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Felipe Antonio Ramírez Hernández
Editorial PAX
Por regla general, es muy común leer casi a diario en la nota roja de los diarios de cualquier ciudad, a más de una mujer que ha sido golpeada por su pareja, y en el extremo de los casos, asesinada. Ricardo, uno de los hombres violentos que fue sometido voluntariamente a tratamiento psicológico, escribe: “Hay muchas cosas: la más importante es que hubiera querido saber de estos programas hace muchos años. Perdí mi tiempo creyendo que era un macho en mi hogar, creyéndome el dueño de mi esposa y de mis hijos. Ojalá que las puertas de este programa se hubieran abierto antes”.
Por otra parte, otro miembro dice”… Conmigo llegó una flor abierta, bonita, rezagante y yo la devolví muerta. Le maté su frescura. La volví nada”.
El autor define la violencia hacia la mujer en el hogar, que podemos dividir en tres: biológica, psicológica, y la perspectiva del género. Cabe decir que existe otra explicación que Ramírez define como teológica. La segunda interpretación de la violencia del hombre hacia la mujer en el hogar es porque tiene un problema psicológico o psiquiátrico y por eso es violento (…) Las explicaciones psicológicas más comunes dicen que el hombre sufre de una disfunción psicológica que lo hace sentir vulnerable, inseguro y con baja autoestima, por lo cual tiene que sobrecompensar mediante la violencia, al enfrentarse con su pareja, para afirmarse un valor. Algo muy importante que subraya el autor… “entre los animales el macho no destruye a su pareja o a los de su misma especie como lo hacemos los humanos. Hoy en día, nosotros mismos, los humanos, somos el animal más peligroso para nuestra especie; esto no tiene sentido, visto desde los procesos biológicos; sobre todo, comparado con los de otras especies”.
El tipo de violencia psicológico también es muy dañino. Por ejemplo, en una entrevista con una psiquiatra, ésta me comentó que una de sus pacientes de 45 años de edad no podía convencer a su esposo que le pagara la consulta del dentista. El marido era un industrial y millonario que le había asignado la generosa cantidad de 150 pesos semanales. Además, su esposa trabajaba para la compañía del marido sin percibir sueldo alguno, y era muy frecuente de que él la humillase en presencia de los demás empleados.
Eduardo Liendro, miembro del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias, escribe: “La mayoría de los hombres de México y Latinoamérica hemos aprendido a usar la violencia para enfrentar las diferencias y conflictos en la vida cotidiana, con graves consecuencias para las mujeres y nosotros mismos. Sin embargo, cuando los hombres ejercemos la violencia, no necesariamente lo percibimos como un acto impactante de abuso de poder y causa de dolor sino, muchas veces, como algo confuso y justificable para nuestras creencias de lo que significa ser un hombre, que también son las maneras como hemos aceptado valorarnos como personas. La experiencia de diez años de trabajo con hombres la da Antonio Ramírez, la riqueza para compartir herramientas que nos ayudan a comprender de dónde viene nuestra violencia y sobre todo, cómo podemos detenerla y cambiarla para construir relaciones más justas y placenteras”.
Un libro que no debe faltar en su biblioteca y de gran ayuda a psicólogos, psiquiatras, psicoterapeutas, investigadores, trabajadoras sociales, e incluso, a los propios hombres violentos que no son culpables de serlo, pero si responsables de sus acciones.
Algunos capítulos: Qué es la violencia intrafamiliar; Causas de la violencia intrafamiliar; Evolución de un acto de violencia en el hogar; Actitudes irresponsables; Admitir la responsabilidad; El proceso de cambio; La construcción de la equidad; Una nueva identidad; una nueva relación, entre otros.
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