‘Interstellar’
País: USA
Género: Drama, ciencia-ficción
Director: Christopher Nolan
Guión: Hermanos Nolan
Reparto: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine, John Litgow, Matt Damon, Wes Bentley, Casey Affleck, Mackenzie Foy, Timothy Chalamet.
El cine espacial, (o spaces opera) se ha caracterizado por ser un subgénero dentro de la ciencia-ficción que todavía conserva decentemente esa capacidad de ensoñar y sorprendernos, explorar nuevos mundos, sobrepasar límites establecidos, ir más allá…los ejemplos son varios desde ‘Solaris’ (1972) pasando por ‘Elegidos para la gloria’ (1983) hasta ‘Gravity’ (2013).
Este hecho no fue indiferente para que un realizador de la talla de Christopher Nolan se interesara por el proyecto (que en principio estaba destinado a Steven Spielberg), y es que el director de ‘Origen’,entiende a la perfección el concepto de cine mayúsculo, pero entendiendo que un gran espectáculo puede estar enfocado a un público adulto y con capacidad de reflexión.
Un guión cimentado en teorias científicas
La historia intergaláctica está basada en la teorías científicas de Kip Thorne, astrofísico estadounidense y compañero de batallas de Stephen Hawkins y Carl Sagan, un estudio enfocado a las ondas gravitatorias y a los agujeros negros, así como los viajes espacio-temporales.
Los hermanos Nolan se han servido de estos estudios para elaborar un filme que pretende ser riguroso en lo científico, pero no por ello brilla ‘Interestelar’, simplemente es un nexo que une realidad o (realismo cinematográfico) con ficción.
Pese a la insistencia de muchos, esta obra no puede ser comparable a ‘2001: una odisea en el espacio’. La obra maestra de Stanley Kubrick que no deja ser, hasta cierto punto, un filme experimental, onírico, con multitud de elementos que entremezclan “lo divino y lo profano” y la acercan más a la poética visual que al cine de ciencia-ficción. En cambio, ‘Interestelar’ aunque tiene ciertos homenajes y referencias, (esos serviciales y sarcásticos androides en forma de "monolito" mecánico llamados TARS y CASE), es una cinta que en realidad va por otro camino.
La raza humana busca nuevo hogar en el espacio exterior
La trama parte de una distopía clásica, la humanidad está en peligro, el planeta tierra se rebela ante los excesos de hombre mediante bruscos cambios atmosféricos (en forma de tormentas de polvo) y los recursos cada vez son más limitados. Una situación límite que obliga a la raza humana a buscar un hogar alternativo, más allá de las estrellas y asentar una colonia en un planeta habitable.
Esta parte argumental no está trabajada todo lo que debería, pero no parece el interés de Nolan potenciar el porqué de la catástrofe planetaria y sus terribles consecuencias. Bajo esta premisa no se oculta la típica (pero necesaria) crítica pro-ecologista, de este modo nos acercamos a la figura de un mundano protagonista, Cooper (McConaughey), un piloto-agricultor-y sobre todo padre de dos niños, Tom y Murph. Nuestro atípico héroe (pre-destinado) se verá con la responsabilidad de encontrar no sólo una salvación para los suyos, sino para el futuro de toda la raza humana.
Los compases iniciales, centrados en la relaciones familiares de Cooper con sus hijos y su anciano padre, parecen un mero trámite ante el inminente viaje espacial, pero resultan fundamentales para darle a la historia un empaque dramático que se nos antoja de lo más necesario para empatizar con el espectador ante lo que está por venir.
Gran trabajo el de Matthew Mcconaughey, que tras el oscar, ya no nos sorprende su nivel como actor dramático y Mackenzie Foy (la pequeña Murph) todo un ejemplo de buena interpretación infantil. Cabe decir que aunque prácticamente todos los secundarios (Matt Damon, ejem...) están a buen nivel, algunos están más aprovechados que otros: Anne Hathaway y Jessica Chastain salen mejor paradas que Michael Caine o John Lithgow, por ejemplo.
“Tenemos que ir más allá de nuestra propia existencia. No podemos pensar como individuos, sino como especie”. Profesor Brand (Michael Caine)
Una vez parte la expedición espacial en la búsqueda de un nuevo mundo, el realizador de ‘Memento’ puede permitirse el lujo de mostrar su arsenal de efectos técnicos y grandilocuentes planos espaciales, una gran maquinaria al compás del maestro Hans Zimmer, componiendo unas piezas musicales totalmente envolventes. El espacio exterior, un entorno ideal para reivindicar la figura del astronauta, el explorador y descubridor-colonizador de nuevos mundos como un rol primordial en la historia del ser humano.
En este tercio, la piel del filme muta visiblemente de drama a cinta de aventuras más pura y dura, un momento de viaje espacio-temporal para todos aquellos que en nuestra infancia disfrutamos de aquellas odiseas en la piel de héroes intergalácticos como Han Solo, Spock o Flash Gordon.
Sorpresas y giros más allá de las estrellas
En el hallazgo de nuevos planetas es donde somos testigos directos de momentos de auténtica tensión y suspense del relato (con algún que otro cliché), y donde se ponen a prueba la catadura y principios morales de los personajes implicados en el viaje. Sin embargo también nos permite comprobar como esa soledad y aislamiento en el espacio exterior es el contexto idóneo para contemplar como más allá del espacio-tiempo todo lo que nos hace humanos y nos conecta es aquello que sentimos. La fuerza de esos vínculos, de emociones como el amor (en este caso de padre y sus hijos y viceversa) o la sentimientos como la esperanza, nos sostiene, nos aferra a la vida.
“A lo mejor tienes que decidir entre volver a ver a tus hijos o salvar a la humanidad”. Bran (Anne Hathaway)
Sin embargo si algo podemos echar en cara al realizador de ‘El caballero oscuro. La leyenda renace’ es que no queda del todo clara la concepción del paso del tiempo y del espacio. Quizás sea algo premeditado, pero a priori parece más un defecto del filme (y su montaje) en donde todo ocurre en breves instantes y a poca distancia…cuando en realidad pasan años y se cruzan galaxias enteras. Puede que esto se deba a que la cinta tiene una visión puramente científico-relativista, pero para nosostros es una incógnita.
Curiosamente cuanto más avanza la trama espacial, más relevancia obtiene la relación entre la familia protagonista (unos en la tierra, otro a millones de kilometros de distancia), hasta el punto que resultará clave para la supervivencia humana.
¿Cómo es posible esto? He aquí el juego de las paradojas dimensionales y las teorías científicas, de las que se nutren los hermanos Nolan para realizar un giro sorprendente para conducirnos directos al clímax final. Para algunos un desenlace absurdo, para otros coherente, pero no deja de ser una vuelta de tuerca innegablemente emocionante y que cierra el círculo de un entretenimiento cinematográfico de casi 3 horas de duración.
¿De dónde venimos?¿A dónde vamos?¿Quienes somos?
Evidentemente en 'Interstellar' no se acaban de desvelar todos los enigmas que se plantean, pero esto es casi un hábito dentro del género. ¿Acaso ‘Contact’ lo hacía, o incluso ‘2001’?. Es más, el filme logra que nos interesemos por saber cosas acerca del Cosmos, la astrofísica y de paso la condición humana. Un nuevo elogio para Nolan, que quizás no roza la perfección cómo con 'El caballero oscuro' u 'Origen' pero que consigue despertarnos de nuevo esa sensación infantil de hallar y descubrir nuevos horizontes mientras nos adentramos temerariamente en ellos.
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