· Hugo Lara y Elisa
Lozano presentan el libro Luces, cámara, acción:
Cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011
· También se contará
con la participación de Rafael Aviña, Toni Kuhn, José Luis Ortega y Serguéi Saldívar
Después de una labor de investigación
que se extendió por 18 meses y en la que revisaron más de 3 mil 200 fotografías
de acervos públicos y privados, se presentará el libro Luces, cámara, acción: Cinefotógrafos del cine mexicano
1931-2011, de Elisa Lozano y Hugo Lara, editado por el Instituto Mexicano de
Cinematografía, la Cineteca Nacional y el Festival du Film d´Amiens.
La decisión para hacer una revisión
monográfica e histórica sobre los cinefotógrafos se debió a la inexistencia de
una publicación que abordara la labor de estos profesionales de una manera
global, desde el establecimiento del cine sonoro hasta la época actual “existen
varios libros sobre Gabriel Figueroa pero en México ha habido, sólo de
largometrajes de ficción, más de 600 fotógrafos entre los que se encuentran
figuras importantes como Jorge Stahl, Alex Phillips y Rosalío Solano o Rodrigo
Prieto, Gabriel Beristáin, Emmanuel Lubezki y Guillermo Navarro, por mencionar
a algunos”, señaló Hugo Lara.
Elisa Lozano, quien se abocó al
periodo comprendido entre 1931 y los años 70 resaltó los momentos claves de esa
etapa: “se pasa de un cine casi artesanal en el que todos ayudaban en todas
labores, pero es en el 31, cuando llega Alex Phillips de Hollywood, donde
estaba muy establecido el cine de estrellas y el papel que cada uno ocupaba en
una producción, se empieza a organizar la industria en México…”
“En los 30’s, los fotógrafos se
nutren de fuentes pictóricas como el muralismo, de la fotografía fija y del
cine expresionista alemán y el de Hollywood, en esa década se hacen cosas muy
vanguardistas, Eisenstein acababa de irse del país y estaba muy fresca la
llegada de Tina Modotti; en los 40’s llega la etapa de esplendor con una mayor
producción de películas, la construcción de los Estudios Churubusco, el
establecimiento de unstar system; más adelante, la
llegada del color al cine supone un reto estético y técnico para los
cinefotógrafos”.
Sobre el periodo que le tocó
investigar, Lara Chávez destacó a los relevos generacionales que se dan hacia
fines de los años 60 culminan en los 80: “en ese entonces había una política de
cerrazón en los gremios fílmicos, sólo se permitía el ascenso por escalafón,
muchos cineastas y fotógrafos de vanguardia como Rafael Corkidi y Rubén Gámez
se enfrentaron a esta situación, o como les pasó a Arturo de la Rosa y a Ángel
Goded que se incorporaron tardíamente a la realización de largometrajes de
ficción; después, a causa del envejecimiento de los miembros de los sindicatos,
pudo llegar la nueva generación que transformó a la industria, la renovación
fue inevitable. Ahora nos encontramos en medi o de la transición digital que
está marcando un cambio en el cine a nivel mundial”.
El investigador indicó que para
desarrollar Luces, cámara, acción, acudieron a los
archivos fotográficos del Imcine, la Cineteca Nacional, la Filmoteca de la
UNAM, Cinemas Lumiere y a las colecciones del productor Roberto Fiesco y de los
fotógrafos de fijas Eniac Martínez, Federico García y Alberto Vázquez, entre
otros: “hay varias imágenes inéditas de películas como Mecánica nacional, Fe, esperanza y caridad, Amores perrosy Chicogrande”.
El también periodista subrayó que fue
difícil condensar la historia de la cinefotografía en México ya que ésta “es
tan diversa como el mismo cine nacional” y agregó que alguno de los temas sobre
los que reflexiona el libro son la globalización, el impacto de otros medios
como la televisión y la internet en el trabajo de los fotógrafos y la presencia
de una tradición y un estilo en los profesionales de la lente: “la mayoría dice
que no porque ellos se acoplan a las necesidades de la historia y de su director
pero hay ciertos aspectos que unen las obras de fotógrafo como el uso que
Lubezki hacía, a principios de los 90, de la luz suave”, detalló Lara sobre el
último punto.
Acerca del reconocimiento que México
hace de los cinefotógrafos, el autor mencionó: “es mucho menor que el que se le
brinda a los directores y actores pero aún así, su trabajo es muy apreciado y
eso se demuestra en el hecho de que en las escuelas de cine la segunda opción
de especialización es la fotografía. Además, ha habido nombres que, a partir de
la internacionalización y la obtención de premios en el extranjero, le han dado
mayor lustre al gremio”.
Y sobre el papel que han jugado las
mujeres en la cinefotografía, Elisa Lozano apuntó: “para ellas era casi
imposible ascender en el escalafón sindical, por eso su incursión en forma se
da en los 80 con Laura Ferlos, quien hacía las películas de Lola La Trailera, luego llegó Celiana Cárdenas y más
adelante han surgido otros nombres como los de María Secco, Érika Licea y
Dariela Ludlow”.
Sin embargo, aclaró Lozano, hay
antecedentes desde la década de los 10 del siglo pasado con las hermanas Elhers
y Elena Sánchez Valenzuela, quien fue la primera protagonista del clásicoSanta, hizo cortometrajes para la Secretaría
de Educación Pública y fundó la primera cineteca en México.
La investigadora subrayó que Luces, cámara, acción es un primer esfuerzo que traza
líneas para futuras investigaciones: “cada uno de los cinefotógrafos debería
tener su propio estudio; a mi me gustaría adentrarme en la obra de Alex
Phillips y Alex Phillips Jr.; en la de Antonio Reynoso que fue maestro de
Rafael Corkidi, quien a su vez, se revela como una gran personalidad de la
experimentación; en la de Víctor Herrera que hizo La barraca de Gavaldón, en la
de Ignacio López…”
Y agregó: “queremos hacer otro libro
en el que incluyamos a Francisco Bojorquez, a Carlos Hidalgo, a Álvaro
Garcés Colín, que en la década de los 60 fotografió películas de luchadores, de
ciencia ficción, además de Los Caifanes; a él lo
localizamos hasta que ya estaba el libro pero es una figura fundamental”.
De las anécdotas que rescata del
desarrollo de la publicación, Elisa Lozano relató: “Rodrigo Prieto recuerda de
manera entrañable cómo de chico hacía figuras de plastilina con su hermano, las
filmaba, las tallaba con negativo; Rafael Corkidi fundó, con recursos propios,
una escuela de cine para niños en situación de calles; Martín Boege nos contó
que desde chico le ayudaba a filmar imágenes a su papá que era antropólogo, eso
le dio una sensibilidad especial para filmar imágenes que captan los problemas
sociales del país; o Alexis Zabé que tiene una filosofía de vida y de
integración con la naturaleza que traslada a su cine”.
Finalmente, Hugo Lara dijo que Luces, cámara, acción cuenta con 22 entrevistas -una de
ellas inédita de Nelson Carro a Gabriel Figueroa- a diversos cinefotógrafos,
además de un par de textos, uno escrito por el director del CCC Henner Hofmann,
sobre la enseñanza de ésta disciplina en los centros de estudio, y otro firmado
por Jean Pierre García, director del Festival de Amiens, acerca de la
influencia de los artistas extranjeros en los fotógrafos mexicanos.
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