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El médico familiar, ginecobstetra, psiquiatra,
psicólogo, trabajo social y nutricionista son los especialistas que
diagnostican y dan tratamiento oportuno.
En la mayoría de los casos la llegada de un hijo es sinónimo de alegría
para las familias; no obstante, después de la gestación hay mujeres que padecen
depresión postparto, una patología psicoafectiva que se manifiesta con
insomnio, irritabilidad, sensación de minusvalía, pérdida del apetito, de la
relación afectiva con familiares e incluso, en ocasiones, con el propio recién
nacido.
Carlos Broissin Álvarez, jefe de área de Atención Ginecológica en la
División de Atención Ginecobstétrica y Perinatal, de la Coordinación de Áreas
Médicas, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señaló que en mayor o
menor medida prácticamente todas las mujeres sufrirán algún nivel de depresión
después de la llegada del bebé –aunque en la mayoría es leve y termina en pocos
días–; por ello, un equipo multidisciplinario brinda tratamiento y diagnóstico
oportunos.
Destacó que al momento en que la mujer acude a las consultas de
seguimiento en el puerperio, si refiere síntomas como los ya mencionados, el médico
familiar o el ginecólogo pueden sospechar el diagnóstico de depresión postparto
mediante la historia clínica.
El especialista señaló que es frecuente que las mujeres con esta
patología hayan sufrido eventos que les provocaron depresión, antes o durante
el embarazo, como la pérdida de algún ser querido, maltrato de la pareja,
embarazo no deseado o planeado, antecedentes de otros eventos depresivos, abortos
previos, entre otros.
“Las madres esperan con anhelo el nacimiento de sus hijos; sin embargo, hay
cambios fisiológicos y sociales después del parto como la disminución de
hormonas (progesterona y estrógenos), la llegada de un recién nacido al hogar, alteraciones
en la imagen y restricción de la libertad, que generan estrés y, en ocasiones,
sentimientos de minusvalía, que provocan en la paciente rechazo, recelo o creer
que no son lo suficientemente aptas para el cuidado del bebé”, puntualizó.
Broissin Álvarez destacó que una vez diagnosticado el padecimiento en
los consultorios de Medicina Familiar o Ginecología, donde con mayor frecuencia
reciben a las mujeres con depresión postparto, los médicos otorgan método farmacológico
cuando se requiere, o bien, canalizan a otras áreas a las pacientes para
tratamiento.
Esto es, la intervención de especialistas en las áreas de Psicología y
Psiquiatría para encontrar y tratar las causas que originaron la depresión, con
sesiones en las que la participación de la pareja y/o la familia son
fundamentales para una rápida recuperación.
También el departamento de Nutrición se encargará de aquellas mujeres
que por la pérdida del apetito modificaron su régimen alimenticio y su estado
nutricional, y Trabajo Social podrá realizar los estudios familiares necesarios
para apoyar sus relaciones, al facilitar la programación de citas y reuniones.
El jefe de área de Atención Ginecológica advirtió que en caso de que la
mujer no acuda a recibir atención médica, cualesquiera que sean los motivos que
la llevan a la depresión, este padecimiento puede persistir durante años e
incluso llegar a pensamientos suicidas o causar daños a su hijo.
“Por otra parte, también el Seguro Social incide en los casos de
embarazos no deseados, mediante la capacitación a los adolescentes sobre el uso
y la importancia de los métodos anticonceptivos; de esta manera se toman
acciones preventivas que impiden caer en condiciones de depresión”, añadió.
Destacó que cuando un hombre inicia como padre es normal que sufra
cambios emocionales, especialmente si se trata de primerizos, toda vez que su estilo
de vida cambia radicalmente con la llegada de su bebé. “Hasta 17 por ciento de
ellos pueden padecerla y sus causas son variadas, como sentirse aislado por la
atención mayor de la madre al recién nacido, sensación de incapacidad para el
cuidado del bebé, el incumplimiento a exigencias sociales”.
A diferencia de la mujer, en que la causa principal puede ser hormonal,
en el varón la mayoría de veces es social, emocional o económica; sus
principales síntomas son alejamiento de la pareja, irritabilidad, intolerancia,
insomnio, tristeza y refugio en los amigos. Generalmente su duración es de 15
días pero, puede prolongarse hasta un año.
“Es muy importante señalar que el embarazo planeado y deseado con la
pareja es la primera forma de vivirlo en plenitud hasta el parto; por supuesto,
en el Seguro Social estamos comprometidos y deseamos que todas las mujeres
tengan un embarazo y parto feliz. Cuando las pacientes sientan estados
depresivos, pérdida del apetito o sentimientos de minusvalía, no duden en
acudir con su médico familiar, con el ginecoobstetra o la trabajadora social,
porque estamos preocupados por el bienestar de la mujer durante el embarazo, el
parto y el puerperio”, finalizó.
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