By: Renato Consuegra / *
México, D. F., a 31 de julio de 2012.-Hablar de democracia implica decir de la forma más perfecta, menos perjudicial
y más avanzada para tener una convivencia donde las mayorías marquen el rumbo
de quién, cómo y hasta cuándo debe gobernar; es decir, existe la posibilidad de
que otro grupo o partido político llegue al poder de manera institucionalizada.
Todo lo contrario es la dictadura donde el poder se concentra en torno a la
figura de una sola persona o grupo de personas y los beneficios son para los
cercanos al dictador o junta, generalmente militar; esta forma de gobierno en
su acepción clásica impide que la oposición acceda al poder de forma
institucionalizada, aunque en la época moderna ésta práctica quienes la ejercen
buscan las maneras de pintarla de democrática.
El político español Enrique Múgica Herzog, un miembro histórico del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE), afirma que “la democracia no es el silencio,
sino la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios
para resolverlos”.
Mirándolo así, en México están dados los dos supuestos que marca la democracia.
Existe libertad para expresar los problemas y medios para resolverlos. Esta
forma democrática se ha visto privilegiada desde 1988, cuando finalmente el PRI
perdió el poder omnímodo que ejercía, la dictadura perfecta que señaló Mario
Vargas Llosa.
Que debieran ser mejores y con mayor equilibrio las formas democráticas de
nuestro país, cierto. Sin embargo, la sociedad no tiene por qué pagar la falta
de equilibrio que los propios partidos no quieren resolver y, por el contrario,
no sólo la omiten, sino que la promueven para, en el caso de llegar al poder,
beneficiarse de ella.
Entonces, la falta de equilibrios es una carencia que debemos imputar única y
exclusivamente a los partidos políticos de la oposición, quienes poco o nada
hicieron con la representación que las minorías les otorgaron en los congresos
estatales y federal.
Por este motivo, resulta fastidioso que hoy no sólo el PRD y su líder Andrés
Manuel López Obrador, sino todavía más el PAN y su presidente Gustavo Madero,
pretendan descalificar una elección que ellos mismos no supieron o no quisieron
cuidar.
Y este cuidado no se trata sólo del día de la elección, mucho menos del periodo
electoral que incluye preparación de la elección, campañas y votación, sino
todo el armado de la elección desde años previos.
Pero resulta que todos los partidos políticos estuvieron más ocupados en cómo
hacer trampa que en armar una estructura legal y política para evitarlas.
Comenzaron desde el momento en que sometieron a la picota al anterior
presidente del IFE y se dedicaron a tratar de hacer llegar a personas afines
quienes los representaran. Y de ahí, p’al real.
Si los partidos políticos tienen una representación popular que
encarnizadamente buscan en cada proceso electoral, deben rendirnos cuentas de
lo que hicieron con nuestro voto. Y por la forma cómo ocurrió la elección del
pasado 1º de julio, son los partidos los que le han quedado a deber a los
ciudadanos porque, en todo caso, ellos no supieron cuidar el sentido de nuestro
voto.
Es muy fácil para ellos culpar a los ciudadanos, porque finalmente eso es lo
que realizan, acusan al pobre de haber vendido el voto, cuando fueron ellos
quienes no supieron o no quisieron hacer las reglas para que esto no se diera.
Como depositarios de la mayoría del voto ciudadano, hoy los priístas tendrían
la gran encomienda de generar un país todavía más democrático, pero como tienen
el poder, como todos, su inclinación será la de volver a aceitar las formas
para mantenerlo de cualquier forma dentro de los cauces democráticos.
Entonces, es la oposición, PAN, PRD, PT, PANAL y Movimiento Ciudadano, que
juntos pueden formar una verdadera oposición, los moralmente comprometidos para
generar el cambio en la estructura electoral.
Si no presionan para generar tales cambios, que no sigan culpando a la sociedad
de que vendió el voto ni al partido en el poder que lo compró.
Twitter: @renatoconsuegra
Facebook: renatoconsuegra
(*) Renato Consuegra es
periodista, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y director de
Difunet y Campus México. Esta columna es publicada en el sitiohttp://www.ricardoaleman.com. mx/index.php/plumas-invitadas/ renato-consuegra
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