- Detección temprana y atención oportuna
garantizan remisión completa de la enfermedad.
- Puede desarrollarse a cualquier edad y en
cualquier parte del cuerpo pues los linfocitos son parte de la sangre.
La aparición de pequeñas bolitas en cuello, axilas o ingles, tener
fiebre, sudoración excesiva y pérdida de cuatro a cinco kilos de peso por mes,
representan signos de alerta que demandan la atención especializada urgente, para
descartar que se trate de un linfoma u otra tumoración maligna.
Dichos síntomas son característicos del linfoma, enfermedad provocada
por la degeneración anormal de las células linfoides, derivada de células
(linfocitos) T o B, explicó María de Jesús Nambo Lucio, jefa del Servicio de
Hematología y Trasplante de Médula Ósea del Hospital de Oncología, del Centro
Médico Nacional (CMN) Siglo XXI.
Añadió que los linfomas pueden desarrollarse a cualquier edad y en
cualquier parte del cuerpo, ya que los linfocitos son parte de la sangre y ésta
circula por todo el organismo, por lo que hay linfomas de conjuntiva, de globo
ocular, de paladar, óseos, gástricos, de mama y otros.
La especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social destacó que los
linfomas no pueden prevenirse, pero el diagnóstico y detección temprana de
éstos hace la diferencia para su tratamiento oportuno y, en consecuencia,
brindar mejor calidad de vida al paciente.
De confirmarse la enfermedad, puntualizó, los derechohabientes del
Seguro Social reciben quimioterapia, con la que se logra remisión completa más
rápido y por muchos años, por lo que el paciente se puede reincorporar a su
vida laboral; para quienes reincide la enfermedad, en el Hospital de Oncología
se cuenta con trasplante autólogo o alogénico de médula ósea.
Abundó que como en todos los cánceres, el linfoma no duele sino que
empieza a crecer como cualquier inflamación aguda; por ejemplo, cuando alguien se
enferma de la garganta u oído por infección viral o bacteriana, se abultan los
ganglios del cuello, las amígdalas crecen y duele esa zona.
Otro síntoma que pueden tener los pacientes, indicó, es el crecimiento
anormal de cualquier cadena ganglionar --cuello, axila, ingle, abdomen--; o bien,
un tumor pequeño sin dolor y que no mejore con tratamiento, es obligatorio
realizar una biopsia y determinar si se trata de linfoma u otra enfermedad provocada
por desorden celular.
Nambo Lucio señaló que el diagnóstico se hace principalmente por los
síntomas, porque la gente acude a consulta ante un crecimiento anormal del cuello,
de paratiroides o de axila; por sospecha clínica o por las características del
ganglio (cuando se toca no duele, tiene consistencia ahulada).
Precisó que la primera causa de adenopatía aumentada (crecimiento
glandular) son las infecciones virales o bacterianas, la diferencia es que no
duelen. Cuando un ganglio no se desinflama en tres meses o crece rápido en
menos de un mes, se debe hacer el diagnóstico a la brevedad, alertó.
Dijo que de acuerdo con la clasificación de la Organización Mundial de
la Salud, los linfomas de bajo grado son aquellos que son foliculares; seguidos
por los difusos de células grandes --la mayoría-- y los muy agresivos: el
linfoblástico o linfoma de Burkin, aquellos parecidos a las leucemias.
La jefa del Servicio de Hematología y Trasplante de Médula Ósea del
Hospital de Oncología del CMN Siglo XXI indicó que el cuadro clínico es
aparatoso, pues en menos de cuatro semanas de evolución el paciente tiene
infiltración a la médula ósea, anemia, leucopenia, trombocitopenia; es una
enfermedad que no pasa desapercibida, es una urgencia y se tiene que iniciar el
tratamiento de inmediato.
Reiteró que el linfoma en etapas tempranas es muy controlable, casi
curable, por lo que invitó a tener educación para la salud, tocar cuello,
axilas, mamas, ingles y si se nota algo diferente, acudir al médico para
revisión minuciosa, hacer estudios complementarios y realizar la biopsia.
La hematóloga del Seguro Social recordó que donar sangre es la mejor
opción para hacerse la revisión más importante de la vida, porque en automático
se hace toda la serología para identificar VIH, hepatitis, citomegalovirus y
enfermedad de Chagas, además de examen clínico, médico y biometría hemática.
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