Por: Héctor Medina Varalta
La ciudad histórica de Guanajuato y sus minas adyacentes fueron inscritas en las lista de Sitios del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por decisión del comité respectivo de este organismo en sesión celebrada en la ciudad de Brasilia en diciembre de 1988. se convirtió así en una de las primeras urbes históricas mexicanas en ingresar a este listado.
De acuerdo a Enrique Krauze, la ciudad de Guanajuato fue fundada por los españoles en la primera mitad del siglo XVI como parte del avance hacia el centro y norte de lo que hoy es México, la ciudad de humilde origen gambusino se convirtió dos siglos más tarde en el centro mundial de la extracción de plata. Las condiciones de su fundación y de su auge marcaron para siempre la arquitectura y el urbanismo guanajuatense: una ciudad laberíntica, muy distinta al trazado de damero habitual en las urbes coloniales planificadas, establecida en un terreno quebrado sólo explicable por la cercanía con las minas, ornado con bellísimos edificios que se cuentan entre los más valiosos ejemplares novohispanos de los siglos XVIII y XIX.
Experiencia de múltiples facetas
Observando su curiosa disposición, el historiador Lucas Alamán, oriundo de esta ciudad, la comparó acertadamente hacia 1849 con “un pliego de papel arrugado”. Poco más de un siglo después, el brillante historiador de arte Francisco de la Maza puntualizó que Alamán sólo había hablado de la forma, pero había olvidado el color: aquella “policromía que varía sin descansar, alegremente, desde el blanco alba hasta el rojo púrpura”. La ciudad de Guanajuato, capital del estado del mismo nombre y admirable por su invaluable patrimonio edificado, por su vida cultural, por su artesanía y su gastronomía, es además una población colmada de historia. Sus calles guardan aún el recuerdo de los primeros caudillos de la Guerra de Independencia: Hidalgo, Aldama, el Pípila, quienes protagonizaron aquí uno de los más sonados y sangrientos episodios de esta contienda: la toma de la Alhóndiga de Granaditas el 28 de septiembre de 1810. adentrarse en Guanajuato es vivir una experiencia de múltiples facetas, como corresponde a una de las ciudades más fascinantes de México.
Combinación de colores
Guanajuato es una ciudad policroma no sólo en la pintura de sus muros estucados, sino en la piedra de sus fachadas. Aunque la cantera más característica de la ciudad es verde, ligeramente jaspeada en rosa y marrón, lo cierto es que se pueden hallar en los edificios principales otras tan rosadas como las queretanas, o de color café, o con un ligero matiz violeta. El castaño, sin predominar, es el color ambiental de Guanajuato, y en él parece fundirse el resto. Con valor propio, el café asoma también en edificios tan señalados como la Alhóndiga de Granaditas, en los muros de piedra de sus calles subterráneas o en las cuidadas fachadas de la Basílica de Nuestra Señora de la Paz, el templo principal de esta ciudad que alguna vez fue el Antiguo Real de Minas
Marcos Achar Levy, Director General Corporativo Grupo Comex (colores estampados en estas fotografías), comenta: “Al presentar esta colección-que recorre las ciudades de Campeche, Guanajuato, México, Morelia, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Miguel de Allende, Tlacotalpan y Zacatecas-. Grupo Comes nos comprometemos a seguir contando las historias de nuestros colores para difundircon pasión un legado de auténtica mexicanidad que debemos resguardar a las generaciones futuras
de Santa Fe de Guanajuato.
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