Guadalajara, Jalisco. En el marco del evento anual
de la Feria Internacional del Libro (FIL) 2012, debo de confesar que mientras
hacía antesala en la Editorial Planeta para entrevistar a la atractiva Patricia
Plaza, autora de PERVERSO, al leer un capítulo tuve una tremenda erección por
la fina agilidad de su pluma. Incluso, le confesé que si en ese momento me
hubiera llamado para entrevistarla, hubiese inclinado mi cabeza hacia adelante
y mi cintura hacia atrás para disimular la erguides de mi miembro viril, quien
ya tenía tintes de estar lubricado, listo para penetrar en todas las posiciones
posibles a Piropo, la protagonista principal de su novela.Momentos después, al
estar a su lado, me di cuenta que toda ella,emana sensualidad, erotismo,
lujuria y perversidad.
El título del libro, más que perverso es
transgresor. La palabra perverso, muchas personas lo relacionan con algo
negativo, sucio, o algo definitivamente prohibido, pero es un texto del que
nadie se debe de avergonzar, pues sería avergonzarse de todas las cosas que nos
hacen sentir humanos, ya queel deseo es humano y el gozar también es de
humanos.
Piropo, una joven redactora quien vive en Estados
Unidos, y Federico Sánchez Mondragón, un famoso escritor y presentador de
televisión en España quien le dobla la edad, comienzan un ardiente e ingenioso
coqueteo epistolar, y que poco a poco la correspondencia se va poniendo
caliente, caliente y va subiendo de tono: dos años más tarde deciden
encontrarse en Madrid, donde descubren que todo cuanto se han dicho por carta
merece ser desnudado y saboreado, y que ellos y los personajes virtuales que
han creado en esa adictiva correspondencia son lo mismo: el anverso y reverso
de sus deseos más perversos. Cómplices y aliados en un juego seductor y a la
vez peligroso, deciden firmar con tinta blanca un pacto secreto que los lleva a
Bali, donde finalmente se transmutan en Anais y Henry, una pareja que revela al
lector los secretos más inquietantes de su intimidad hasta descubrirse
vulnerables, pero sobre todo, libres.
“Yo sí creo en el amor-refiere con una sonrisa muy
contagiosa-, en el cariño, en el expresar; la vida es muy corta, yo estuve al
borde de la muerte una vez y este libro me liberó de muchas cosas como los
miedos y de atreverme a dar un abrazo cariñoso (como el que me dio y me besó en
ambas mejillas como si nos conociéramos de mucho tiempo) y sentir tu energía en
muy buena honda y compartir un momento agradable, ¿qué hay de malo expresarlo?
Creo mucho en tocar, pues es una parte de una colección: somos todo piel, toda
energía; eso se siente y se puede pasar de uno a otro, y eso abre muchas
puertas que no se esperaban.”
Lectura erótica-estimulante
“Es muy fácil escribir en Internet-añade
Patricia-con undelicioso matizde sensualidad, por está razón cuando Piropo y
Federico llegan a Bali, deciden quitarse y ponerse otras máscaras y recurren a
Anais y Henry, dos grandes de la literatura erótica contemporánea, y entonces
Piropo se convierte en Henry, y éste en Anais. A partir de ahí exploran todos los
tabúes, esos rincones escondidos, todos esos lugares, que a veces nadie quiere
explorar, y lo dicen, lo cuentan y lo hacen todo. A través del libro exploro la
muerte, la pena de muerte, la vejez, una serie de cosas que quiero que a
cualquier persona de cualquier edad, en algún momento haya tenido que encarar
estos temas, se identifique. También comparo mucho la cultura americana con la
española; y ahí sí que parto de una forma muy personal, soy española, voy a
Estados Unidos y, cómo la protagonista en ese sentido me siento muy compenetrada
con ella porque sí tuve que redescubrir a mi propio país después de mucho
tiempo.
“Si alguien lee mi libro en la FIL y tiene una
erección (como al que escribe estas líneas), me parece muy de humanos. Espero
que esto ocurra, si no ocurre, mi libro no cumplió su cometido. La cosa es que
las personas se liberen al leerlo, se abran de piernas, y de mente, ya que la
libertad se siente, se piensa, y se hace.” También la escritora brinda un
tributo a Henry Miller, que le encanta y a Sigmund Freud, donde cada vez que se
viola un tabú sucede algo estimulante y sucede un cambio, y cuando hay un
cambio hay creación. “Considero que al escribir este libro violé muchos tabúes
y salió un perverso:el libro.”
