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El disco Somos el instrumento de Dios: La música y la muerte en el Valle de
Oaxaca, se presentará el miércoles 31 de octubre a las 19:00 horas.
- La marcha, el jarabe, la polka, la canción
ranchera y marchas fúnebres, acompañan celebraciones en las que la música y la
muerte se dan la mano.
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El sonido trae al presente, el pasado mítico y
la vida festivo-ritual de los pueblos.
Como
resultado de nueve años de investigación, notas y grabaciones de campo, el
disco Somos el instrumento de Dios: La música y la muerte en el Valle de
Oaxaca recupera un pasado y prácticas que, hasta hace pocos años, tenían un
uso y una función dentro de la vida festivo-ritual en los pueblos del Valle de
Oaxaca.
Dicho
material será presentado por Edgar Serralde Mayer y Gonzalo Sánchez Santiago,
el miércoles 31 de octubre a las 19:00 horas, en la Fonoteca Nacional, e
ingresará al acervo sonoro de dicha institución del Conaculta.
En
compañía del etnomusicólogo Sergio Navarrete Pellicer, los músicos y artífices
del disco hablarán del fenómeno de la muerte no sólo en el Día de los fieles
difuntos sino en otras celebraciones como el carnaval y en rituales mágicos de
oposición a la muerte.
Edgar
Serralde y Gonzalo Sánchez destacarán el trabajo de registro de expresiones
poco conocidas o que han caído en desuso como El rosario cantando,
interpretaciones con rasgos del tiempo de la Colonia, a cargo de jóvenes
apóstoles; o la Décima de angelito, fandango realizado al fallecer un
niño para festejar a las almas puras.
En el
disco Somos el instrumento de Dios: La música y la muerte en el Valle de
Oaxaca se podrán escuchar géneros musicales como la marcha, el jarabe, la
polka, la canción ranchera y marchas fúnebres, que hablan del sentido de
diversas celebraciones, en el calendario, en las que la música y la muerte se
dan la mano.
De
acuerdo con Edgar Serralde: “En Oaxaca el Día de Todos Santos es una fiesta en
la que el sonido y la música difícilmente quedan excluidos […] testimonio de
esto son los puestos de discos compactos ubicados en los tianguis y fuera de
los panteones. Su objetivo es proveer a los familiares del difunto la música
que a éste en vida agradaba y rememorar con ella su presencia en el seno
familiar.
“Otro
punto que corrobora la necesidad de la música en estas fechas, es el número
considerable de músicos ambulantes que recorren los panteones ofertando sus
servicios, a fin de que los dolientes puedan cumplir con el compromiso de
llevar las melodías que en vida deleitaban al familiar”.
En pocos
años —explica Serralde Mayer—, los cambios culturales, sociales, políticos y
económicos han modificado esas prácticas. En la actualidad, sólo quedan en la
memoria colectiva de los abuelos. Sin embargo, al ponerlos en un disco, se
fomenta la escucha y es posible hacer lo imposible: traer al presente ese
pasado mítico que nos habla de otro tiempo, de otro mundo, de otra realidad y
otra escucha, en el que la música se vuelve el medio de comunicación factible
entre lo divino y lo terrenal, entre lo sacro y lo profano.
El disco Somos
el instrumento de Dios: La música y la muerte en el Valle de Oaxaca está
integrado por 25 ejemplos que hablan de las prácticas sonoro-musicales de las
comunidades de Santa Catarina Minas y San Antonino Castillo Velasco, Ocotlán;
San Bartolo, Coyotepec; San Luis Amatlán, Miahuatlán; San Sebastián, Etla;
Cuilapan de Guerrero; Santa Cruz Xoxocotlán; Santa María Atzompa y la Ciudad de
Oaxaca de Juárez.
La Fonoteca Nacional se
ubica en la calle Francisco Sosa No. 383, Col. Barrio de Santa Catarina en
Coyoacán. A dos cuadras de la estación del metro Viveros.
Informes al teléfono 41 55 10 07. En la página
web www.fonotecanacional.gob.mx o en la dirección
electrónica informesfonoteca@conaculta.gob.mx
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