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La enfermedad
requiere de mucha experiencia en el diagnóstico
- Los tratamientos
hipometilantes son drogas que facilitan que las células
se desarrollen de manera normal
Para el diagnóstico
correcto del Síndrome Mielodisplásico (SMD) es necesario descartar todas esas
otras enfermedades que puedan cursar con alteraciones morfológicas en las
células de la médula ósea y que pueden confundir al médico en su evaluación,
mencionó Guillermo Sanz, jefe de Oncología de Hospital Universitario La Fe de
Valencia, España.
El Síndrome
Mielodisplásico es una enfermedad un poco complicada porque tiene
manifestaciones muy heterogéneas, a nivel molecular se ha estudiado mucho lo
que nos permite utilizar ese tipo de información para caracterizar el riesgo
del paciente. Alto riesgo o bajo riesgo”, mencionó el especialista.
El problema de este
Síndrome empieza desde el diagnóstico, además de que no existen registros de la
enfermedad en la mayoría de los países, “los síntomas muchas veces se confunden
con malestares por la edad, los más comunes son la anemia y
debilidad”, además que muchos pacientes tienen otros problemas médicos, por
ejemplo del corazón o endocrinológicos, y esto complica un poco el diagnóstico.
La complicación
radica en que las alteraciones en la forma de las células de la médula ósea
aparecen en muchas otras enfermedades tales como las ocasionadas por
infecciones virales (VIH, hepatitis, parvovirus), medicamentos (antineoplásicos,
inmunosupresores), deficiencias de hierro, vitamina B12 y ácido fólico,
etilismo, así como diversos tipos de cáncer y enfermedades del hígado e
inmunológicas.
Los principales
factores de riesgo para desarrollar SMD son envejecimiento, exposición a
sustancias toxicas (pesticidas, empresa petrolífica o petroquímica y
fertilizantes) además pacientes que han sido expuestos a
quimioterapia por otro tipo de cáncer. Es un tipo de cáncer. Dada la
complejidad de la enfermedad es de pronóstico muy variable, ya que algunos
pacientes pueden sobrevivir con un curso benigno durante años, mientras que en
otros progresa con rapidez hacia la leucemia y el fallecimiento.
Se presenta, por lo
general, en pacientes mayores de 50 años, y en una tercera parte puede derivar
en cáncer de rápido crecimiento de las células de la médula ósea, llamado
leucemia mieloide aguda.
Para su
identificación se requiere experiencia en el diagnóstico. La exclusión es
básica en aquellos pacientes que cursan con alteración en la función de la
médula ósea, sin embargo, es necesario contar con suficiente experiencia por
parte del médico tratante de preferencia un hematólogo.
“A diferencia
de las leucemias agudas que aparecen de golpe, en el SMD la mayoría de las
alteraciones cromosómicas se traducen en pérdidas de material genético. Al
final, puede terminar en una leucemia aguda”, explicó el especialista.
Para un tratamiento
adecuado, es condición necesaria que el trabajo clínico también incluya un
diagnóstico, “por lo que es importante formar a los médicos de cabecera, de
atención primaria, para que estén atentos al problema y no pase demasiado
tiempo para llegar al especialista”.
A la enfermedad se
le clasifica en diversas categorías: pacientes de alto y bajo riesgo. El
paciente de bajo riesgo es una persona que puede tener una esperanza media de
vida de cinco años, y que tuvo como base principal la transfusión y soporte.
Para los pacientes
de alto riesgo, “ya existen fármacos que amplían significativamente su
esperanza de vida”, subrayó el Dr. Sans.
Las opciones
terapéuticas en los pacientes alto riesgo alto son:
Trasplante de
células hematopoyéticas, quimioterapia clásica (intensiva o no), Agentes hipometilantes, (en
combinación con hipometilantes o como segunda línea).
Con Vidaza, la expectativa
de vida de estos pacientes se duplica “para quien lo padece es una
revolución, pasar de tratamientos super agresivos donde el objetivo era la
cura: con quimioterapias muy fuertes, transplantes de medula ósea a tratamientos
mucho menos tóxicos, donde el objetivo es controlar la
enfermedad a largo plazo”.
“Este tipo de
compuesto ha demostrado dos cosas: Vidaza es el primer medicamento que aumenta
la supervivencia hasta en un 50% y brinda una mejoría en cuanto a calidad de
vida, y esto es fundamental “, concluyó.
El principal
objetivo en pacientes con Síndrome Displásico de alto riesgo es evitar o
disminuir el uso de transfusiones de hemoderivados, aliviar los síntomas,
mejorar la calidad de vida, evitar o retrasar la transformación a leucemia
aguda y prolongar la supervivencia del paciente.
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