nos interesamos, los vemos realmente; no estamos ahí nadamás en cuerpo, pero no en alma. Lo que trato de hacer con los padres y maestros es sensibilizarlos del gran impacto que tienen sobre estos niños, porque cosa que dice el maestro, cosa que impacta al alumno, y por eso esa responsabilidad tan importante que tiene el maestro en su trabajo. Les comparto en mi libro que cuando yo tenía 15 años y estaba en tercero de secundaria, mi maestro de química que admiraba mucho preguntó qué queríamos estudiar al terminar la preparatoria. Cuando me tocó el turno de responder le dije que quería ser educadora, él volteó y me dijo: "Rosa, pero tú tienes más capacidad que eso". El comentario de ese maestro hizo que yo desechara cualquier interés de estudiar sobre educación. Terminé la preparatoria, estudié relaciones internacionales, no terminé sociología y unos años después, estando en una escuela de verano dije, "yo soy de aquí, me encantan los niños, disfruto la educación" Ahí fue cuando comencé a estudiar pedagogía, ya casada. Esto lo comento porque es importante, que nos demos cuenta, que el comentario de un maestro puede hacer que la vida de un alumno cambie de giro totalmente. Cuando un maestro menosprecia, devalúa o insulta a un alumno, podemos imaginarnos el impacto en la autoestima de ese alumno.
Cargamos con algo cuando cuando lastimamos
Esos casos se repiten mucho porque repetimos lo que hicieron con nosotros y porque antaño se hacía equivocadamente. Eran conceptos equivocados, conceptos que en realidad lastimaban. Afortunadamente estamos revisando todo esto, y de eso se trata: revisar esas cosas y preguntarnos: "¿Realmente, esto enaltece al alumno?, "¿esto lo alienta?", ¿lo va a convertir en mejor persona o lo está pisoteando o humillando, lo menosprecia o devalúa?" Siempre tenemos que estarnos preguntando, no sólo los maestros, sino todos los seres humanos tenemos que hacer conciencia de "¿qué impacto estoy teniendo?" Considero que estamos aquí para ser mejores personas y tomar conciencia de que no podemos estar lastimando, es responsabilidad hacerlo. Cargamos con algo cuando lo hacemos. Se vale equivocarse, pero hay que pedir perdón, pues el perdón es muy importante, pero si crecemos en conciencia, nos detenemos antes de caer en ese lastimar.
Poema de autor anónimo
Torpe, torpe me dijiste un día
y tu voz en el salón
resonó en mi corazón
y huyó de mi la alegría
Después de que tu voz oyeron
aunque al principio hubo azoro
mis compañeros en coro
torpe... torpe... me dijeron
Di, maestro
¿Hubo razón para que tú con enfado
me dejaras humillado
sin tenerme compasión?
Ahora que el tiempo ha pasado
maestro, te doy mi consejo;
ya no formes el complejo
que a un niño dejas marcado
Por mi parte, ahora te digo
que el daño que tú me hiciste
por fortuna ya no existe
y hoy como amigo te escribo:
Soy psiquiatra por decir,
puesto que estoy titulado
y me ofrezco con gran agrado
por si te puedo servir
Padres y maestros amorosos
Se puede poner límites de otra manera: sin humillar, sin lastimar, sin faltar al respeto, pero tenemos que aprender el cómo, ya que no es algo que nos salga natural porque no lo hicieron nuestros padres con nosotros, al contrario, ellos pegaban un grito, si no hacíamos lo que nos decían, iba la cachetada, si no entendíamos con la cachetada sacaban el cinturón y así nos iba. En ese entonces, los pellizcos estaban de moda en la escuela, recuerdo que abría mucho los ojos y la lagrimita que escurría por la mejilla. Pero ay de uno donde dijéramos auch, pues nos iba peor. Eran otras maneras de educar, pero qué importante es encontrar otra forma, es decir, si vamos a dejar de ser autoritarios, tenemos que reemplazarlo, no con la permisividad, lo tenemos que hacer con educación consiente, de una forma en donde sí ponemos límites, pero sin caer en la humillación, en los golpes o en el menosprecio. Toda la serie d mis libro de la serie Disciplina con amor, lo que busca es ayudar a que los padres y maestros sean más amorosos. No debemos enseñar como antaño: "La letra con la sangre entra," no, no, eso ya pasó de moda, tenemos que desecharlo; podemos ser amorosos y ser firmes, también es darle lugar a sus opiniones y preferencias sin perder nuestro lugar.
Docente, ¿vocación o profesión?
En Disciplina con amor en el aula, de eso se trata, de volver a recordar, a tocar, despertar esa vocación. Considero que la mayoría de los maestros eligen la carrera por vocación, pero se van desgastando en el camino, se les va olvidando. Entonces, cuando menos se dan cuenta ya es un maestro aburrido que repite todo, ya no cuida lo que dice, ya no prepara las clases como cuando lo hacía al principio. "Si tú eres maestro y estás leyendo esta entrevista quiero invitarte a interesarte, para que tus clases en vez de adormecer al alumno, en lugar de provocar falta de respeto, porque ya está aburrido el alumno, se está aburriendo y no aguanta la clase y se le ocurre hacer diablura y media". Es una realidad, en las clases aburridas uno ya no escucha al maestro, pero uno está pensando "¿qué puedo hacer?", ya que la creatividad es ahí donde se desarrolla, pero creatividad para molestar. Un maestro interesante, un maestro que prepara su clase, que despierta esa curiosidad y genera preguntas en el alumno, este no se duerme, ya que está atento.
Bullyng del maestro
De acuerdo a Barocio, existe bullyng de parte del maestro hacia el alumno cuando lo menosprecia o cuando la trae con un chico, pero hay que revisar porque algunas veces se acusa de bullyng a personas que no lo están haciendo, y también estamos cayendo que cualquier conflicto pequeño ya es bullyng, pero no es verdad. Sin embargo, si hay bullyng de parte de los maestros hacia los alumnos y también puede haberlo de parte de alumnos a los maestros. Hay maestros que no quieren reprobar al chamaco porque tienen miedo que saque una pistola y le disparen. Estamos en una época en que hay que hacer un alto y revisar, porque solamente estos cambios y transformar esta violencia que estamos viviendo, la única forma de hacerlo, es ayudando a través de la educación tanto de padres como de maestros, para sensibilizar, empatizar a los niños para que elijan no lastimar. Esto es lo que debemos que elegir: no lastimar a nadie en toda circunstancia.
Por último, Rosa Barocio comentó que dentro de sus proyectos tiene en mente escribir un libro para madres de bebés, el título sería Disciplina con amor con tu bebé, ya que los padres necesitan ayuda para darles la bienvenida con los brazos abiertos a ese niño o niña que está llegando a la familia
Contacto: www.rosabarocio.com
Correo electrónico: oficina@rosabarocio.com
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