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Por: Héctor Medina Varalta
El trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.) es un trastorno perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad (como la agorafobia, la fobia social, etc.) Considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no respondía al tratamiento, actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 3% de la población-y un 50% de ellos padecen algún tipo de depresión-, es decir, a más de 100 millones de personas en el mundo. El descubrimiento de que algunos fármacos son eficaces en el tratamiento del T.O.C. ha cambiado el punto de vista que se tenía de esta enfermedad. Hoy no sólo existen terapias eficaces sino que también hay una gran actividad investigadora sobre las causas que producen esta enfermedad y una búsqueda de nuevos tratamientos.
De acuerdo a la Psiquiatra Noemí Juárez Moreno, una persona con T.O.C. se da cuenta de que tiene un problema. Normalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales.
Enfermedad discapacitante
Los síntomas y la importancia que implica el T.O.C. pueden presentarse a cualquier edad, teniendo una mayor prevalesencia desde la adolescencia[1] pudiendo producir una importante discapacidad: la OMS lo incluye entre las 20 primeras enfermedades discapacitantes con una prevalencia del 0,8% en los adultos y del 0,25% en niños y adolescentes, y entre las 5 enfermedades psiquiátricas más comunes.[] “Las personas que padecen T.O.C.-complementa la atractiva psiquiatra-no son enfermos mentales, y deben ser tratados con la mayor ética profesional. El T.O.C. se caracteriza por varias manifestaciones, por ejemplo, los pacientes pueden presentar pensamientos, sentimientos o imágenes obsesivas que describen como intrusas, que son recurrentes e involuntarias, de tal forma que causa muchísima ansiedad. Por lo tanto, el paciente busca quitarse la ansiedad haciendo rituales y conclusiones. Es decir, revisa acciones que le aminoran esos pensamientos o imágenes repetitivas”.
Fuera de lo normal 
Existen varios tipos de T.O.C. Dentro de estos, existe como categoría en la que los pacientes tienen rituales de limpieza; por lo tanto los pensamientos obsesivos tienen que ver con la contaminación: en todas las cosas que tocan, y si se limpian creen que a los pocos segundos los objetos ya están sucios y contaminados. La conclusión vendría a ser la acción de limpiar constantemente para que disminuya la ansiedad.
Haciendo un breve paréntesis, hace algunos años una persona con T.O.C. en Estados Unidos, se introducía a las casas de sus vecinos a realizar el aseo, dejando impecablemente limpios la ropa, trastes, pisos y camas. Cuando lo capturó la policía, obviamente nadie levantó ningún cargo. Al respecto, la guapa psiquiatra comenta: “Este es un gran problema porque esta persona ya estaba haciendo cosas fuera de lo normal”.
Se presenta a temprana edad
Anteriormente, allá por los años 80 se pensaba que alguien que padecía este trastorno tenía un pronóstico muy pobre. Entonces, a la familia se le tenía que enseñar a tener que lidiar con el paciente todo el día. Sin embargo, con el paso del tiempo se han realizado varios estudios tanto neurobiológicos, de imagen, estudios de sangre, entre otros, donde se ha encontrado que existen ciertas zonas cerebrales que no están funcionando bien, pero hay medicamentos que regulan la bioquímica cerebral y, por lo tanto, se puede aminorar y controlar por mucho los síntomas, ya sea con antidepresivos, de algunos tipos en particular o con terapia también.
De acuerdo a la Dra. Juárez, la etapa en que más se presenta el TOC es en la década de los años 20; es una proporción igual en el hombre y la mujer. Juárez sugiere que hay que trabajar también con los familiares del paciente para que no se desesperen al ver las actitudes compulsivas del enfermo: lavarse las manos consecutivamente, arreglar las cosas todo el tiempo, limpiar una y otra vez el baño o los lugares de la casa donde más frecuenta y así el paciente no se angustie, porque a mayor ansiedad aumenta la angustia. Sin embargo, los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina y los anteriores a estos, los triciclicos ayudan mucho. Los antidepresivos empiezan a hacer efecto hasta unas cuatro semanas de su ingesta.
Rituales
Los pacientes invierten demasiado tiempo en pensamiento y energía física en hacer sus rituales. Por ejemplo, se tienen que lavar las manos constantemente y si tienen alguna entrevista importante, el paciente tiene que realizar cierto número de lavadas o talladas antes de poder salir a su compromiso, pues prefiere lavarse las manos una y otra vez antes de poder atender su compromiso. Por esta razón, llegan a perder trabajos, problemas con su pareja, problemas con los hijos. Los pacientes saben que sus pensamientos son irracionales, pero no los pueden evitar y sólo descansan de ellos cuando están dormidos.
La psiquiatra refiere que uno de sus pacientes tenía el hábito de estacionar su coche cada diez kilómetros para revisarlo. No importa el lugar donde estuviera, pues era indispensable utilizar un aparato para medir el aire de las llantas, sea en una avenida o en carretera.
Testimonio
La Dra. Juárez refiere que tenía una paciente que padecía este trastorno, en el cual el pensamiento obsesivo era que le fueran a robar a sus hijos. La conducta que ella hiso para disminuir la ansiedad fue tenerlos encerrados en su casa, los niños dejaron de asistir a la escuela, entre otras obligaciones. “Sin embargo-concluye con una amplia sonrisa-, a base de la terapia y de los medicamentos, poco a poco empezó a llevarlos a clase, pero tenía que encargárselos a la maestra y sólo se marchaba cuando ellos entraban a su salón. En la actualidad, esta paciente está más controlada, pues ya los deja salir a la calle”.
26/8/10
El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
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