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Puede tener su origen en desórdenes de la
conducta o metabólicos, pero también en cambios en las señales del cerebro.
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Mejorar hábitos de alimentación y realizar
ejercicio de manera cotidiana ayudan a controlar el apetito.
Tener hambre es un deseo normal del hombre, pero cuando éste
se incrementa o está fuera de control y come a cualquier hora, incluso después
de haberlo hecho adecuadamente, se está ante un problema de polifagia, advierte
especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
Fernando Laredo Sánchez, médico internista del Hospital de
Especialidades del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, especificó que se
trata de un apetito que excede los requerimientos de la persona, lo que
necesariamente lo conducirá a problemas de sobrepeso u obesidad.
La polifagia, explicó, también llamada hiperfagia, está
relacionada con trastornos psicológicos y alteraciones de tipo hormonal o
metabólico. Este aumento anormal de la necesidad de comer puede tener su origen
en la ansiedad, el hipertiroidismo, la hipoglucemia,
la ingesta de fármacos, el síndrome premenstrual y la diabetes mellitus,
entro otros.
Sin embargo, hay muchos casos en que el aumento del apetito puede tener su origen en hábitos
inapropiados, como acostumbrarse a obtener placer a través de la comida. Este
apetito desmedido puede aparecer y desaparecer (intermitente) o perdurar
durante períodos prolongados, destacó.
El internista Laredo Sánchez señaló que estudios recientes
demuestran que una dieta con alta ingestión de grasas y azúcares está
relacionada con cambios en los sistemas de regulación cerebrales, que
incrementan el deseo de comer, causando un efecto de adicción.
Los cambios en las señales cerebrales, abundó, propicia que
no se consuman alimentos para nutrirse, sino para obtener, de manera constante,
sensaciones de placer y bienestar ya que, por ejemplo, altas cantidades de
azúcares causan euforia.
Las modificaciones tienen lugar en dos núcleos del
hipotálamo, región de regulación que se localiza en la parte inferior del
cerebro. Uno es para medir la saciedad, que no se siga comiendo cuando ya no se
necesita y, el otro, propiamente el del hambre o necesidad de comer.
La investigación ha demostrado que una dieta muy alta en
grasas y azúcares disminuye la actividad del núcleo de la saciedad e incrementa
el hambre.
El internista del Hospital de especialidades del CMN Siglo
XXI subrayó que las posibles causas de la polifagia o hiperfagia deben de ser
estudiadas sólo por un médico, quien está facultado para prescribir el
tratamiento adecuado y nunca debe recurrirse a dietas no indicadas por un
profesional de la salud.
La polifagia no distingue edad ni sexo, cualquier persona
puede desarrollarla dado que el ser humano, continuó Fernando Laredo Sánchez,
“tiende a considerar la comida como una especie de gasolina que no influye en
el cuerpo”, pero la composición de lo que comemos lleva a cambios cerebrales
que pueden terminar en conductas dañinas.
El especialista del IMSS destacó la importancia de realizar
mejoras a la dieta diaria como incrementar el consumo de verduras y frutas,
disminuir el de grasas de origen animal y azúcares simples, así como beber agua
simple y realizar ejercicio de manera cotidiana para mantener el equilibrio
corporal.
Si no se regulan los hábitos alimenticios y se come lo que
se quiera y cuanto se quiera, aparecerán los problemas de sobrepeso y obesidad
con sus graves consecuencias como los daños cardiovasculares y diabetes, entre
otros.
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