La petitemort
El libro es muy visual, por lo tanto, a la escritora
le encanta que lo pueda leer una pareja, o si ya lo es que contribuya a hacerla
más excitante. Según la hermosa escritora, “el libro requiere más que
escritores, a nudistas, a gente que requiera a abrirse más de piernas, de
mentes y explorar todas esas cosas que nos dan miedo; escribirlo representa
para mí, explorar esos mismos lugares. De hecho, explorar hasta la psicología
masculina porque al escribir tengo que escribir como un hombre, y la verdad, es
que yo pienso que todos tenemos dentro de uno mismo un lado masculino uno
femenino.”
En una de sus páginas, Patricia Plaza,escribe que
Piropo muere en el acto sexual y resucita en un orgasmo, es decir, alcanza el
orgasmo pierde la consciencia durante unos segundos. Es lo que se conoce como
petitemort o pequeña muerte. “Yo pienso que eso se lleva a muchas cosas en la
vida: a veces también puedes morir y renacer en una mirada o en una sonrisa.”
Por otra parte, Patricia Plaza comenta que su libro
no está basado en su trabajo (FBI), es ficción (hasta cierto punto), es un
libro que a ella le da esperanza de que la gente, de cualquier edad, se abra, y
que esté dispuesto a emprender este viaje con los protagonistas y a liberarse.
En este libro, Patricia escribe de muchas cosas: las nalgas, ir al baño, de
muchas sucesos que forman la vida, que todos la compartimos porque todos los
seres humanos somos iguales, pero que a mucha gente le da miedo contar, y las
escribe con un poco de humor para que el lector no se espante, pero a la vez,
con mucha honestidad. Por ejemplo, en México la palabra culo no es nada
aceptada, sin embargo, en España es muy común: allá al coche le das de culo,
aquí decimos échate para atrás.
Dulce sabor ha prohibido
Patricia Plaza, confiesa que es voyerista o una mirona,
siempre ve la vida como si fuera un ojo de buey, siempre ve una puerta mirando,
y piensa que el libro es eso, quienes decidan abrir estas páginas se van a
convertir en voyeristas o mirones de lo que les sucede a los protagonistas, y
mirones de sí mismos porque van a decir “esto me encantaría hacerlo”, y van a
plantear a su pareja, y planteárselo es ser libre, además, se van a identificar
con los personajes; hay gente que ni siquiera se atreve a plantearse nada,
porque quizá, para ella es muy fuerte, muy retadora o muy provocadora. “Quiero
encender los buenos y malos sentidos-subraya Patricia-y encenderte no solamente
a nivel de excitar físicamente sino
también mentalmente; y en el sexo, que el lector se diga ‘por qué no. esto no
me lo había planteado, pero se me está antojando.’ “Si las mujeres nos
fijáramos más en lo que les gusta a los hombres, nos volveríamos más perversas
y mejores amantes, es decir, no estoy inventando la pólvora, esto es lo que yo
veo cuando un hombre goza. Entonces, por un momento, tengo que ponerme en la
piel de ese hombre o ponerme en mi propia piel y decirme: ‘esto es lo que yo
veo desde mi punto de vista, si yo soy un hombre: esto es o que me gusta y es
lo que le gusta a todos los hombres, con variaciones por aquí y por allá.’Algunas
personas le han dicho que han leído el libro cosas que se le han antojado, pero
sus respectivas parejas no quieren. El chiste de esto está en la complicidad.
“Obsequiar esta Navidad-puntualiza-, PERVERSO, es
un preludio de un acto sexual lleno de erotismo y orgasmos navideños y
posnavideños.”
Perversamente dedicado a
Patricia Plaza
A propósito de literatura epistolar, el libro
PERVERSO, me recuerda a una carta llena de erotismo, que escribió Miguel
Delibes, y a quien dedico a Patricia Plaza, la mujer más sensual, erótica y
deliciosamente perversa que he conocido: Patricia Plaza, a quien quiero verla
de nuevo y disfrutar de su amena plática.
“Tu imagen me persigue las veinticuatro horas del
día. Me levanto con tu fotografía entre los dedos y me duermo (es un decir)
contemplándola. Ahora me obsesionan las zonas difusas de tu cuerpo: el hoyuelo
donde tu garganta concluye, las axilas, el tibio triángulo que divide tus
pechos. A veces te acaricio con los ojos con tal insistencia que llego a
percibir una sensación táctil. Entonces se hacen notorios los más
insignificantes accidentes de tu piel: los poros, el breve y brillante vello
rubio, partículas infinitesimales de salitre. A la noche, claro está, me
asaltan suelos libidinosos. ¡Ese tirante mínimo que rodea tu cuello! Anoche en
mi duermevela, lo desataba morosa y amorosamente en un juego erótico elemental.
¡Qué turbación, mi amor! ¿Es posible, criatura, que uno pueda despertar al
erotismo a los 65 años? ¿Qué extraño bebedizo me has dado para encender en mi
pecho estos deseos adolescentes?”
Por: Héctor Medina Varalta
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